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Historia de España

La MATESA permanente

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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Lo cierto es que, por más vueltas que le doy, no hallo manera de explicarme este sindiós (como dijo el épico Saza). En una conferencia en torno a la idea de España, me cuenta una amiga que una oyente, en el coloquio posterior, señaló la obsesión de Ian Gibson por culpar a “las derechas” de las penalidades hispanas… nos dio para el café.

Yo me pregunto: ¿No es el principal problema de la Historia de España precisamente que las derechas jamás hayan permitido la normalidad democrática dejando gobernar a las opciones de la izquierda? Démonos un contexto, el de Europa; si quieren nos comparamos con Burundi, con todo el respeto, pero creo que compartimos poca tradición cultural. Con todas las pegas que quieran poner, la democracia representativa eclosiona con el siglo XX y, a pesar de parones y disgustos, los países con que nos gusta compararnos han disfrutado de alternancias en el gobierno o, al menos, contemplaban esa posibilidad legal: España apenas ha disfrutado en ese mismo período de tiempo de la posibilidad de una alternancia al refractarismo de los poderes tradicionales amparados por la casta militar, la nobleza terrateniente y una iglesia omnímoda y opresiva. En un siglo largo, apenas una quinta parte de esa época ha sido gobernada por la izquierda, y metan ahí las tensiones de la Segunda República y esa bicefalia socialista de ser progresista en lo social y casi neocón en lo económico.

Lo que quiero decir es evidente, cuando pensamos en un diagnóstico de los males de la España actual los responsables sólo pueden ser unos, ésa es la Historia. Cuidado al reaccionar a lo que digo, porque podría descubrirse usted defendiendo el orgullo de la España única sin cintura que sólo contempla una Historia, un Dios, una Patria, una Bandera.

Sí, he dicho “refractarismo” y apadrino el término, porque la derecha española no es liberal (ni siquiera en lo económico) sino refractaria a la libertad, ni siquiera es reaccionaria ni contempla esas derivas anarcoides ultraconservadoras norteamericanas, no, la derecha carpetovetónica es refractaria al pensamiento, a la cultura, al Arte, a la tolerancia, al derecho, a la gracia divina, no los ve: ve patriotismo, folklore, tradición, contumacia, apaño y pecado respectivamente.

España no está muerta, sólo huele como si lo estuviera (Zappa dijo esto del jazz). España (y esta responsabilidad es del PSOE) vivió un espejismo inevitable tras la dictadura y pareció salir del armario para admitir su diversidad, su complejidad, en los 80 hubo un simulacro de democracia que la corrupción y el terrorismo ultra de Estado terminaron colapsando (fíjense, ETA históricamente sirvió para reafirmar la democracia frente a la barbarie), el modelo económico a partir de los fastos del 92 (cosecha del 82) ha consistido en construir (lo que sea: AVEs, aeropuertos, rotondas, metros, ciudades sanitarias o de la justicia, palacios de congresos, eventos deportivos, turismo, organismos públicos…) para volver al mangoneo, la picaresca, el Sitúnolocogesotroselolleva, la comisión, el cuñao, ¿y lo mío?, las cesantías, los toros, el fútbol, la religión grosera y las panderetas, quejíos y dulzainas. Pa llorá, que dirían Rivera y su primo y la diva Sánchez orgullosos.

El examen de septiembre que podía haber sido la democracia de aquella famosa Transición, encaminado a recuperar la asignatura perdida de la normalidad, no ha llegado a celebrarse, seguimos suspensos; cierto es que partes dispersas de esta ínsula extraña pelean por instaurar ese Tribunal Legítimo del Universo de los Lectores del que hablaban los ilustrados, no todo es un fracaso en nuestra Historia, pero mirar al Presidente del Gobierno y la basura corrupta que le rodea (hasta absorberlo), ver cómo los tecnócratas arengados por Escrivá para mantener el poder en la Dictadura nacionalcatólica reinventándola en los 60 (relevo generacional entre los fascismos hispanos) siguen gobernando hoy los tres poderes y la economía, ver cómo quienes reclaman su propia memoria histórica de vencedores han sido incapaces de ceder un mero permiso legal para desenterrar a los vencidos (que decuplican su número) es el retrato de esta España de la MATESA permanente…

¿Europeísmo o africanismo? Ésa es nuestra disyuntiva… siempre.

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