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Hamilton cree que habría derrotado a Mercedes con el Ferrari de Vettel

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análisis

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Lo cree de corazón. Y esa creencia demuestra muchas cosas.

Se lo ha ido diciendo a todo aquel que quisiera escucharle, ha aprovechado en las últimas semanas hasta la menor oportunidad, Lewis Hamilton para decirlo:

Ferrari nunca intentó contactarme.

Es increíble que nunca haya pilotado para Ferrari.

Ser piloto de Ferrari es un sueño para todos.

Nunca fue posible fichar por Ferrari y nunca sabré por qué.

A Toto Wolf  –Torger Christian Wolff , según su documento de identidad- no le hace ni pizquita de gracia que el tipo al que ha convertido en el corredor de F1 más exitoso de la historia diga esas cosas, las vaya declarando a diesto y siniestro. A Wolff le gustaría responderle a “Martillo Jamilton” que sin su coche, sin la Mercedes imbatible de la era híbrida, no habría llegado ni de broma a ganar 100 carreras de F1 ni los seis campeonatos mundiales, que -sumados al logrado por el británico con McLaren- le permiten haber igualado el record de títulos mundiales de Schumacher.

Pero Schumacher ganó carreras con un Ferrari que era aún más patata que el actual, y se puso a la Scudería a la espalda y volvió a convertirla en la número 1. Y Hamilton, que en el fondo ya sólo corre contra sí mismo y se ha creído su propia leyenda, cree de corazón que él habría logrado hacer lo mismo. Que habría ganado a la Mercedes de Bottas con el Ferrari que conducía Vettel; que incluso habría ganado a Red Bull con la Ferrari que conducía Fernando Alonso.

¿Y quién sabe? Quizá sí lo habría logrado, pero es pura especulación sin ningún fundamento fiable. Hamilton, y es normal y es inevible, está borracho de sí mismo, de los números increíbles que ha logrado y que le convierten en el piloto con más éxitos de la historia. Se le odiará o amará o será indiferente a quien lo mire, pero sus números son incontestables.

Y sin embargo, en su lógica borrachera –nadie puede beberse siete títulos mundiales y cien carreras sin acabar ebrio– piensa que el mérito verdadero de los triunfos es de él, excluvisamente suyo, y no el poderío brutal del equipo de Toto Wolff, otro hombre borracho de sí mismo, que mira subiendo la barbilla a su piloto estrella mientras que con el rabillo del ojo observa a Russell, el nuevo fichaje, deseando ver cómo pone en su sitio la temporada que viene al Martillo Soñador, a ese que piensa, se atreve a pensar, que es aún más importante que la máquina, que el sofisticadísimo y maravilloso robot que le ha permitdo ascender al peldaño más alto de la historia del automoviloismo.

Forza Ferrari Forza Totto Wolf Forza Lewis Hamilton

Tigre tigre.

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