La Escuela de Traductores de Toledo y el rey cantiguero tienen mucho que ver con el Renacimiento europeo, los clásicos griegos que el cristianismo denostó y perseguió (y no comprendió, Santo Tomás no supo nunca de qué iba Aristóteles) regolfaron vía ibérica a la Europa mediterránea y sajona. Y nuestros reinos peninsulares tuvieron participación más que activa en la revolución renacentista, aunque el progreso económico, político, tecnológico, etc., sería frenado por nuestra pasión contrarreformista que redundaría en una pobreza secular, a pesar de la potencia imperial, y en la prolongación de la estructura feudal como sistema productivo hasta…

España no tuvo Ilustración, aunque sí egregios iluminados debidamente represaliados, ni tuvo Revolución Industrial, salvo algún caso específico y vascos y catalanes (que desde entonces nos miran mal, con razón). Sí, el siglo XIX hispánico también es un siglo medieval hasta en lo sucesorio del trono. Por agotamiento, por sufrimiento, el Modernismo sopló en la España de 1880 en adelante: el regeneracionismo, la admiración por el orden teutónico (racional y creyente) llamado krausismo, llevó a un puñado de intelectuales a querer permear, a través de la formación, a una futura élite dirigente del país y sólo dos décadas después se conocerá un esplendor que nos devolvería a la época de la ruptura con Europa, volvimos a estar a punto del salto, del Siglo de Oro volamos casi directos a la Edad de Plata en la que Giner de los Ríos conseguirá que la religiosidad y la educación, la propiedad de la tierra, el ejército y la nobleza empiecen a ser encarrilados, por medio de una revolución intelectual incruenta, hacia la civilización. La Guerra Civil no es más que la reacción de la Nobleza Militar (eran lo mismo), la Nobleza Terrateniente (eran lo mismo) y la Nobleza Clerical (eran lo mismo) para mantener el sistema feudal, la servidumbre de la gleba; y lo consiguieron. España fue devuelta de nuevo a la “Schola”.

Ahora algunos hablan de la Tercera España, la que fue víctima inocente de los dos bandos del 36; yo soy de la Cuarta España, la que es víctima de la reelaboración permanente de una Historia en la que las fuerzas represoras del conservadurismo ultra consiguen imponer el discurso y sus actos hasta borrar sus vergüenzas y el delito. Así, un tipo que fue Ministro con una dictadura de 150.000 desaparecidos, hoy puede relacionarlo entre sus méritos y ser gran empresario, vincularse casi familiarmente con la Casa Real como persona de bien e influir (incluso financiar) algún partido, y si se te ocurre mencionar esto críticamente: pues ya sabemos que eres de la cáscara amarga. No hubo dos bandos, sino la voladura calculada de cualquier atisbo de evolución democrática (libertad, igualdad, fraternidad) por parte de la Iglesia y Nobleza feudales, que continuaron campando con derecho de pernada medio milenio después de puestas las bases para su demolición natural en parte del continente.

No se me ha ido la pinza. He querido hacer esta síntesis (burda, como todo discurso histórico) para dar luz a la situación actual. Porque España debe ser uno de los pocos lugares del mundo donde la Historia se repite tan pesadamente que estamos, es literal, parados.

Hay quien se sorprende del proceso de corrupciones y gestión imaginativa que descubrimos en cuanto destapamos un poco la olla del poder. A mí me sorprende la sorpresa. Nos rodea una mediocridad apabullante; y conste que no es ésta una crítica a la sabiduría popular, meritoria y acrisolada por milenios de humanidad; lo mediocre que nos rodea tiene que ver con ese proceso histórico que nos ha persuadido de que la modernidad ya la alcanzamos con Isabel y Fernando, que tanto montaban. Nuestro pensamiento sigue siendo escolástico, en esta nuestra Hesperia haces un nombre y te echas a dormir, admiramos el éxito y no nos preguntamos por qué, la “autoridad” está por encima de los hechos, cualquiera pasa por genial sabiendo colocarse en el lugar adecuado; aplíquese la fórmula en los partidos políticos (y a todo lo demás).

Aquí tener una graduación universitaria no garantiza casi nada, salvo unos años de sacrificio (tampoco muy exagerado). Como buenas escolares estudiamos lo que nos dan, y lo hacemos bien, y si no: copiamos o plagiamos pues se puede llegar hasta lo más alto en los Estudios Superiores, a Rector mismo. Nuestra mediocridad viene dada por pensar que un tipo que se sepa un código es un excelso jurista. Defendí en un artículo reciente que nuestra idea de la linealidad histórica es un error decimonónico de perspectiva… y España no ha llegado ni al mecanicismo ilustrado; para tener un pueblo culto hay que hacerle estudiar cosas pero también hacerle preguntarse por todo, poner en duda todo, confrontar ideas y realidad, aquí la pregunta escuece, basta con aprenderse la “lectio” del “Magister” aunque sea un eco de lecturas sin fundamento en la vida real. Si uno coge a un católico de la Madrugá o de la Señora paseante de las marismas y le pregunta si un ser perfecto puede generar, por definición, algo imperfecto, o cómo es posible consensuar omnisciencia divina y libertad humana, lo más probable es que se ría de ti en tu fucking face o que te dé un hostión y no de Cádiz.

