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Imagen y realidad en Malvaloca

Antonio Periánez Orihuela
Antonio Periánez Orihuela
Maestro de Primera Enseñanza. Licenciado en Filosofía y Letras (Historia del Arte) Doctor en Comunicación Audiovisual. Tesis: La Imagen de Andalucía en el Cine Español (1940-1960) Diplomado por la Universidad de Valladolid. Historia y Estética Cinematográfica. Colaborador varios años del Periódico Comarcal, "El Condado".
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análisis

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El tema que aborda la obra de Luis Marquina es de vital importancia para el conocimiento de la sociedad española y andaluza de los primeros tiempos del franquismo. La película plantea cuestiones humanas que pertenecen al ámbito de lo individual, pero  ha tenido un incuestionable valor social a través de la historia. En la conservadora sociedad española de este tiempo la práctica de la prostitución aparecía como una decisión individual degradante y malsana de la que había que defenderse. La ideología católica, de acuerdo con las prerrogativas autoritarias del Estado franquista, ponía sus medios para erradicarla, pero con medidas caritativas o coercitivas. Este planteamiento olvidaba, en la mayoría de los casos, lo que origina el mal, si así puede definirse el problema, para centrarse en la consideración de lo pecaminoso y prohibido. Mirado de este modo, el pensamiento ético-religioso ha tenido una influencia casi absoluta en la interpretación de esta actividad ejercida fundamentamente por mujeres.

En los años cuarenta comenzaron nuevos tiempos para la mujer española, el camino abierto en el periodo republicano era una etapa que había que olvidar. La posición de la mujer, en la nueva sociedad franquista, quedaba relegada a su valor histórica tradicional. A partir de entonces la Iglesia y los sectores conservadores de la sociedad del régiman impulsan un modelo de mujer de acuerdo con las determinaciones del Estado. Con la mayor rapidez en las zonas conquistadas por las tropas franquistas se imponían las nuevas normas, así en el propio año 36 aparecieron una serie de Órdenes con la intención de “moralización de las costumbres. A raíz del triunfo del Movimiento unas Leyes, Decretos y Órdenes modificaron el sistema legal republicano, porque tenían que conseguir la mujer nueva modelada por la Iglesia y la Falange. Por tanto, las mujeres como Malvaloca no tenían sitio, pero a pesar de la rigidez del sistema y la mirada sigilosa de la Iglesia, la prostitución no fue abolida hasta un Decreto-Ley de 1.956. Durante los años cuarenta y principios de los cincuenta, las casas de citas eran permitidas por el régimen. En esta cuestión hubo excepciones que la hacían depender de los Gobiernos Civiles y en otros casos de la influencia del poder local. Las fuerzas vivas de algunos pueblos lograban impedir la instalación de burdeles en el término del municipio, esta prohibición pretendía esconder el escándalo que la libertad sexual suponía para la gente honrada y bien pensante de la población.

En determinadas localidades para evitar las casas de putas el caquice del pueblo y la complicidad de las autoridades reponsables se las ingeniaban para anular o prohibrir los permisos de instalación del prostíbulo. Esto suponía que la práctica del comercio sexual se ejercía sin control higiénito ni sanitario, porque la prostitución seguía ejerciéndose de forma incontrolada. La práctica era realizada, con un consentimiento vigilado dependiendo del mando de la policía o guardia civil que mantenía su custodia. Esta velada permisividad, en muchos casos, daba lugar a enfermedades venéreas muy frecuentes en las zonas rurales. Incluso puede hablarse de ciertas temporadas permisivas. debido a las dificultades para su vigilancia y un cierto tiempo de suavidad en los controles. La etapas de distensión las proporcionaban las fiestas populares, las ferias y las romerías, en dichas fechas se ejercía de forma esporádica en lugares cercanos a los pueblos, en caminos y zonas de pinares o arbolados. Así como eucaliptares y olivares que tuvieran un fácil acceso para la población masculina, una población masculina joven que podía estrenarse con una mujer. En muchos casos las prostitutas venían de otros pueblos o de la capital de la provincia, en poblaciones con barrios marginales y personal foráneo la prostitución la ejercían casi con normalidad, aunque fue siemprte un asunto sujeto a la discreción forzosa. En pueblos grandes y barrios apartados, las prostitutas eran aceptadas con normalidad por el vecindario, cuando el cura no intervenía,.

