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Ingreso Mínimo Vital y desigualdad

Óscar Iglesias Fernández
Óscar Iglesias Fernández
Profesor de Sociología de la UNED
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análisis

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Para comprender bien el alcance de la aprobación del Ingreso Mínimo Vital, hay que partir de tres cuestiones. La primera, es que la desigualdad es una construcción del ser humano, que igual que se ha creado se puede acabar con ella si existe voluntad de hacerlo. La segunda, es que la desigualdad mata. Y la tercera, es que la creciente desigualdad entre ricos y el resto de la sociedad, ya sean clase media o pobres, está rompiendo el contrato social, afecta negativamente al crecimiento económico y fragmenta la sociedad, con el consiguiente peligro de estallido social.

Entre 1990 y 2008, la esperanza de vida de los estadounidenses blancos sin título universitario se redujo tres años, y la de las mujeres blancas con pocos estudios se redujo en más de cinco años, como señaló Olshansky en Las diferencias en la esperanza de vida debido a la raza y las diferencias educativas se están ampliando y pueden no ponerse al día.

Pero no solo pasa en Estados Unidos. La esperanza de vida en las comunidades pobres es entre 10 y 20 años inferior que en las zonas prósperas. En los países en desarrollo, una niña o niño de una familia pobre tiene el doble de probabilidades de morir antes de los 5 años que una niña o niño de una familia rica, como señala Oxfam.

Esto ya ocurría antes de la crisis del año 2008. Pero con ella, la desigualdad se ha ido agudizando como consecuencia del paro, las políticas de austeridad, los recortes de derechos y de servicios públicos, y el aumento de la concentración de la riqueza en pocas, muy pocas manos. Y cuando todavía estábamos en la recuperación de la anterior, llegó el COVID-19 para empeorarlo todo aún más.

Antes de la pandemia que estamos sufriendo, como señaló en su informe Oxfam Internacional:

  • El 1 por ciento más rico de la población, fundamentalmente hombres, posee más del doble de riqueza que 6.900 millones de personas.
  • Los milmillonarios poseen más riqueza que 4.600 millones de personas (el 60 por ciento de la población mundial). Mientras, aproximadamente 735 millones de personas siguen viviendo en la pobreza extrema.
  • Los 22 hombres más ricos del mundo tienen más riqueza que todas las mujeres de África.
  • Casi la mitad de la humanidad vive con menos de 5,50 dólares al día.
  • Tan solo 4 centavos de cada dólar recaudado se obtienen a través de impuestos sobre la riqueza. El peso fiscal recae de manera desproporcionada sobre las trabajadoras y trabajadores.
  • Los súper ricos eluden hasta el 30 por ciento de sus obligaciones fiscales. Cuando se conceden beneficios fiscales a las grandes empresas y las personas ricas, hay menos dinero para servicios básicos como la educación y la salud.
  • Cada día, 10.000 personas pierden la vida por no poder costearse la atención médica.
  • Cada año, 100 millones de personas se ven arrastradas a la pobreza extrema por los gastos médicos que deben afrontar.

¿Un mundo más justo es posible? La respuesta es sí. Y hay que ir construyéndolo poco a poco, sin parar. Pequeñas victorias para la igualdad significan grandes lograr para dignificar la vida de muchas personas. El último ejemplo, es el Ingreso Mínimo Vital, que es una respuesta al problema de la pobreza estructural que hay en España.

El Ingreso Mínimo Vital es una cuestión de justicia, pero también de cohesión social y económica que llegará a 850.000 hogares en los que viven 2,3 millones de personas. Hogares que se encuentran entre el 17 por ciento más pobre de la población. Hogares donde un 30 por ciento de beneficiarios son menores.

El Ingreso Mínimo Vital supondrá la práctica erradicación de la pobreza extrema en España, garantizando una renta que oscila entre los 5.538 euros, el equivalente a una pensión no contributiva, y 12.184 euros anuales. Una pobreza, que actualmente afecta a 600.000 hogares y 1,6 millones de personas.

El Ingreso Mínimo Vital, más allá de la ayuda monetaria incluye estrategias de inclusión. Los beneficiarios contarán con incentivos a la contratación y también se creará un «Sello Social» para las empresas que les ofrezcan formación y empleo. Cuando una persona beneficiaria no tenga empleo y lo encuentre, parte de su salario estará exento transitoriamente en el cálculo de la prestación.

El Ingreso Mínimo Vital, que será de carácter permanente, hace más digno el país en el que todos vivimos que se llama España. Porque sirve para la redistribución de la renta, para erradicar la pobreza extrema, y para la inclusión social y laboral de personas en situación de vulnerabilidad y exclusión.

Este es el camino hacia la igualdad. No la crispación.

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