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Haití: Diez años después del terremoto

En respuesta al agravamiento de la crisis económica y política, MSF ha lanzado nuevas iniciativas para atender a los pacientes cuando el sistema médico haitiano no da abasto

Eva Maldonado
Eva Maldonado
Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.
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análisis

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El 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud 7.0 mató a miles de personas, desplazó a millones y destruyó el 60 por ciento de un sistema de salud que ya estaba en dificultades en Haití. Para dar respuesta a las necesidades urgentes y casi ilimitadas de la población, Médicos Sin Fronteras (MSF) puso en marcha una de las operaciones de emergencia más grandes de su historia. En 10 meses, los equipos atendieron a más de 350.000 personas.

Una década después, a medida que los problemas económicos y las tensiones políticas se intensifican, las instalaciones médicas –incluidas las administradas por MSF– realizan un enorme esfuerzo para atender las necesidades de los pacientes. MSF publica hoy el documento ‘Haití 10 años después’ en el que repasa el impacto del terremoto, la respuesta de la organización pero también subraya los problemas que afrontan hoy las instalaciones médicas para seguir operativas en medio de conflictos políticos y económicos.

Desde septiembre de 2019, la crisis política y económica en Haití se acelera y se agrava cada día, hasta el punto de que el sistema de salud en Haití está al borde del colapso. Las barricadas y la inseguridad en las rutas impiden que los pacientes y el personal médico lleguen al hospital.

En respuesta al agravamiento de la crisis económica y política, MSF ha lanzado nuevas iniciativas para atender a los pacientes cuando el sistema médico haitiano no da abasto. MSF ha reabierto un centro de trauma de 50 camas en el barrio de Tabarre en Puerto Príncipe y ha aumentado el apoyo a instalaciones médicas en la capital y en las zonas rurales. Sin embargo, no es suficiente; es necesario incrementar el apoyo al sistema de salud en su totalidad.

Protestas, bloqueos y paros


Haití experimentó numerosos bloqueos y paros en todo el país durante varios meses de 2019 (conocidos como “peyi lok”)
. Las calles estaban bloqueadas por barricadas de neumáticos en llamas y cables e incluso muros levantados por la noche que impedían el movimiento de ambulancias, trabajadores de la salud, suministros médicos y pacientes.

En 2019, el centro de estabilización de emergencia de MSF en el barrio de Martissant en Puerto Príncipe recibió un promedio de 2.450 pacientes al mesEl 10% presentaba heridas de bala, laceraciones u otras lesiones relacionadas con la violencia. El hospital de quemados de MSF en la zona de Drouillard, también en la capital, experimentó un pico de actividad en septiembre, cuando ingresó 141 pacientes con quemaduras graves, causadas principalmente por accidentes. En Delmas, donde MSF gestiona una clínica especializada en violencia sexual y de género, hubo una disminución en el número de pacientes durante este período de violencia. La causa: los bloqueos y la inseguridad complicaban llegar al centro.

En zonas rurales, como Port-à-Piment en el departamento Sur, el efecto de la crisis en el sistema de salud es dolorosamente visible. MSF ha apoyado durante mucho tiempo los servicios de urgencia y de salud materna del área. En casos graves, cuando es necesaria la hospitalización, los equipos de MSF topan con enormes dificultades para encontrar una instalación médica operativa abierta donde derivar a sus pacientes. El hospital principal y el banco de sangre del departamento cerraron en octubre tras ser saqueados y aún no están en pleno funcionamiento. MSF tiene que realizar habitualmente traslados de pacientes en estado crítico de hasta cinco horas para llegar a un hospital que pueda aceptar tales casos. En el departamento Norte, donde MSF estaba a punto de abrir dos clínicas para atender a supervivientes de violencia sexual y de género, las actividades tuvieron que detenerse debido a problemas de acceso y a la falta de combustible.

En respuesta al agravamiento de la crisis económica y política, MSF ha lanzado nuevas iniciativas para atender a los pacientes cuando el sistema médico haitiano no da abasto. En noviembre, MSF reabrió un centro de trauma de 50 camas en el barrio de Tabarre en Puerto Príncipe. En sus primeras cinco semanas, el hospital recibió una abrumadora cantidad de 574 pacientes. En este periodo ingresaron 150 heridos con lesiones mortales; el 57 % de ellos presentaban heridas de bala.

La organización también ha reforzado su apoyo al Ministerio de Salud Pública y Población a través de donaciones de equipos y materiales médicos, la rehabilitación de instalaciones y la formación del personal del principal hospital público de Puerto Príncipe. MSF también asiste a un hospital en Port Salut en el departamento del sur y a 10 centros de salud en todo el país.

«Sabíamos que respondíamos a necesidades médicas en materia de casos graves y urgentes, pero obviamente la situación es aún peor de lo que imaginamos«, reconoce Issa. «Ahora necesitamos que otros presten atención a las carencias sanitarias que presenta Haití».

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