Un niño empuja una silla de ruedas en el este de Aleppo.

Ni siquiera la ONU puede garantizar ya la seguridad en los campos de refugiados sirios. El hambre y los ataques de las fuerzas gubernamentales son constantes y están diezmando a la población en otro genocidio silencioso que no parece interesar demasiado a la comunidad internacional. Según Naciones Unidas, unos 12.000 sirios han tenido que huir del campamento de desplazados de Rukban en las últimas semanas, mientras que los 29.000 que permanecen en él afrontan correr la misma suerte o pasar hambre. La ONU pide a los países miembros y a las potencias en conflicto poder llevar ayuda humanitaria con urgencia a la zona, al tiempo que condena los ataques aéreos del Ejército gubernamental, así como las represalias de las fuerzas de la oposición en las zonas donde se están disputando el control.

Mientras Donald Trump se plantea una intervención militar en Irán, que sería otro fiasco para la estabilidad en la zona y otro drama humanitario de consecuencias impredecibles, los campos de refugiados de Siria se han convertido en grandes guetos donde la gente lucha por sobrevivir. Lejos de mejorar la situación del país sumido en una larga guerra civil, aquello sigue siendo un auténtico infierno. Preocupa sobre todo la situación de los niños, ancianos y mujeres embarazadas.

El hambre se está dejando sentir en Rukban, un campamento creado en el sudeste de Siria para acoger a los que habían tenido que huir de sus hogares debido al conflicto bélico, que va camino de su noveno año, según ha informado Najat Rochdi, asesora del enviado especial de la ONU.

Rukban, próximo a la frontera con Jordania, es tierra de nadie. Las agencias de cooperación de la ONU han pedido repetidamente a las partes en conflicto que faciliten el acceso al lugar. Ningún tipo de ayuda ha llegado desde el pasado mes de febrero, lo que ha provocado que 12.000 personas hayan emprendido de nuevo la marcha.

“Alrededor de 29.000 personas siguen allí. Es una cuestión de tiempo. Son simples matemáticas. Esa gente no ha recibido ninguna ayuda, ningún convoy, desde principios de año, y la hambruna ya está comenzando”, dijo Najat Rochdi.

La ONU continúa abogando por llevar camiones con alimentos y combustible, pero parece difícil que puedan entrar en una zona sometida a las escaramuzas de los rebeldes. En cuanto a la situación en Idlib, Rochdi condenó que los civiles estén siendo objetivos militares en escuelas y centros médicos. “Los bombardeos aéreos, incluido el uso informado de bombas de barril que causan graves daños a infraestructuras civiles y víctimas civiles, es una práctica que va en contra de todos y cada uno de los principios humanitarios”, dijo en referencia a los ataques lanzados por fuerzas gubernamentales. “También es alarmante el bombardeo reportado desde la zona desmilitarizada hacia áreas bajo control gubernamental”, añadió con respecto al fuego de artillería de los grupos de oposición.

Las últimas cifras sobre desplazamientos indican que más de 180.000 personas huyeron de sus hogares en Idlib, según Rochdi, quien explicó que para muchos esta no era la primera vez que se habían visto obligados a huir del conflicto en otras partes de Siria. La mayoría se había trasladado al norte y al este, mientras que otros se habían ido a Alepo. “La huida de los bombardeos es una cruel realidad cotidiana para muchas personas. Pero ahora, si continúan esos ataques, ¿a dónde pueden ir? Ya huyeron como último recurso para encontrar un lugar seguro. ¿A dónde podrán ir?”, preguntó Rochdi.

De los aproximadamente tres millones de personas que viven en Idlib, un millón son niños. Cientos de miles de vidas están en riesgo debido a los continuos combates, que han dejado a decenas de miles de jóvenes sin escuela y a familias enteras que se refugian bajo los árboles.

En declaraciones a la prensa, la funcionaria de la ONU añadió que “la inseguridad y los continuos ataques aéreos no son algo realmente propicio para prestar asistencia humanitaria” y recordó que alrededor de doce oenegés “han suspendido temporalmente la ayuda”.

Rochdi reiteró el llamamiento a favor de un “apaciguamiento urgente” de los combates en Idlib y para que las partes en conflicto vuelvan a comprometerse con el acuerdo de alto el fuego, en particular Rusia y Turquía.

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