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Ingresan en prisión dos mujeres que se hacían pasar por revisores del gas y que consiguieron un botín de 43.000 euros

Las víctimas son personas de edad avanzada

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análisis

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Agentes de la Policía-Mossos d’ Esquadra de la División de Investigación Criminal (DIC) de Barcelona detuvieron el 12 de agosto, dos mujeres de 22 años y 25 años, de nacionalidad peruana y argentina, como presuntas autoras de los delitos de estafa, hurto y estafas bancarias con tarjeta. Las detenidas están acusadas de sustraer dinero a 13 víctimas. Todas ellas de edad avanzada y algunas en situación precaria. El botín sustraído alcanza los 43.000 euros.

Personas vulnerables

Las detenidas se ganaban la confianza de las víctimas –personas ancianas- y les hacían creer que, por error, les habían cobrado dinero de más en alguna de sus facturas y que para hacerles la devolución les debían facilitar el PIN de la tarjeta o libreta. Era entonces cuando las arrestadas sacaban dinero en metálico de los cajeros, hacían transferencias a testaferros a cambio de una comisión o compraban productos por internet.

Falsos operarios

Las alertas saltaron gracias a las denuncias puestas por varias personas de edad avanzada relacionadas con falsas revisiones del gas. Lo novedoso del caso es que este tipo de estafa suele ser realizada por hombres que se hacen pasar por inspectores del gas. Pero en este caso se trataba de dos mujeres jóvenes de buena presencia y trato cordial, lo que generaba confianza en las víctimas.

Llamadas de teléfono

Las arrestadas disponían de una base de datos de personas que respondían a un perfil de vulnerabilidad: ancianos que vivían solos. Las dos mujeres, en coordinación con otros investigados, habían diseñado un método delictivo que consistía en seleccionar a las víctimas con llamadas aleatorias a personas mayores. El objetivo era lograr un encuentro. Una vez concertada la visita las dos mujeres acudían al domicilio y hacían ver que revisaban la caldera y pedían que los dejaran ver las facturas antiguas para comprobar que todo estaba correcto. Después les hacían creer que había algún error en las facturas que había generado unos cargos excesivos y que harían los trámites para devolverles el dinero que habían pagado de más. Para ello les pedían el número PIN asociado a su libreta o tarjeta con el pretexto de que era imprescindible para llevar a cabo la devolución. Paralelamente, otro de los falsos operarios accedía al piso por la puerta principal, que las dos mujeres se habían encargado de dejar entreabierta, para localizar la libreta o tarjeta.

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