viernes, 29marzo, 2024
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Guillermo González

Albéniz, retrato cabal de España

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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Soy un fanático de las grabaciones musicales. No desprecio el directo, y lógicamente en el repertorio clásico menos. Es una actitud personal; he disfrutado mucho de conciertos y hasta los he organizado, pero no hay nada que pueda sustituir al momento de intimidad que provoco en mi casa, o donde sea, oyendo una música que para mí se funde en aire, luz y sensaciones durante una explosión sinestésica sin igual.

Hay un pianista español que merecería un parnaso para él solo; canario, Catedrático del Reina Sofía, elevando sus raíces hasta Ravel como discípulo de Perlemuter y hasta Falla por Ernesto Halffter: Guillermo González es un peldaño de la Historia de la Música Española. Ha estrenado obras de los compositores contemporáneos más relevantes y basta buscar su nombre para encontrar un currículo internacional de conciertos que pasma, además de su labor pedagógica e investigadora por ejemplo como editor de una Iberia de Albéniz de referencia.

Llevo varios días hipnotizado por muchísimas de las cosas que ha grabado, porque tiene algo que le falta a muchos músicos: una comprensión cabal de la historia de esa música que toca y un estudio sistemático de la personalidad del intérprete en todo aquello que pueda serle de utilidad para hacer volar musicalmente lo escrito, porque no es ni taquígrafo ni metrónomo; y su ánimo artístico le lleva a la empatía absoluta con los creadores, por lo que sus interpretaciones son literalmente recreaciones.

La intensidad de su entrega sobre el instrumento es absoluta. Su lucha por despedazar verticalmente lo escrito mientras deja fluir su horizontalidad, su trabajo de ingeniero desmenuzando las armonías sin perder lo melódico, su exquisito desmembramiento de lo estático teórico sin que cese de navegar el tiempo, que es la realidad: lo convierten en un sabio de la música absoluto. También los hay parciales, armonizantes o melodizantes.

Me gustaría añadir a esta singularidad algo que es manjar de pocos intérpretes, no ha dejado de estudiar al 27 musical y sus derivas: Julián Bautista, Salvador Baccarisse, Ernesto y Rodolfo Halffter… el Grupo de los 8, aunque por esnobismo español conocemos mejor a Los 6, que son de la Francia; sólo por eso, debería ser recibido con fanfarrias frescobaldianas en las instituciones de este país…, y que contrapunteara él con algún tiento cabezón.

Casualmente andaba yo este verano entregado a Debussy con Alain Planès y Noël Lee (sin olvidar a Marta Zabaleta), y después empecé a oír las grabaciones de autores españoles de Guillermo González y llegué a esa pieza extremadamente moderna de Albéniz compuesta en 1897 titulada La Vega (Fantaisie espagnole), adelantada un siglo respecto de su música coétanea, resulta que es la línea de continuidad perfecta para ese Debussy, Ravel, Fauré, hasta de Satie, ¡pero compuesta antes o al mismo tiempo que sus obras!… cojo la integral pianística de Ernesto Halffter que grabara para Naxos: y ahí está el europeísmo cultural que estamos perdiendo porque, con su idiosincrasia particular hispana, en esa época los artistas volaban con las ideas, con el intelecto, con la Historia del Arte y sus técnicas, y hablaban idiomas distintos pero permeables…

Dicen que Olivier Messiaen explicaba composición con la Iberia de Albéniz en la mano, nadie como Guillermo González se ha elevado en su interpretación (y las hay magníficas) tan por encima del costumbrismo despojándola de toda peste pesudonacionalista. Francisco Guerrero (el linarense) la orquestó, o más bien construyó unas mudanzas sobre la obra que prueban la posibilidad presente en la partitura de una lectura absolutamente alejada de la bandera. Guillermo González es el revelador más exacto de lo que hay de atonalidad, politonalidad o de juego casidestructor de las formas tradicionales en esa montaña rítmica del pianismo mundial, y sin mudar la obra original sino leyendo esa partitura tan difícil. No niego que la Iberia de Albéniz sea un retrato cabal de España, lo que digo es que ojalá ésa fuera nuestra patria y no la parodia cutre que otros pretenden, incluso subiéndose a los hombros de don Isaac.

Amo ese país de Albéniz y Guillermo González, y sus Noches en los jardines de España de Falla dirigida por Víctor Pablo Pérez, y su García Abril y su Zulema de la Cruz y su Carlos Cruz de Castro y su José Luis Turina… quienes a lo largo de un siglo han aportado su trabajo compositivo para mantener ese vínculo internacionalista, humanista, que debe ser el Arte.

Schumann, Mozart, Scarlatti, madrugadas de estudio, farruca, fandango, Soler, habanera, Chopin, Tárrega, Marcial del Adalid, Ocón, Teobaldo Power, Granados, pero siempre el genio de Camprodón… Guillermo González es una referencia de trabajo, compromiso, saber hacer, bonhomía, un hombre que vive en la Música aportándole su sosiego natural y su reflexión permanente, su cultura es como un drago lento que se abre a lo superior… y eso lo convierte en un gran observador. Gente vivida, sabia… ¿qué esperamos para consultarles, para premiarles, para exigirles que cedan su grandeza?

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