En aquellas poblaciones donde había una prohibición más rígida, el trabajo de prostitución lo hacían en forma de acampada por parte de las mujeres. Durante los meses que las condiciones climáticas lo permitían, las prostitutas buscaban una posada o pensión para vivir durante el día y realizar su trabajo durante las noches. Era frecuente que cada puta tuviera su chulo que la defendía si era necesario, en algunos casos el querío vivía de ella un cierto tiempo. El chulo no podía considerarse un depravado o proxeneta, porque su relación solía ser humana y hasta comprensiva. Los chulos de pueblo eran personas solitarias, con problemas de relaciones y de comunicación para acercarse a la mujer y plantearse el matrimonio. Muchos terminaban casándose, el tiempo y el cura serían los encargardos de arreglar las cosas entre ellos.

La vida que arrastraban estas mujeres era miserable, las pocas ganancias cubrían escasamente para mantenerse, sin contar la posibilidad de quedar embarazadas. Esto ocurría a veces, porque los métodos anticonceptivos apenas se practicaban, había un desconocimiento sobre métodos anticonceptivos y escasas posibibilidades de alcanzarlos. Las prácticas abortivas eran bastante arriesgadas y estaban prohibidas, aunque nunca dejaron de practicarse. En la mayoría de los pueblos había mujeres que practicaban abortos en condiciones infrahumanas, las abortistas lo hacían en el más absoluto secreto y acompañado de cierta ritualidad misteriosa que ocultaban la técnica particular de cada una. Las muertes por aborto eran frecuentes, pero las condenas y los castigos a las que estaban sometidas también lo eran.

Cuando las prostitutas pasaban por la calle eran reconocidas, las putas tenián una peculiar forma de moverse y vestían una ropa llamativamente ajustada. También eran reconocidas por la excesiva pintura de su rostro, la pintura en las mujeres cristianas y decentes estaba mal vista. Las prostitutas daban un olor característico que procedía de las condiciones higiénicas en las que vivían, el aseo personal era un problema en la España de los cuarenta. En la mayoría de laspoblaciones no había agua corriente, baño o duchas en las viviendas, de este modo los que pretendían asearse lo tenían difícil al carecer de baños públicos o privados, otra cosa eran las viviendas particulares.La escasez de limpieza dependía de las habitaciones en las que dormían y el tipo de lugares que frecuentaban, el cuerpo de la prostituta despedía un olor fuerte que ellas intentaban contrarrestar impregnándose el pelo con una brillantina nauseabunda y pegajosa. De esta forma sólo conseguían aumentar el contraste oloroso de su cuerpo y la vestimenta, la mayoría pasaban por una tienda o droguería y el dependiente las rociaba de arriba a bajo con el agua de colonia más penetrante que tuvieran. El perfume lo conseguían por pocas pesetas y su paso por la calle dejaba un rastro reconocible en el ambiente.

Los grupos sociales que tuvieron un rechazo mayor a las formas de vivir marginales o que vivieran de la prostitución fueron las clases medias. Estos grupos sociales son los más conservadores y más influenciados por el pensamiento religioso. La clase media urbana o rural fue uno de los apoyos del sistema franquista y seguidora de los mensajes ideológicos del Nacional Catolicismo. En los años cuarenta la población rural todavía pesaba sobre la urbana, las grandes oleadas migratorias vendrán más tarde. Los grupos burgueses de posición económica y los callados sectores aristocráticos nunca dejaron de llevar una vida abierta y permisiva, por este motivo el tema de Malvaloca iba dirigido a la mayoría social que se mezclava en la cola en dirección a la taquilla.

Las imágenes que transmiten la pantalla delatan más cosas de las que aparecen en la superficie, Malvaloca como obra de su tiempo ofrece imágenes cargadas de elementos culturales, así convendría mirarlos, como una forma y un tiempo en la vida de una sociedad. Elementos y formas culturales reelaboradas por sus creadores como toda obra de ficción, pero ayudan a conocer la realidad por su valor sociológico y antropológico. Sin embargo, se plantea como un problema personal y las consecuencias derivadas de su conflicto.

