Antes de cualquier proceso electoral, las empresas especializadas realizan sondeos para determinar cuál es la intención de voto de los ciudadanos. Para ello se basan en las opiniones que recogen los encuestadores.
En cierta ocasión un encuestador se acercó a Boris Pérez y le preguntó sobre su intención de voto. Boris respondió que esa pregunta encerraba a su vez dos cuestiones: por un lado si tenía intención de votar o no, y por otro a qué partido tenía intención de dar su voto.
Sobre la primera cuestión Boris dijo que sí, que tenía intención de votar. Pero también añadió que si ese domingo le surgían otros planes, que entonces no votaría, porque para él había otras actividades que tenían prioridad antes que ir a votar.
En cuanto a quién tenía intención de dar su voto, contestó que también lo sabía y que lo tenía muy claro, y además le dio el nombre del partido político. Pero a la vez advirtió que si entre este preciso momento en el que respondía la encuesta y el día de las elecciones los políticos de ese partido aparecían en las noticias con alguna actuación desafortunada, entonces cambiaría su voto.
Al final el encuestador marcó la casilla “No sabe / No contesta”. Boris lo vio y reclamó que él sí que había contestado, y que por supuesto sabía perfectamente qué iba a hacer, como ya le había explicado. El encuestador opinó que marcar esa casilla era lo más parecido a lo que había dicho Boris de entre todas las opciones que había en su formulario, y se marchó diciendo que le había puesto también como indeciso / no vota.
Eso dejó a Boris sumido en un dilema. Si votaba, fastidiaría las encuestas; y si no votaba, no perjudicaba a las encuestas, pero él tampoco habría actuado conforme a su criterio.
Se llevó toda la campaña electoral dándole vueltas al asunto y sin poder dormir. La noche del sábado tampoco podía dormir y ya de madrugada se tomó un medicamento para conciliar el sueño. Despertó muy temprano. Había decidido ir a votar y ganarle a las encuestas. No hay nada como un sueño reparador para decidir. Llegó a su colegio electoral a primera hora… del lunes. Al final se pasó el domingo durmiendo por su cansancio acumulado. Las encuestas le habían vencido.