«¿Qué pasará si la patronal torpedea la negociación sobre la reforma laboral? A Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, se le ha visto, salvo alguna declaración hostil para justificar el cargo, muy tranquilo en la última semana convulsa para el Gobierno de coalición. Una de dos: o todo está ya pactado o el patrono de patronos sabe que su destino, sí o sí, es apearse de la mesa de diálogo a última hora alegando reformas demasiado izquierdosas.
De llegarse a ese momento, todo apunta a que Sánchez cuenta con el apoyo de los sindicatos, salvo sorpresa de última hora. Esto quiere decir que la reforma podría salir adelante sin el consenso de todos los agentes sociales, solo con el acuerdo entre el Ejecutivo y UGT y Comisiones Obreras. Ese pacto a dos bandas –Moncloa y representantes de los trabajadores–, rompiendo el trío habitual, ya se dio en 2012, cuando Mariano Rajoy sacó adelante su reforma hoy tan cuestionada. En aquella ocasión, el líder popular consiguió su objetivo apoyándose en la clase empresarial, que fue la gran beneficiada del nuevo marco jurídico laboral. ¿Podría darse una situación similar solo que cambiando el rol de los actores, es decir, un pacto de Moncloa con las organizaciones sindicales? Por las declaraciones que en las últimas horas han dejado caer las partes negociadoras, cabría esa posibilidad.
Las palabras del secretario general de CCOO, Unai Sordo, dejan la puerta abierta a un plan B en el caso de que los empresarios dinamiten los puentes. Sordo ha asegurado que el objetivo del sindicato es ser un agente determinante en la configuración del nuevo contrato social del siglo XXI que necesita España. En declaraciones a los medios en un desayuno informativo de Nueva Economía Fórum, el secretario general aseguró que, si en una negociación por la reforma laboral, “se pone como condición que tenga que haber un acuerdo tripartito, es muy posible que una parte, en este caso la patronal, se empodere y por tanto se dificulte el acuerdo”.
“Lo que hay que hacer es negociar y tener voluntad de acuerdo”, ha dejado claro, tras apuntar que desea que el acuerdo sea tripartito. No obstante, ha pedido que, si la CEOE opta por no acordar la modificación de la reforma laboral, el Gobierno tire adelante con el acuerdo que haga con los sindicatos o con su programa de Gobierno. “Este es el mejor camino para fomentar el acuerdo”, ha añadido.
Preguntado sobre si cree que Europa va a aceptar el pacto social, el secretario general de CCOO ha recordado que España ha mandado un componente a la Comisión Europea donde se recogen de una manera o de otra todos los contenidos que se están negociando o que ya se han negociado en esta mesa. Sobre el papel en la negociación de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, Unai Sordo ha sido claro: “El cómo se organice el Gobierno internamente no es una cuestión que nos competa. Nosotros lo que queremos saber es que las propuestas del Gobierno siguen siendo las mismas que eran hasta ayer mismo”. “No tengo ninguna pista que me haga pensar lo contrario”, afirma.
En esta línea, subraya que de lo que se trata es de continuar con las negociaciones, de que el Gobierno se organice internamente como considere, pero de que en la mesa de diálogo social no se replanteen propuestas. “Si esto es así, estoy convencido de que las reuniones van a ir bien”, según Unai Sordo, que ha insistido en que conceder derecho de veto a la CEOE “es una torpeza enorme que pone más difícil el acuerdo”.
Para Sordo, se tiene que encontrar un modelo de relaciones laborales en España que reduzca sustancialmente la precariedad y la temporalidad, así como que equilibre la negociación colectiva que fue rota por la reforma de 2012. “Además de corregir esas reformas del austericidio, la reforma laboral, de pensiones o alguna reforma más; creemos que es fundamental el impulso de nuevas políticas de desarrollo sectorial y de impulso al tejido productivo de nuestro país, donde el sindicato aspira a jugar un papel más determinante aún”, resalta.
De hecho, el sindicato considera que, en el impulso de las políticas sociales del siglo XXI, se debe configurar una nueva red de derechos de protección social, que tiene que contemplar el sistema público de pensiones, pero también las políticas de protección a las situaciones de desempleo, las políticas de rentas, así como los nuevos mecanismos de protección social.
Las empresas son la fuente de riqueza y de creación de empleo. Si los empresarios tienen un entorno hostil para desarrollar su tarea no se crearan empresas, ni las que hay contratarán a más trabajadores, y lo que habrá no será mayor bienestar sino más paro.
No son los sindicatos ni el gobierno quienes crean empleo y riqueza, sino los empresarios. Las empresas españolas en un entorno globalizados deben competir en precios con las del exterior y cada vez que se aumentan los salarios pierden competitividad.
Tal vez nuestros empresarios no sean los mejores, pero son los que tenemos, y no podemos cambiar su mentalidad mediante un decretos ley. Si no pueden competir o no obtiene beneficios dejarán de invertir de crear empleo y la recaudación de impuestos (de los que viven políticos y sindicalistas) y se paga sanidad, educación etc se reducirán.
Tal vez nuestra «gallina de los huevos de oro» ponga huevos pequeños y de pocos quilates pero deberíamos cuidarla, para que engorde y mejore su calidad. Porque de lo contrario sus huevos cada día serán más pequeños.
Mientras el estado, los sindicatos, o los partidos de izquierdas no sean capaces de crear empresas estatales o cooperativas rentables (hasta ahora siempre que lo han intentado ha sido un desastre) el empleo dependerá de los empresarios. No deberíamos olvidarlo.
Empresas estatales rentables que se privatizan luego para regalar a amiguetes? Igual le suena Telefonica, CEPSA, Red Eléctrica, SEAT… Igual le suenan de algo… Mucho mejor así, repartidas entre amiguetes, grandes empresarios buenos que cobran un 10000% que sus empleados mucho mejor preparados.
Sí… Que buenos son los empresarios… Todo eso de que las empresas son las que crean empleo y riqueza es cierto, pero lamentablemente los empresarios no suelen ver otras cosas, como que quienes sacan adelante el trabajo son los empleados y que sin ellos, o el empresario tiene una empresa en la que trabaje el solo y le sea suficiente, o bien necesita de los trabajadores para generar su propia riqueza. Si se limitaran las diferencias salariales y los repartos de beneficios, o se posibilitara entrar en las sociedades a los trabajadores participando en los repartos de beneficios no se generarían los problemas de usura y avaricia de los empresarios respecto a los empleados, por ejemplo una limitación entre el que más cobre en una empresa y el que menos cobra… El salario más alto de la empresa no podra superar el 500% más que el más bajo… El reparto de beneficios de la empresa tendrá en cuenta a la totalidad de la plantilla, destinando al reparto igualitario a esta plantilla el 25% de los beneficios… A cambio de esto seguro que sí que los trabajadores y sindicatos aceptarían el despido casi libre por causa justificada si la empresa presenta pérdidas siempre que los titulares de la empresa y los altos cargos no se puedan repartir bonus, aumentar salarios o repartir cualquier bien de la empresa hasta que no existan beneficios.
Mucha cara es lo que tienen los empresarios hablando de lo necesarios que son, como si los trabajadores no fueran más necesarios que esos empresarios que cobran sumas astronomícas por predicar sus bondades y comer con políticos a los que ponen la puerta giratoria.