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Independentismo murciano (vaticanista y de las JONS)

"No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino". Confucio

Al-Hakam Morilla Rodríguez
Al-Hakam Morilla Rodríguez
Coordinador de Liberación Andaluza.
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análisis

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Dedicado al indomable luchador murciano Pacoluí, hijo adoptivo de Almería, y al cartagenero restaurador del universo andalusí en la Alpujarra, Miguel… amigos del alma siempre.

La soberbia de tocineta y sacristía, con la panza repleta de michirones, provoca regurgitaciones verbales obscenas, síntoma de crónico estreñimiento. El nacional-catolicismo panocho, reserva de ‘la raza’ cañí de amorcillada brutalidad, presto se haya a conquistar nuevos chorizontes de grandeza tripera.

El intento de imponer por el sicariato cristofascista, al ‘diktat’ de la clerigalla destripaherejes, la inquisición parental en los colegios, abrazada con entusiasmo juliganesco por el sector ultramontano pararequeté del P.P. (Partido Podrido), oculta aspectos más que inquietantes.

El primero de ellos, natural en quienes fomentan una ‘educación’ privatizada, adoctrinadora y elitista, es el desprecio por el maestro de escuela. Qué ingratitud grosera por quienes con su esfuerzo un día les enseñaron a echar cuentecicas, a leer y a escribir. Por desgracia con tan poco aprovechamiento que menudean los casos de falsificaciones de títulos, ‘másteres’ a cascoporro en un verano, plagiadores de tesis, enchufismos mil y míseras existencias basadas en la mentira y el cinismo baboso por sistema.

¿Conocéis a alguien al que no haya llegado a sus oídos ciertos apaños de trepas para infiltrarse en los poderes públicos estatales? La ‘santa desvergüenza’, ensalzada en su Camino por el reaccionario cura Escrivá, glosa la andadura de gran número de pobres gentes, víctimas de la secta destructiva que fundara (consultad en internet los espeluznantes testimonios de exadeptos en opuslibros.org).

No ayuda la impostura pseudopatriótica de envolverse con la rojigualda. Aparentar soberanía en la Península Ibérica, al mismo tiempo que con mezquina traición cobarde se regala a orillas del Tíber, vaselina en mano, utiliza de felpudo las instituciones, dejando cualquier atisbo de dignidad a la altura de las pezuñas.

La intromisión ilegítima en la labor del docente, con arrogancia de analfabetos funcionales, mina su abnegada profesión, al tiempo que sectariza y enfrenta aún más a los más débiles, los chiquillos. No pasa nada, como sus centros privados religiosos los pagamos con los impuestos de todos, creyentes en el trágala, pardillos o escépticos, gracias a esa indecente ‘izquierda’ rojiparda cómplice, ya se ven con derecho al abuso de quien sea, y con patente de corso impune por sistema. La interpretación de la ‘constitución’ reducida a la categoría de hediondo cuesco.

Lo que constituyen asuntos de máxima gravedad, con el oscurantista y retrógrado clerical-franquismo cada vez más ensoberbecido, son los zagales loritos de papá, y no sólo murcianos, que cantan caralsoles o bélicas marchas falangistas en los patios de recreo y se las enseñan a otros menores. Los crecientes casos de acoso y linchamiento infantil del diferente hasta incitar a las víctimas, sin su personalidad aún formada, al suicidio. Las conductas de violencia en manada por la segregación sexista, clasista y el asqueroso fanatismo religioso. Por no hablar de los abusos de menores en confesionalizados antros.

Del cerdo, como del infante desvalido, para ciertos viles propietarios se aprovecha todo. Lástima que la salvaje posesión de semovientes tratados como objetos a explotar o tiranizar, contravenga Convenciones Internacionales de los Derechos Humanos y sobre el respeto y bienestar animal… Aunque el sadismo no pase factura en el reino del hijo del rey de Franco, el mayor dictador genocida de Europa en tiempo no de guerra.

Sin embargo, aun jibarizada hoy en la ignorancia, esa noble tierra de los últimos moriscos aniquilados – los del Valle de Ricote – nos enseñó la Cultura del agua en movimiento y a hacer de terrenos baldíos o de secano huertas. Después de la ingesta de un grasiento mondongo (callos) castellano y un tintorro de Jumilla podemos olvidar nuestra responsabilidad dejando crear pueriles monstruos, a los que intoxican a diario con el odio, el racismo y el totalitarismo. Siempre que no culmine la pitanza, claro, contemplando el antaño mágico atardecer en el Mar Menor, por los lacayos de los mesetarios bárbaros convertido ahora en infernal mar muerto…

¡Mursía amada, no te rindas a los cafres que anhelan avasallarte, insigne Hogar del más grande maestro que vieran los tiempos, Abenarabí, no consientas que la Bestia extranjera romana y centralista maltrate a tus hijos! ¡Pin Antifascista ya!

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