Greenpeace pide a Sánchez y Scholz que abandonen el proyecto MidCat por agravar la crisis climática y no solucionar las necesidades energéticas de la población

Escaladores de la organización ecologista despliegan una pancarta en la cumbre hispanoalemana para pedir que el dinero del gasoducto MidCat se invierta en renovables. El MidCat, afirma la organización, "es una falsa solución: tardaría mínimo tres años en culminarse, no resuelve la crisis a corto plazo y no está claro que pueda servir para transportar hidrógeno de manera eficiente"

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Varios activistas durante la acción en A Coruña. Foto: Greenpeace

«Si la inversión necesaria para infraestructuras de gas e hidrógeno se dedicase a renovables, se podría sustituir la mayor parte de las importaciones de gas ruso para 2025, antes de que el MidCat pudiera comenzar a utilizarse». Así de contundente se ha mostrado Greenpeace, que reclama al presidente Sánchez y al canciller Scholz que no se siga invirtiendo en infraestructuras de gas, «carísimas y que no solucionan los problemas energéticos de la población a corto plazo». Las inversiones para transportar más gas a Europa, dice la organización «son una falsa solución: desvían el foco de la necesaria transición a energías renovables y anteponen los intereses de la industria gasista frente a la necesidades de las personas que van a sufrir un invierno con precios desorbitados de la luz y el gas».

La organización ecologista basa su posición en varios informes técnicos y científicos publicados recientemente por consultoras especializadas como Artelys  (Marzo 2022), Bellona (Marzo 2022), EG3 (Junio 2022),  ECF,  o la Universidad Pompeu i Fabra (2022), que consideran que esta y otras infraestructuras de gas como el MidCat «no son necesarias, ya que para la fecha en la que entren en servicio la demanda de gas en la Unión Europea deberá haber sufrido un fuerte descenso ocasionado por las políticas de descarbonización».

Los informes expertos también concluyen que, si el tiempo y la inversión necesarios para infraestructuras de gas e hidrógeno se dirigiesen a descarbonizar con energías limpias y eficientes, las necesidades de la ciudadanía resultarían mejor atendidas y se podría sustituir la mayor parte de las importaciones de gas ruso para 2025, fecha en la cual el MidCat podría comenzar a utilizarse.

Incompatible con los objetivos climáticos de la Unión Europea

“Sánchez y Scholz deben abandonar proyectos de alto coste económico y climático como el Midcat y sellar un compromiso de colaboración para acelerar la transición energética hacia las energías renovables, la eficiencia y el ahorro, que respondan a las necesidades de la ciudadanía y hagan frente a la emergencia climática. España no debe ni puede ser un hub de gas, sino de energía renovable”, afirma José Luis García, responsable de Clima en Greenpeace.

Por otro lado, el proyecto es incompatible con los compromisos climáticos de la Unión Europea y de los países directamente implicados (España, Francia y Alemania). Si la UE quiere cumplir con el objetivo climático del Acuerdo de París, debe dejar atrás el uso del gas fósil para 2035. Por eso, Greenpeace considera que «no tiene sentido construir una infraestructura como el MidCat -ni otras alternativas gasistas-, que estarían en uso poco tiempo y no sería posible amortizar, además del impacto sobre el ecosistema local de dicha infraestructura».

Recuerda la organización que los últimos siete años han sido los más cálidos jamás registrados, «hemos sufrido el verano que ha traído intensas olas de calor e incendios inapagables, y sabemos que serán cada vez más frecuentes por el calentamiento del planeta. No podemos perder más tiempo para afrontar la emergencia climática y desviar recursos a falsas soluciones o a aumentar el suministro de combustibles fósiles, que son su causa principal». 

Garantizar el derecho a la energía de los más vulnerables

También señala que el consumo de gas en toda Europa, incluidos España y Alemania, es muy desigual. La mayor parte de ese consumo corresponde a industrias y centrales eléctricas. Para resolver la crisis energética a corto plazo y de manera justa, cree que «los esfuerzos deberían enfocarse en la reducción de la demanda en sectores no esenciales que consumen más garantizando el derecho a la energía de la población más vulnerable». En paralelo, consideran que se debe invertir con ayudas públicas y cambios legislativos para incrementar la eficiencia mediante reformas exprés de viviendas, servicios e industrias que se consideren esenciales. «Las ayudas deben ir a quien las necesita para cubrir los servicios energéticos esenciales, como la calefacción, sin aumentar la dependencia del gas».

Fugas de metano y dudas técnicas

Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el metano, principal componente del gas natural, tiene un potencial de calentamiento global 86 veces superior al del CO2 en una escala temporal de 20 años. «Las fugas de metano suceden en toda la cadena de producción, transporte y distribución. La construcción de nuevos gasoductos conlleva la utilización de este combustible fósil durante muchos años más, contribuyendo a ahondar la emergencia climática actual», advierte Greenpeace, que, al mismo tiempo, pone de manifiesto que «hay serias dudas técnicas de que un gasoducto pueda utilizarse para el transporte de hidrógeno e incluso de si tiene sentido hacerlo, dadas las pérdidas energéticas que conlleva. El hidrógeno producido con fuentes renovables es un vector energético muy poco eficiente y solo ha de emplearse en aplicaciones muy específicas allí donde sea difícil la descarbonización. El transporte del hidrógeno en largas distancias es muy difícil y poco eficiente, por lo que ha de ser evitado. El hidrógeno tiene su papel en la transición energética, pero siempre de proximidad y no como sustituto del gas en las redes existentes».

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