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Ida y los idus de marzo

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análisis

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Parece que las desgracias no pueden esperar y sin acabar la pandemia, un dirigente visionario, un iluminado  que debió dejar el poder hace muchos años según decía la ley, pero la cambió para perpetuarse como presidente  porque, como todos los que se perpetúan en el poder, ha llegado a creerse no solo necesario sino providencial, tan vital para sus gobernados como el aire que respiran. Unos gobernados que solo tienen dos opciones: estar con él, asentir a todo lo que diga doblando la raspa un mínimo de noventa grados como si estuvieran ante un Dios, o contra él, sufriendo el castigo reservado a los opositores que se atreven a cuestionar sus decisiones.

Aquí también tuvimos y padecimos a una de esas desgracias nacionales que suelen brotar aquí y allá a lo largo de la Historia como auténticas flores del mal. Nosotros sabemos bastante de eso, de visionarios y demás luminarias porque padecimos a uno de los peores que conoció el mundo. Un tipo que se creyó  enviado por Dios, nada menos, y para que no quedara duda imprimió en las monedas junto a su careto la leyenda: “Caudillo de España por la “G.”  es decir, “la gracia”, de Dios. Un psicópata astuto y malvado que le cogió gusto al poder y lo usó contra su propio pueblo para someterlo y declarar, lo mismo que Putin, que el que no estaba con él estaba contra él, y esa desafección debía pagarla con la cárcel o la vida. O primero una cosa y luego la otra.

A la sombra de Putin han medrado muchos oligarcas que se se han repartido como un botín los despojos de la antigua unión soviética. Unos nuevos ricos riquísimos que se mueven por el mundo en aviones privados más grandes y lujosos que los de muchos presidentes de gobierno, y cuyos yates no tienen menos de sesenta metros de eslora, con todos los caprichos habidos y por haber. Unos empresarios, alguno de ellos grandes fabricantes de armas, productos éstos a los que hay que darle salida y de ahí que las guerras no acaben nunca,  cuyas  fortunas no bajan de diez mil millones, quizás el más “pobre” de ellos sea el dueño de la cadena de supermercados DIA , que al parecer solo tiene trescientos millones de euros en su cartilla de ahorros, que no sé cómo no le da vergüenza salir a la calle siendo un pobre de solemnidad entre sus paisanos oligarcas.

Ahora el mundo vive en vilo por la invasión de Ucrania. Un país que lleva ya algunos años asesorado por los EEUU, que siempre andan metiendo sus intereses, sus bélicos hocicos en todas partes. Sin el apoyo, el consejo y el aliento de los USA,  el gobierno de ucrania jamás se hubiera atrevido a desafiar a la poderosa Rusia de Putin,  porque sabían que ese acercamiento a los norteamericanos y su OTAN podía acarrearles, como así ha sido, unas desastrosas  consecuencias para el país. Ahora, una vez producida la invasión, los USA están aprovisionando de armas a los invadidos, ¿será por armas?, unas armas a las que hay que darle salida, como les daría salida a sus melones un empresario melonero, y muy pendientes, los EEUU, de una guerra, la enésima guerra de la que nunca andan lejos, buscando hacer una buena pesca en ese río revuelto. Y a todo esto, al resto de la humanidad que estamos en contra de ésta y de todas las guerras, “malditas sean las guerras y los canallas que las hacen” dijo con su habitual lucidez el añorado Julio Anguita,  solo nos queda esperar, cruzar los dedos y rezar, el que sea de rezar, para que termine pronto todo esta pesadilla, esta locura y que las consecuencias de ella no sean demasiado catastróficas para todos. 

En nuestro país, el dantesco, el terrible espectáculo de la guerra ha dejado en un segundo plano a la pandemia y al bochornoso espectáculo de esos políticos innobles e inmaduros del Partido Popular y su cruel puesta en escena, su bochornosa representación, que ha tenido más de esperpento Valleinclanesco, de burdo y descarnado sainete, que de drama Shakesperiano. Tengo que confesar que  he tenido momentos de debilidad donde he llegado a sentir pena por Casado. Unos momentos que se me han pasado pronto viendo vídeos de algunas de sus intervenciones donde decía, por ejemplo, que Sánchez y su gobierno de comunistas y terroristas es ilegítimo. Pero antes de tomar el medicamento en forma de vídeos de la hemeroteca con sus declaraciones,  he llegado a sentir pena y lástima por Casado al ver de qué manera tan baja, tan infame, tan ruin, cruel y despreciable, era  traicionado por todos los compañeros uno por uno, por todo su equipo, menos dos o tres honrosos leales, nunca imaginé que llegaría a empatizar,  a sentir casi admiración por gente como Montesinos.

No puedo imaginar la terrible, la dolorosísima sensación  de ser traicionado casi de un día para otro y sin razón alguna por su propia gente, a los que había seleccionado personalmente y aupado a su carro de poder, a formar parte de su equipo, un equipo muy bien pagado y muy bien tratado. Es difícil de soportar el hecho de que a todos los que ha apoderado, promocionado y dado la cara por ellos,  lo hayan vendido y apuñalado vergonzosamente con un largo y sonoro aplauso en el hemiciclo del Congreso, un segundo después de que dijera unas últimas palabras antes de expirar políticamente en las manos de sus partidarios como un César ratonero. Muchos dirigentes en su lugar hubieran preferido que los suyos les hubieran apuñado cada uno con una daga, como le ocurrió a Julio César en los Idus de marzo del año 44 a. C., antes de caer muertos políticamente por un humillante, ensordecedor y más que indecente, ultrajante y vejatorio aplauso de varios minutos.

Y seguramente lo más humillante, lo peor de todo, ha sido caer a manos de una mujer a la que él personalmente promovió para que fuera candidata a las elecciones a la Comunidad de Madrid. Una candidata de circunstancias porque ni él ni nadie de su partido creía que iba a ganar las elecciones. Y la eligió a ella porque no quería arriesgarse a poner a un candidato de peso, a un “peso pesado” para no desgastarlo políticamente. Y tomó la decisión de poner a la llamada IDA, las siglas de Isabel Díaz Ayuso, y que fuera ella la que se quemara en vez de otro candidato más valioso. Pero por inexplicables azares del siempre caprichoso y mudable Destino, la candidata no solo no se quemó en la parrilla de los perdedores sino que, impulsado por una delirante campaña a cargo de su equipo, comandado por ese gurú, ese alumbrado, que es MAR, las siglas de Miguel Ángel Rodríguez, el genio del marketing que tuvo la  brillante idea de acuñar ese lema alucinante de “Libertad o Comunismo”. Un lema, acompañado por otras frases no menos formidables de la cosecha de propia Ayuso, que hizo que a los votantes les estallara la cabeza y la votaran en masa. IDA hizo añicos todas las previsiones, hasta las más optimistas, todas las encuestas, y se hizo con el poder por una gran mayoría de votos, incluso de lugares donde nunca había sacado votos, como Vallecas, donde irresponsablemente los votantes se echaron en sus brazos, unos maternales brazos que les aseguraron mantener abiertas las terrazas de los bares  pasara lo que pasara y cayera quien cayera. Lo importante era vivir “en libertad” “a la madrileña” a salvo de la amenaza del comunismo, gozando de la maravillosa libertad de poder salir a tomar una caña en una terraza. Algo que era como participar en ese tonto, absurdo y excitante juego de cuadrilla con alguna copa de más, y que consiste en que cuando están todos bien pegados unos a otros, uno de ellos tira una  piedra o una rasilla al aire mientras grita  ¡al que le dé, le ha “dao”!. Este demencial “juego” de “al que le toque le ha “tocao” que puso en práctica de forma absolutamente insensata la presidenta Ayuso hizo que, según el diario El País, por citar un medio poco sospechoso de comunista, Madrid fuera la gran ciudad europea con el mayor exceso de mortalidad por el coronavirus. Y eso por no hablar de las muertes en las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid, que ahí también se llevó el primer puesto de Europa. 

En poco tiempo, IDA ha pasado de ser un recambio urgido por las circunstancias a ser, como dicen en su partido, “el mayor activo del PP”. Y lo más increíble es que se ha haya hecho con  tamaña fuerza, popularidad y peso en el PP a raíz de unas declaraciones del entonces presidente Casado donde  hablaba de unas comisiones  del hermano de la presidenta a cuenta de unos contratos públicos de los que dicha presidenta no daba explicación alguna, a pesar de los numerosos requerimientos que se le habían hecho por parte de la dirección del partido. Una comisión de doscientos ochenta y tres mil eurillos de nada, que correspondía al veinte por ciento del millón y medio de euros por un contrato de mascarillas traído del extranjero.