Rosa-Malvaloca es una trabajadora que no ganaba lo suficiente para vivir y toma una decisión que tiene varias causas. Son causas reales que podían sucederle a cualquier muchacha de su tiempo, la miseria económica se une a la falta de oportunidades laborales para las mujeres. Otra cuestión es la libertad o represión sexual machista, todos estos problemas quedan más o menos explícito en Malvaloca, la cuestión dependedel análisis que pretendamos hacer con este material, con estas imágenes. Elconocido como «optimismo quinteriano» se debe a la redención del personaje, el tiempo en el que los Quintero gestaron su obra no habían sido mejores que los de la realización del film de Marquina. El repicar de la golondrina trae consigo la redención de todas las malvalocas, porque la situación social causante del drama de Rosa no había cambiado. No son «tan pastores buenos, ingenuos y festivos» los Quintero, como les reconoce Rafael Canssinos Asens. Esperar que los problemas sociales sean resueltos por milagros sería esperar mucho de los cielos y poco de los seres humanos, porque lo estético no siempre complace lo ético y la justicia social.

Una obra de ficción no tiene límites y depende de la imaginación humana. Lo que expresan las imágenes es el resultado de las peculiaridades culturales de los creadores de la obra, la película es un vehículo de información y comunicación. No obstante, los valores estéticos introducen nuevas características y cualidades éticas con capacidad de llegar más allá de la propia realidad vivida por los espectadores. Y no puede olvidarse que una película es un factor en el proceso de construcción del pensamiento. Las imágenes transmiten formas muy simples, aunque enormemente valiosas para el conocimiento de la realidad, la obra de arte, una película, lleva implícito en sus imágenes su propia acotación de la cual no puede desprenderse, porque forma parte constitutiva del mismo y esta realidad nueva supone algo más que un simple telón de fondo para hacer resaltar el objeto. Las imágenes de Las Canteras son algo más que un grupo de casas blanqueadas por la cal y el sol andaluz, es un pueblo del sur peninsular con lo que eso supone de significativo, para el desarrolla de una determinada historia en la realidad. Las imágenes de las películas, el sonido, la música y el lenguaje del cante forman parte de las pautas sociales y culturales de la sociedad andaluza de los años cuarenta. En Malvaloca la miseria institucionalizada está en el hospicio, en el trabajo, en la familia y hasta en la represión del deseo. La obra artística no puede renegar del tiempo de su creación, porque al tiempo la vinculan a sus creadores. Una obra artística es la voz de su tiempo que habla a través de sus artistas, no hay que olvidar en todo el proceso, el artefacto, el ingenio, la técnica y el comercio.

La imagen ateniense de la «Koré del Peplo» es una obra del siglo VI antes de Nuestra Era, la escultura tiene varias opciones de análisis igualmente válidas. La figura mantiene el plano de la ley de la frontalidad, la sonrisa arcaica, aunque suaviza los contornos que parecen transparentarse a traves del vestido. Por otra parte, la escultura contiene otro plano de análisis que trata de cuestiones distintas a la simple descripción de su vestimenta, de su jitón ceñido, su gracioso y corto peplo tan primorosamente plisado, convendría analizar otras cosas de una obra. Es importante saber lo que la joven ofrecía a la diosa de la ciudad, si estos regalos estaban preparados para la diosa o era la propia joven la que es ofrecida a los dioses, como un obsequio ritualizado. La obra artística no hay que desligarla del laberinto de su producción. Mientras exista la sociedad, la historia del arte, la historia de los artistas y la propia obra se condicionan mutuamente, porque la obra no pretende aprehender la realidad. El hecho artístico tiene su propia realidad, pero su significado procede de la práctica social. Por eso, la obra artística es una valiosa ayuda, para configurar y comprender la realidad.

Refiriéndose a Malvaloca Cansinos Assens hablaba del optimismo quinteriano entendiendo que los autores tienen la posibilidad de salvar de su caída a la heroína mediante la redención. Cansinos Assens no pone en tela de juicio el origen de la tragedia de Rosa, problema que los hermanos de Utrera resuelven tan angelicalmente. Aceptando el pasado del personaje como pecaminoso hay que admitirse la purificación por el matrimonio, así el sacramento queda como única replica a la libertad del deseo.

