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Hangul

David Almorza Gomar
David Almorza Gomar
Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.
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análisis

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“Tantos idiomas distintos. Entre seis mil y seis mil quinientos reconocidos en la actualidad”, pensaba un día el médico investigador Boris Pérez. “Son demasiados”.

El ser humano, meditaba Boris, conoce el valor de las principales monedas y tiene su referencia clara. Puede hablar en dólares o en euros y los asocia rápidamente. Sin embargo, solo es capaz de decir gracias en unos pocos idiomas. La lucha por una moneda común fue más efectiva que la lucha por un idioma común.

Es cierto que se aceptó el inglés como un medio general de comunicación, pero es un idioma cambiante. Un inglés ahora no puede entender el Shakespeare original, leyó Boris en una ocasión, mientras recordaba el inglés que aprendió en su colegio y que es distinto al que se habla hoy. Incluso el inglés americano, quizás a propósito, suena de forma muy diferente.

Sería bueno que la humanidad buscara un idioma que sea global y sobre todo más sencillo de aprender. Un ejemplo de avance en este sentido lo tiene en el Hangul. Se trata del alfabeto coreano. Se creó de forma artificial en el siglo XV durante el reinado de Sejong.

En aquella época había muchos coreanos analfabetos. Aprender chino, sobre todo a escribirlo y a leerlo, no es fácil. El rey quiso promover la alfabetización de la población y con ese fin creó el Hangul. “Cuando los gobernantes invierten en educación, es cuando logran cosas realmente buenas”, pensó Boris.

Un dicho popular coreano dice, sobre este alfabeto, que “un hombre sabio puede familiarizarse con él antes de que termine la mañana; pero que hasta un hombre estúpido puede aprenderlo en diez días”.

Se ha demostrado que una persona tiene la capacidad de comunicarse con facilidad en dos idiomas. Quizás en un futuro, concluyó Boris, los gobernantes apuesten por crear un idioma que sea común en todo el planeta: el terrícola.

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