Educar es crear el clima para que cualquiera tenga la oportunidad de plantearse con libertad (esto es, con el mayor número de opciones de respuesta a su alcance) cualquier cosa. Aquí a quien se pregunte, a quien dude, a quien pusiere en tela juicio lo heredado se le acorrala. Que te emociones con Manuel Carrasco o con los últimos cuartetos de Beethoven es una cuestión de gustos, y la pregunta ofende porque el receptor te suele mirar como indignado: “¿Te crees superior por oír a Morton Feldman mientras yo muero por Camela?”; aquí los “organa” de Perotin o Leonin no se distinguen de una sevillana. En más de dos décadas rodeado de estudiantes preuniversitarios, los aficionados a la lectura, el Arte o la Música Clásica de cada grupo se podrían haber contado con los dedos de una mano y, en ocasiones, sólo con el de la higa.

No se nos enseña a preguntarnos el por qué de nada; entre otras cosas, ni entre el profesorado ni entre casi ningún sector abunda el descomponedor crítico de lo social; analizamos mejor a los de otras culturas, rasgo típico del racismo etnocéntrico. Y el problema no es la cantidad de gente que no lee jamás, casi un 60% he visto en algunos sitios, mucho peor es la basura que lee la mayoría del resto de la población; un libro de poesía de calidad en una editorial grande no llega a colocar ni de coña 1.000 ejemplares al año siendo de un autor consagrado, teniendo en cuenta que vivimos casi 47.000.000 de ibéricos… El Arte, el viaje, la lectura, la música, son exclusivamente entretenimiento; si una novela te enfrenta a tu miseria espiritual, personal, política, histórica, folklórica, si una pieza musical te revela como una ignorante armónica, melódica e instrumental, si una teoría te muestra lo absurdo de tu vida y tus ignorancias, tomamos unas cañas al sol, que aquí se vive como Dios, y después vemos una serie de narcos y le pegamos una hostia al médico de familia, que no tiene ni puta idea. Venden poetas youtubers que no saben qué es la poesía; se lee a novelistas cuentahistorias que no han olido la Literatura ni de lejos; un pollastre con ínfulas artísticas saca una subvención al cargo de turno o te coloca una supuesta escultura y se creen Carlos IV comprando Stradivarius o Goya; un porcentaje enorme de estudiantes de música terminarán sus días tocando marchas pseudomilitares tras procesiones por la calle, y basta asomarse a la puerta para ver toneladas de gente orgullosa y ufana de su analfabetismo…

Ésta es la España mediocre que nos han legado y que nosotros seguimos prolongando porque, a diferencia de aquellos regeneracionistas de la Institución Libre de Enseñanza, el intelectual español de hogaño se ha acomodado a su papel de bufón para el primusinterpares, mira con admiración a los novecentistas o a los del 27 pero no les llegamos a la altura del tobillo ni en compromiso ni en lo intelectual, ¿de qué nos extrañamos al ver lo que hacemos en la Fiscalía, en las grandes empresas, los cargos de Gobierno, la alta Función Pública? Es la base lo que está podrido, todo lo que aquí se eleva retiembla con riesgo de derrumbe.

Lo grande de cada vida no es el alma que llega a las horas del folleteo, como dicen ésos, en fin… sino que cada cual viva como si toda la Historia de la Humanidad se cumpliera de nuevo en su persona. Porque todos debemos hacernos las mismas preguntas, porque nuestro cerebro va a responder con el mismo aparataje para hacer frente a un mundo que apenas cambia, por mucho que creamos que la tecnología es importante: ése es uno de los mayores engaños, hacernos creer distintos cuando nada de lo humano nos es ajeno. Cada quisque tiene que hacer el mismo recorrido, las mismas dudas, errores, placeres y dolores, el amor, la muerte y el odio, la emoción, todo eso constituye la espiritualidad humana (que nada tiene que ver con la religión, que es más bien un negocio); no podemos construir la Educación sobre la enseñanza de lo ya acabado, de lo hecho, recibir las lecciones ya escritas es aprender una tradición, por eso España está estancada en la mediocridad más absoluta, por eso no somos punteros en nada que tenga que ver con lo novedoso (salvo que deje dineros y corrupciones, como la obra pública), por eso somos un reclamo turístico pintoresco, por eso no somos cultos, porque quienes mandan estudian, se preparan y se cultivan fuera. El que inventen otros no se acabó.

Hay que regenerar la Escuela y la sociedad para reconducir una nave que está derrotando otra vez hacia los Reyes Católicos, los poderes públicos deben preocuparse más del futuro y diseñar un contexto para evitar la involución, la asonada, el cultivo nuevamente del destripaterrones como siervo del Señor omnímodo del feudo que ha venido siendo el sino recurrente de nuestra Historia. La tradición se hereda, la Cultura hay que construirla.

 

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