Un día después de estas declaraciones de Casado. La Ayuso, convenientemente asesorada por MAR, hizo una gran representación teatral, un soberbio monólogo, en la sede de la puerta del sol frente a los periodistas oportunamente convocados. Con una chaqueta blanca, símbolo de la pureza, y una camisa negra que indicaba su dolor interior, solo le faltaron los siete puñales de la dolorosa, y flanqueada por la bandera de España y de la Comunidad de sus desvelos, IDA desplegó una gran puesta en escena de víctima de Casado y del malvado García Egea. No hace falta decir que hacer de víctima es su gran especialidad dramática. Para ello no escatimó una gran selección de miraditas de inocente y delicada damisela atacada en su honor, y  una buena y convincente, al menos para los suyos, serie de caritas de víctima de su amplio repertorio.

Tan impresionada quedó la militancia del PP de su representación, que se convocó de inmediato una manifestación frente a la sede del partido para apoyarla incondicionalmente pasara lo que pasara con la comisión del hermano, total, tampoco tenía tanta importancia, porque qué más da una comisión más, o dos o veinte o sesenta, qué más da un tiznón más en la cara de un carbonero, ya están acostumbrados. No les preocupaba lo más mínimo la sombra de un posible caso de corrupción, lo que, más que preocuparles, les cabreaba enormemente es que su presidente se había “chivado” de ella. Y eso era algo que no estaban dispuestos a tolerar. Y tanto se vinieron arriba los manifestantes que mantuvieron erizadas sus pancartas durante horas mientras pedían a gritos la dimisión de Casado y García Egea y la entronización, el advenimiento de la Ayuso a la jefatura del partido, del gobierno de la nación y, ya puestos a pedir, a un lugar preferente en el santoral católico.

Parece que esta mujer está tocada por la gracia, más vale caer en gracia que ser gracioso, dice el dicho, y todo lo que diga, aunque sean sus ya trilladas y penosas frases a que nos tiene acostumbrados, esas insultantes frases de macarra de garito de barrio, con las que señala a los que no están con ella, diciéndoles que están “contra España”, y que los que no comparten sus ideas “solo quieren destruir España”. Esas maldades, esas mentiras acusando a sus opositores, a sus adversarios que, recordemos, tienen tanto derecho como ella a opinar y disentir, ¿estamos en una democracia o no? sin que por ello les acusen de querer “acabar con España”, ser “los enemigos de España” y ese tipo de malévolas consignas que son su forma de atacar a los que no piensan como ella. Consignas  que suele repetir, y que huelen peligrosamente a las proclamas del nacionalsocialismo. Mucho ojo con esto porque tiene muchos y muy graves precedentes en la historia reciente.

Pero ella no sabe medir el alcance de sus palabras, de sus insultos, acusaciones y descalificaciones, que va soltando según se le vienen a la cabeza. El caso es repetir una y otra vez ese discurso “Trumpista” cien por cien, que está adoptando cada vez con mayor desfachatez, convencida de que esas frases de odio y enfrentamiento  van a ser jaleadas una y otra vez, y cada vez con más fuerza, por sus fieles. Y cuanto más odio y agresividad mejor, más aplausos y gritos enfervorizados por parte de sus fanáticos e incondicionales admiradores que, más que admirarla, la adoran, incluidos algunos intelectuales como ¡ay¡ Fernando Savater que, quién lo diría, también ha caído rendido ante la excesiva, sobreactuada y penosa representación de la insufrible y vacía verborrea de esta política absolutamente impresentable.

En la junta directiva nacional del PP del pasado uno de Marzo, ceremonia donde se enterraba políticamente a Casado, un trámite breve, rápido como el entierro de un pobre, IDA ha tomado la palabra y lejos de conformarse con la cabezas de Casado y Egea, que le habían ofrecido en sacrificio los barones del partido para aplacar sus iras de diosa implacable de la destrucción y la venganza, la diosa Kali de Chamberí, no satisfecha con estos sacrificios humanos ofrecidos, ha atacado una vez más sin miramiento ni consideración alguna a Casado que, como ya hemos dicho, fue su mentor, su apoyo y respaldo, el que le dio la oportunidad y guió sus primeros pasos en política, junto a Esperanza Aguirre, la gran criadora de políticos del PP. Y no contenta con los sacrificios que le han ofrecido, ha pedido  “expulsar” del partido a todos los que hayan formado parte de la “campaña” contra ella. Que no quede ni uno.  

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2 COMENTARIOS

  1. Y mientras, desprovisto de todo sentimento, mi augusta persona interpreta su inspiración con el arpa, viendo arder Génova asomado al balcón de palacio y habiendo ahorrado los seis talentos de oro. (Que es el precio del rescate que pusieron los piratas por Julio César, cuando un talento equivale a tu peso en oro) que lles dean polo cú.

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