Los hermanos Machado dieron otra oportunidad a su heroína Lola, el personaje se sacrifica voluntariamente y sigue viviendo de sus coplas, la Lola vive de su arte y recorre el mundo cantando. En «La Lola se va a los puertos» la hembra no queda sometida al hombre como única posibilidad de salvación. La Lola machadiana desprecia a Don Diego y rechaza a Heredia como amantes, esto lleva de nuevo a confiar en el trabajo como un medio de liberación de la mujer. Dice Lola: «La Lola lleva/ en su garganta más oro/ que necesita». A Malvaloca no le queda otra opción que seguir siendo una «mujer errabunda» o liberarse entre los brazos redentores del patriarcado que le ofrece Leonardo. Cansino Assens lo explica:

«Malvaloca es tan pura de alma, no obstante los pecados de su cuerpo; conserva aún intactos tales tesoros de vida ingenua e inocente, de fuerza sana y generosa, tal posibilidad de dicha, que excita la apiadada ternura de cuantos la conocen y hace que todos deseen salvarla de su tragedia, arrebatársela al sino que el pasado le traza. (…). Tal milagro lo realiza el joven fundidor norteño, rehaciendo aquellos magníficos pedazos de mujer en el ascua de un amor poderoso que ignorará el pasado, o más bien cogerá este pasado y lo transmutará en porvenir.(…) Su vida terminará burguesa y felizmente». [1]

Un análisis de las imágenes de Malvaloca muestran que la joven vive en un mundo de infortunios y deseos marchitos, unas realidades que lanzarán dardos sobre su corazón. Esto hace de Rosa una mujer fracasada y sin futuro, una desgraciada convertida en Magdalena-Dolorosa. Cansinos Assens no resiste el enterderlo así:

«(Malvaloca)Es una mujer de amor, de la que el mundo ha hecho una hembra de placer; pero en el fondo es buena, como todas esas mujeres de la copla infortunadas y caídas».  

La caída-pecado de Rosa es entender la historia sólo desde la concepción de la ética cristiana, moral cristiana empeñada en ver pecado en lo que es simplemente una salida desesperada ante una situación social. Malvaloca intenta rehacer su vida con Salvador, pero el amante la rechaza, lo mismo intentará con Leonardo al que ofrece su cuerpo y su vida conscientemente, para que experimente con ella lo que ha podido con la campana. Leonardo como un moderno Frankenstein recompondrá de retazos la campana y de hermosos retazos humanos a Malvaloca.

En los años cuarenta las malvalocas no tenían la suerte de los personajes de los Quintero o los Machado, los personajes reales tenían una vida sin concepciones, la literatura no condenaba definitivamente ni destruía el personaje como ocurría en la vida real. Había una condena moral de acuerdo con los postulados ideológicos del régimen, la moral utilizaba los sentimientos básicos y pasionales y la eficacia de sus resultados lo prueban en el teatro y en el cine, la intención moralizadora estaba en la pantalla y en los púlpitos. Una mujer mala arrepentida es un modelo ejemplarizante. La aldea maldita (1.942), Goyescas (1.942), La rueda de la vida (1.942) o Filigrana (1.949). Los espectadores lloraban las penas de la protagonista, tanto como se alegraban de su salvación. Una manera de apartar por unos momentos los problemas reales que vivían las mujeres de 1.942. La crítica a esta situación no viene sólo de los adversarios políticos (“enemigos en la terminología franquista”) del régimen. Lula de Lara, activista falangista y brazo derecho de Pilar Primo de Rivera decía:

“Recordemos que el Bachillerato tenía asignaturas específicamente femeninas. El Fuero de los Españoles decía: “El Estado liberará a la mujer casada del taller y de la fábrica”, como si el trabajo fuera algo deshonesto. La ley de enseñanza primaria “por razones de índole moral” consagraba el principio cristiano de la separación de sexos en la enseñanza. La dirección del matrimonio se atribuía al marido. La patria potestad estaba negada a la mujer casada. La información sobre anticonceptivos era un delito. El adulterio estaba penalizado sólo para la mujer, pues para el hombre tenía que haber pruebas de amancebamiento o una notoriedad pública, cosa difícil de probar. Era imposible que la mujer casada trabajase sin el consentimiento del marido y tantas otras, que sólo se han modificado con la llegada de la democracia». [2]

Pero ell régimen franquista olvidaba que estas mujeres reclamaban su derecho a la vida, cosa que le negaban la situación laboral y una moral anclada en el pensamiento conservador. Eran los «Años triunfales» de los que habla Jaime Gil de Biedma en su poema:

«Y pasaban figuras mal vestidas

de mujeres, cruzando como sombras,

Solitarias mujeres adiestradas

viudas, hijas o esposas-

en los modos peores de ganar la vida

y suplir a sus hombres. Por la noche,

las más hermosas sonreían

a los más insolentes de los vencedores».

 

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