jueves, 28marzo, 2024
12.8 C
Seville

Historia del Pecado, del revés

El Árbol de la Ciencia, el Árbol de la Vida

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

A Julio Silvera

Despierto esta mañana silente de fiesta un tanto rara, de movimientos distópicos. Me dispongo a trabajar y, de repente, me hallo pensando en el Edén. No podía ser un sitio en el mundo, es decir, en su inmensa sabiduría previdente, Dios debió concebir el Edén como una especie de Purgatorio inverso, sabedor de que terminaríamos en la Tierra sudando el pan.

Déjenme fantasear, ya sabemos que esos textos genésicos son superposiciones forzadas y contradictorias de cultos distintos y cambiantes que la escritura fijó sin rigor en algún instante, que después intereses diversos hilvanaron a su gloria mayor. Pero, si hacemos caso a su origen divino y por tanto indubitable, el Edén no podía ser una finca imperecedera, pues antes o después habríamos tenido nuevas noticias de ella: Eva y Adán fueron expulsados a la vida terrestre sin retorno, por lo que hemos de entender que se trata de localizaciones de diferentes naturalezas. La expulsión es nacimiento.

Por otra parte, los intérpretes malévolos siempre nos han descrito aquella escena como el triunfo momentáneo del Diablo, origen de la realidad que conocemos. Pero le podemos dar la vuelta, dándonos un aire así gnostizante; si a Eva la erótica sierpe le propuso el Árbol de la Ciencia, lo que tenemos es una divinidad que sacó al humano de su ignorancia, fíjense, la hembra atina con el dios revelador del saber frente al dios que velaba toda inteligencia en favor de una supuesta felicidad estúpida, ignara. Cuando Eva, atenta al dios descubridor, comunica a Adán la sabiduría, el pecado consiste en vivir con todos los placeres del mundo, incluida la carne, es la hembra no quien lo pervierte sino quien lo convierte en un ser posible, con un sentido, el del placer de buscar conscientemente lo bueno, esto es, aquello que nos permite una vida plena.

Eva asume el papel de sacerdotisa guía, no es una pecadora que pudre la inocencia del varón, sino que le proporciona los conocimientos para abandonar la ignorancia y dejar ese no-mundo originario y penetrar en el mundo real. A partir de ese momento, la pareja sobra en aquel más allá inicial. Dios dice que hay que expulsarlos, porque si comen del Árbol de la Vida podrían ser inmortales y por tanto como ellos mismos son: los dioses sabios e inmortales; los humanos no son dioses, su lugar pues, antes de que lo consigan, es la Tierra donde la muerte regula toda sabiduría.

Eva no enseñó el pecado, es la metáfora ocultada de la revelación de la vida. Lo femenino, y su poder creador de vida, es el sentido último de nuestra existencia. En la Tierra real, hemos de trabajar para poder vivir y poseemos la sabiduría suficiente para poder disfrutar de la bondad de los frutos de la Naturaleza. Este mito ha sido escondido en favor de una oscura historia de mentes pervertidas que nos enseñan lo contrario: que aquello no fue origen sino caída, y que la vida en la Tierra y las relaciones de amor entre hermanos y hermanas son malas y nos manchan incluso antes de nacer, por lo que sólo ellos tienen el medio de lavarnos con el bautismo… cuando en realidad, lo revelado por la serpiente, símbolo de la tierra y de la vida y del sexo arracimado, mostró el nacimiento verdadero de la Humanidad con sus bondades.

Somos mortales, porque un dios nos negó la fruta del Árbol de la Vida; somos sabios porque otro dios nos legó la fruta del Árbol de la Ciencia. La alegoría nos está diciendo que podemos ser felices conociendo nuestro límite ineluctable, lo tenemos todo para convivir salvo que confiemos en la vana esperanza de la eternidad; quienes han malinterpretado la melancolía del Paraíso como una pérdida y no como una instancia de pragmatismo humano, han convertido esta confusión en una hipoteca que les permite comprar nuestra vida para prometernos el otro Árbol, ocultándonos que la sabiduría es útil y nos permite descubrir la falsedad imposible de la vida eterna. Nos niegan la hermandad humanista, porque hacen del mundo un territorio de negación, de lucha para volver a un pasado… que no es.

El mundo es suficiente, el sufrimiento del parto y el trabajo y la muerte es necesario, y hemos dicho arriba que poseemos la sabiduría suficiente para poder disfrutar de la bondad de los frutos de la Naturaleza… hasta que ese Dios ¿bondadoso? meta cizaña otra vez y nos inocule la envidia y el odio cainitas… pero ése es otro capítulo, y he de trabajar para vivir.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído