Imagen de una manifestación de cayetanos contra el confinamiento.
Imagen de una manifestación de cayetanos contra el confinamiento. Foto: Twitter

El pasado jueves se produjo un duro cruce de acusaciones en el Congreso de los Diputados entre el vicepresidente Pablo Iglesias y el portavoz de Vox Iván Espinosa de los Monteros. Todo el mundo ha visto ya la imagen del diputado ultra recogiendo sus cosas y marchándose de la sala porque el vicepresidente había dicho que el partido de extrema derecha querría dar un golpe de Estado pero que no se atreve.

Sin embargo, algo de razón puede tener el vicepresidente por el escenario de crispación absoluta al que la derecha del PP y los ultras de Vox han sometido, no sólo a la ciudadanía, sino también a las cúpulas de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado o de las Fuerzas Armadas.

Todo el mundo sabe que entre las filas de Vox hay multitud de exoficiales tanto del Ejército como de las fuerzas de seguridad y aún mantienen enormes relaciones y, lo cual es aún más peligroso, influencia entre aquellos que ostentan cargos dentro de quienes, por ley, tienen acceso legal a la utilización de armas. ¿Quiere decir esto algo? En principio no, pero los ejemplos que da la historia muestran cómo quien tiene el control armamentístico, en parte, conserva un poder basado en el uso legal de la violencia. Eso no se puede desdeñar cuando hablamos de ruido de sables en los cuarteles.

El historiador, humanista y filósofo italiano Benedetto Croce decía que «la violencia no es fuerza sino debilidad, nunca podrá crear cosa alguna, solamente la destruirá». Violencia, eso es lo que está generando la crispación que desde las derechas y los ultras se está implantando en la ciudadanía de este país. ¿Es por eso por lo que están lanzando el mensaje (o la amenaza) de que este gobierno va a durar muy poco?

El teniente coronel Tejero, quien sigue siendo recibido como un héroe en los actos de los grupos de extrema derecha, ni el general Armada necesitaron mucho menos nivel de crispación del que hay en la actualidad para asaltar el Congreso y volver a implantar un régimen totalitario, fascista y asesino.

Es muy alarmante la movilización de los ultras, la amenaza de Espinosa de los Monteros cuando dijo a principios del mes de mayo que «el Gobierno acabará cayendo, la agonía durará poco», con el cómplice silencio de la derecha a la que se suponía demócrata. En democracia los gobiernos no caen, ni se les derriba. Son los ciudadanos y ciudadanas de este país los y las que deciden a través del voto libre y secreto. Eso, que está en el manual de Primero de Democracia, los ultras no lo entienden ni lo comprenden.

Estas amenazas están alentando a una especie de «rebelión» encubierta en la calle con ensalzamientos que no se veían en España desde el franquismo. Ya llevan días tomando al asalto los espacios públicos, en Sevilla, Valencia, Madrid, lugares que fueron estratégicos en el 23F. Sin embargo, en esta ocasión los «tanques» están en las grandes vías de las redes sociales que tienen una eficacia mayor  con la presencia de algunos representantes de la justicia y abanderados de la inconsciencia social, puros nazis , con apoyos puntuales y dispersos de «tiro la piedra y escondo el brazo» de algunos medios de comunicación generalistas, por cierto, muy bien alimentados por publicidad pública que les premia por sus índices de lecturas, oyentes y televidentes de la extrema derecha y la derecha extrema. ¿Suena a miedo o a estupidez? Esto ocurre, incluso, hablando de fortaleza democrática e igualdad contra la violencia de género, hechos que se utilizan de forma escalofriante en los juzgados para destruir la democracia y criminalizar la igualdad real y el feminismo.

Todas estas proclamas, movilizaciones, mensajes de odio de la ultraderecha —recordemos los cánticos de «Sánchez al paredón» ante la mirada cómplice de dirigentes del Partido Popular— en cualquier país donde la democracia no se hubiera dejado sin solucionar la reforma del tercer poder, hubieran tenido como consecuencia la apertura de investigaciones por parte de la Fiscalía. Sin embargo, en España, se pretende criminalizar las manifestaciones del Día de la Mujer, es decir, las concentraciones que más duelen a la extrema derecha. La llamada «Rebelión de los Cayetanos» gritan «Libertad» mientras que azuzan a judicatura y fiscalía para que ataquen a un movimiento que, precisamente, está basado en la palabra que tanto gritan y en la que no creen. Malcolm X decía que «no puedes separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz a no ser que tenga su libertad».

En este país se ha encarcelado por un delito de sedición a personas que se manifestaron libremente. Se les llegó a acusar de rebelión y la Justicia actuó porque estaban reclamando algo que iba en contra de los principios básicos de la extrema derecha. Lo peor es que esos principios fueron defendidos por el Jefe del Estado. ¿Qué tienen que decir ahora esos mismos jueces de los movimientos de la extrema derecha que sólo tiene como fin derribar al Gobierno? Nada, no dicen nada. Más bien, al contrario, se ponen de su parte no sea que este Ejecutivo de coalición progresista tenga el valor de acometer la revolución pendiente de la democracia española y termina con los privilegios y prebendas de algunos miembros de la Administración de Justicia.

Ya indiqué en mi último artículo que el hecho de darle tanto valor al informe presuntamente manipulado presentado por el coronel Pérez de los Cobos no hacía más que generar una importancia que no tenía porque, desde un punto de vista jurídico y en un país donde la justicia fuera justa, no existían argumentos legales para temer por el 8M, salvo que hubiera otras intenciones.

Sin embargo, la Justicia sigue adelante con su ataque a la lucha de la mujer olvidándose de que puede estar gestándose un golpe de Estado como el que se narra en la novela El futuro nos espera de mi compañero José Antonio Gómez. Esa tendría que ser la prioridad de los tribunales y la fiscalía: investigar quiénes son los posibles inductores de esta crispación que no tiene otro fin que el de hacer caer al Gobierno. Sin embargo, no se hace… ¿connivencia o des gobernanza?  

3 COMENTARIOS

  1. No nos meta miedo Sr.Dominguez.¿Si ellos tienen el monopolio «legal» de aplicar la violencia contra su pueblo,el pueblo a su vez tendra el deber de defenderse con todo lo que tenga a su alcace?Justa correspondencia.Todo lo que ocurre en este pais es consecuencia de que todas y cada una de instituciones del estado estan plagadas de fascistas de viejo y nuevo cuño.En el estado español se juega a la democracia sin ponerla en practica.

  2. Sr. Manuel muy buen artículo clarividente, pero que podemos esperar de personas que se crispa por que despiden a un Guardia Civil y no dicen nada de los 10000. Sanitarios que despiden ,ahi que pena de país viva la republica

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