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¡Implosión!

Desde una Andalucía inoperativa en una inoperante España

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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No sé si lo han notado… ¿no está bloqueada la Administración? Hay series televisivas muy interesantes que tratan de describir cómo ocurriría un colapso, son realistas y el uso del rodaje sin cortes, ya saben a cuál me refiero, las convierten en un espectáculo tenso y muy bien narrado, no obstante nuestro mundo es más sencillo.

Hace décadas que la política es el Arte del “quítate-tú-que-me-pongo-yo”, una variante del “aguántame-el-cubata” intelectualizada y mucho más peligrosa. Al Estado lo hacen marchar sus funcionarios, no lo olviden. El “cargo” no trabaja (ni debe) en ese sentido, hace otras cosas: legislar y procurar que la normativa permee a la sociedad con una intención estructural, con ideología, siempre sin violentar esas normativas controladas por otras normativas… y por el funcionariado. No siempre lo tienen claro, casi nunca. Criticar al funcionario es criticar a la democracia.

La crisis sanitaria ha revelado los límites de muchas costuras de nuestro sistema. Si algo están mostrando nuestras señoras y señores electos es que no están a la altura de su responsabilidad, hacen lo que pueden, eso es verdad, pero precisamente les ha tocado demostrar que deberían poder más de lo que hacen.

No se trata de partidos, escribo desde una Andalucía inoperativa en una inoperante España. ¿Es posible que no haya una sola persona con un poco de perspectiva tratando de diseñar el funcionamiento de las instituciones más allá de salvar el culo en este instante? El procedimiento de la cita previa sirve para simular que tomamos precauciones necesarias, sin duda, pero está generando un embolado tal que va a hacer explotar desde dentro a una multitud de servicios, porque ahora mismo no se puede atender a todo el mundo. Hablo, y lo digo por experiencia propia, de renovaciones de documentos, gestión de pagos, citas médicas, juzgados, enseñanza… En breve va a empezar a ocurrir que el Estado va tener que sancionar a gente que no puede cumplir con sus obligaciones por culpa del Estado.

Sobre la marcha se deberían estar mejorando (por fin) los medios telemáticos, un puto desastre con unas complejidades incomprensibles que tendrían en la ruina a Jeff Bezos; si un tipo se hace multimillonario con una web: ¿cómo un Estado es incapaz de gestionar una tramitación? Es imposible entender esto.

Pero, además, por un miedo evidente a asumir responsabilidades (he aquí la medianía de sus altezas poderosas) no se hace trabajar a un funcionariado que se está granjeando la antipatía de la población, son especialistas en dejar a los pies de los caballos a quienes sostienen el peso real del Estado. Porque cobrar “sin trabajar” es lo que nos venden y eso es muy feo, al lado del desastre de despidos y expedientes de regulación…

Hay una excepcionalidad vigente, les recuerdo que hemos estado dos meses encerrados, ¿de verdad no se pueden duplicar los servicios en vez de dividirlos para evitar aglomeraciones? ¿No se pueden sentar con los sindicatos y garantizar las nóminas a cambio de un esfuerzo en la flexibilidad de los horarios y la apertura de los servicios públicos? Hay que gobernar, palabra que viene del griego marinero: patronear la embarcación, manejar el timón.

Imaginación, sacrificio, creatividad, compromiso, déjame de esa mierda de la patria y ¡trabaja!, ¡trabajemos! ¿Cuánta gente ha muerto o va a morir por una deficiente atención médica desvinculada del coronavirus famoso? ¿Cuánta gente está quedando fuera del amparo del Estado por una cuestión de plazos inasequibles por imposibilidad física, porque no existen los recursos para poder cumplir con las tramitaciones?

No están a la altura, están implosionando el edificio del Estado y caerá lento y hacia dentro, sin que las ruinas armen escándalo más allá de su propio perímetro. La series de televisión nos muestran acción, para entretenernos, el colapso real aparenta ser suave y está en marcha.

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1 COMENTARIO

  1. «déjame de esa mierda de la patria y ¡trabaja!»

    Hoy, en ausencia de un marco internacional que nos reconozca como ciudadanos del mundo, la patria lo es todo. La nación, la patria, y su estabilidad es la condición de posibilidad de todo bienestar.

    Solo hay que ver lo que sucede en las naciones o patrias desintegradas o fallidas (Argelia, Siria…) para darse de lo importante que son las patrias. No hay bienestar ni libertad sin una patria que los acoja.

    Cuidemos España, nuestra patria; nuestra casa común. Porque sin patria solo hay caos, destrucción y miseria.

    Los filósofos, metidos a profetas agoreros, deberían saberlo mejor que nadie.

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