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Incorporan tecnología de ultrasonido y calor para tratar el Parkinson

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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La Clínica Universidad de Navarra ya posee un nuevo equipamiento destinado a tratar sin cirugía el temblor. En este caso el temblor esencial así como el relacionado con la enfermedad de Parkinson. Se trata de una tecnología de ultrasonido focal de alta intensidad HIFU (High-Intensity Focused Ultrasound) y no invasiva que, guiada por resonancia magnética, focaliza los ultrasonidos en un punto concreto del cerebro.

El modelo HIFU es la última versión desarrollada por la empresa israelí Insightec, y la más avanzada en su especialidad, al combinarse con tecnología de Siemens Healthneers, que es una resonancia magnética intraoperatoria de 3 teslas. De este modo, los ultrasonidos de alta intensidad se aplican guiados con imágenes de resonancia que permiten la monitorización del tratamiento, incluido el seguimiento térmico. Dicha tecnología concentra el calor de centenares de haces ultrasónicos en el objetivo clave: el grupo de neuronas comprometidas en el temblor. Hay que recordar que la alternativa terapéutica para todos estos enfermos era, hasta ahora, la cirugía de estimulación cerebral profunda.

Este nuevo tratamiento se realiza con el paciente despierto situado dentro de la resonancia magnética. Y permite “localizar la lesión y visualizar el efecto del HIFU en la diana, además de realizar una evaluación neurológica del paciente durante la aplicación del tratamiento, observando la mejoría del temblor ‘in situ’”, afirma el director del Departamento de Neurología de la Clínica, Jorge Guridi.

La técnica está basada en la concentración de la energía de todos los haces de ultrasonidos. “Por separado, cada uno de ellos tiene poco efecto sobre el tejido que atraviesa, pero el punto en el que convergen (isocéntrico) recibe la energía conjunta de los cientos de haces emitidos. Así, esa suma de energías consigue elevar la temperatura que incide en el punto diana del cerebro, donde se sitúa el grupo de neuronas que provocan el temblor, eliminándolas”, asegura el especialista. Además, y según describe el gerente de Desarrollo Comercial y Ventas de Iberia en Insightec, Enrique Palacios Aguilar, “los ultrasonidos focalizados guiados por resonancia magnética permiten un procedimiento altamente preciso y mínimamente invasivo para tratar el temblor esencial. Esto representa una gran oportunidad para mejorar la calidad de vida de un gran grupo de pacientes”.

Para realizar este tratamiento se deben cumplir una serie de pasos. El primero es estudiar por un neurólogo experto en trastornos del movimiento si el paciente con temblor puede ser candidato a este procedimiento. El segundo, solicitar del paciente una resonancia magnética (RM) y un TAC, a fin del valorar su indicación para la aplicación del HIFU. La intervención comenzaría después con la instalación, en la cabeza del paciente, de un marco de estereotaxia, técnica usada en neurología para la localización del punto ‘diana’ donde el neurocirujano debe actuar. “En ese punto exacto deberán incidir los haces de ultrasonidos de alta frecuencia. El marco de estereotaxia permite localizar el punto diana dentro de la cavidad craneal y llegar a él con la mayor precisión”, describe Guridi.

A continuación y ya en la camilla de la resonancia, la cabeza del paciente se cubrirá con una membrana de agua. Por ella circulará el agua refrigerada de forma constante, de modo que se consiga reducir la temperatura que producen los centenares de haces de ultrasonidos que atravesarán el cuero cabelludo del paciente sin dañarlo. Detectada la diana quirúrgica y visualizada, gracias a la resonancia magnética de 3 Teslas, el neurocirujano empezará a aplicar los ultrasonidos. Y una vez que el foco de ultrasonidos se ubique sobre el objetivo, se aumentará la temperatura hasta alcanzar los 50ºC.

Si desaparece el temblor en el paciente, al calentar la zona a esta temperatura, el neurocirujano confirmará que esa es la diana quirúrgica. A partir de ahí, el especialista subirá la temperatura de los ultrasonidos de alta frecuencia, aplicando mayor número de sonicaciones (lanzamientos de haces de ondas de ultrasonidos) en ese punto. La temperatura alcanzada por los ultrasonidos se elevará hasta los 60ºC para lograr lesionar la zona origen del temblor, con objeto de que el temblor desaparezca. “Es un procedimiento de máxima precisión y no invasivo”, asegura el especialista.

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