jueves, 28marzo, 2024
15.9 C
Seville

Historias del colonialismo

Miguel Ángel Cerdán
Miguel Ángel Cerdán
Licenciado en Historia. Profesor de Secundaria en la enseñanza pública. Articulista en diversos medios digitales e impresos de la Comunidad Valenciana.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

En la reciente agresión de Rusia a Ucrania sólo Estados Unidos y la Unión Europea, es decir la OTAN, se han posicionado de forma contundente contra la misma. Digan lo que digan, ni China, ni La India, ni los países árabes, ni Sudamérica, ni África han condenado de forma real la invasión de Ucrania,  y no han hecho otra cosa que ponerse de perfil, condenar de boquilla o callarse. Y no lo han hecho por simpatías con Rusia o antipatías por Ucrania. Lo han hecho, han adoptado esa posición, por la profunda animadversión que guardan contra Europa Occidental y contra Estados Unidos. Y es que la Historia es tozuda, deja cicatrices y firmes propósitos de frías venganzas.

China no olvida por ejemplo que la humillación a la que fue sometida por Gran Bretaña en las  llamadas Guerras del Opio en el siglo XIX, como Gran Bretaña se quedó con Hong-Kong, y como a cambio del té China recibió opio y vio forzada su soberanía. De hecho, la presencia por la fuerza occidental fue el principio del fin del Imperio Chino, Imperio al que sucedió el caos de los “Señores de la Guerra”, y después el dominio del Kuomintang y la guerra civil entre estos y el partido comunista de Mao. El gigante dormido del que hablaba Napoleón fue expoliado, humillado y sumido en el caos. China tiene hoy 1.413 millones de habitantes. Y  su creciente poderío económico, y  su entrada comercial en América del Sur y África es de sobra conocido.

La India, como todo el mundo sabe, era la Joya de la Corona británica. Colonizada desde 1777, como indica Hobsbawn su dominio fue fundamental para el despegue de la Revolución Industrial inglesa al obligar los colonizadores a vender a un precio baratísimo el algodón hindú y prohibir la industria textil  artesanal tradicional de la India, las famosas “indianas,  para que los nativos no tuviesen otro remedio que comprar los tejidos británicos. Hasta después de la II Guerra Mundial no obtuvo La India su independencia. Hoy tiene 1.408 millones de habitantes.

India, China, así como los habitantes de Indochina (Vietnam, Laos y Camboya) o Indonesia tuvieron que soportar, además del expolio económico,  el racismo europeo, el racismo de los colonizadores, embebidos de “darwinismo social”, y convencidos como Cecil Rhodes o Rudyard Kipling de la “superioridad del hombre blanco” y de su “misión civilizatoria”.

Pero no fueron solo los asiáticos. Los habitantes de África, así como los habitantes de Sudamérica, tuvieron también que sufrir el expolio, la rapiña, el desdén y el desprecio durante el colonialismo del siglo XIX.

América del Sur sufrió durante ese siglo la Doctrina Monroe (1823), que bajo el eufemismo de “América para los americanos” implicaba la realidad de “América para los norteamericanos”. La política del Destino Manifiesto de O´Sullivan, la de las bases navales de Mahon y de la del “Gran Garrote” de Theodore Roosevelt completaron una política que suponía el dominio total y efectivo, bien directamente cuando era necesario, bien mediante el colaboracionismo de las élites locales y de gobiernos títeres,  de prácticamente toda Sudamérica, y su subordinación a los intereses económicos de Estados Unidos.

Del reparto de África entre Francia y Gran Bretaña principalmente, de las matanzas que tuvieron que sufrir sus habitantes, de la desarticulación que sufrieron sus sociedades, del expolio de sus tremendas riquezas de todo tipo, de las trabas a cualquier tipo de industrialización efectiva, de la segregación de sus habitantes, sería también necesario hablar largo y tendido. Así como de la traición repetida que han sufrido los países árabes, a los que se prometió muchas cosas, cosas que no se cumplieron nunca, y que encima culminaron con lo acaecido en la Guerra del Yom Kippur .

Hoy América latina está cerca de los 700 millones de habitantes, África supera los 1.300 millones, y la llamada Liga Árabe los 430.

Todo esto, toda este recuerdo de la historia de antes de ayer, no es más que un intento de comprender hacia dónde podemos ir. Para evitarlo, y aunque es inevitable un mundo multi-polar, haría bien el llamado “Occidente” en evitar la arrogancia y la prepotencia. Porque las cicatrices son dolorosas. Y recientes.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído