Tras conocerse los resultados de las últimas elecciones en cuatro países de la región queda bien claro que se consolida el giro a la izquierda en el continente que se observa  desde la victoria de Andrés Manuel López Obrador -AMLO- en México, en el año 2018. Además, a este cuadro de cambio, hay que añadir las graves crisis que atravesaron países como Ecuador y Chile, donde sus gobiernos de centroderecha han sido muy cuestionados en las últimas semanas por masivas protestas ante las subidas de precios de algunos productos básicos -el combustible y los billetes de metro, respectivamente- y que tuvieron que ceder finalmente ante las demandas de las  mismas, en un hecho poco usual en la política latinoamericana y casi novedoso. También  A continuación examinamos los diversos escenarios donde se han producido elecciones en estos últimas semanas y las consecuencias políticas de las mismas en cada uno de ellos.

Argentina. Ganaron claramente los peronistas y más concretamente su candidato, Alberto Fernández, cuyo fórmula vicepresidencial era la controvertida expresidenta Cristina Kirchner, revelando el fracaso de la política económica neoliberal del presidente saliente, Mauricio Macri, y el cansancio de la sociedad argentina ante tantos sacrificios en aras una renacimiento nacional que nunca llegó. La desigualdad creciente -la pobreza  llega casi al 35% del censo-, un cuadro macroeconómico realmente adverso y  la moneda en caída libre -el peso pasó con Macri de ocho unidades de la época Kirchner frente al dólar a casi sesenta ahora-, junto con otros elementos, dibujaban un cuadro realmente adverso para el actual gobierno argentino. El país se encuentra claramente en recesión, con un crecimiento económico negativo previsto para este año; los capitales se han fugado masivamente de la nación -se habla de 380.000 millones de dólares en el exterior procedentes de argentinos hastiados-; y los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) se mostraron muy poco efectivos para enderezar el rumbo de la maltrecha economía argentina. Macri fracasó, su país le dio la espalda, y los peronistas ganaron más por deméritos del saliente que por méritos propios. Argentina comienza un nuevo ciclo político pero en medio de una crisis que genera incertidumbre y un horizonte por delante nada halagüeño.

Bolivia. Los resultados de las últimas elecciones bolivianas, pese a estar bajo sospecha por algunos indicios de fraude, sobre todo tras la «caída» del sistema en la noche electoral, fueron ganadas por el populista Evo Morales, quien se reelegía para un cuarto mandato tras catorce años al frente del país. El candidato del centroderecha, Carlos Mesa, no ha aceptado los resultados y tanto la OEA como la Unión Europea (UE) han pedido a Morales que convoque una segunda vuelta ante las dudas que tienen ambas instituciones frente a los resultados y el escaso margen que obtuvo el presidente reelecto en términos de la Ley boliviana para no convocar la misma. Las protestas contra Morales han sido masivas en las últimas semanas pero eso no ha sido óbice para que el presidente haya decidido ceder. El presidente boliviano es uno de los principales aliados de los regímenes políticos venezolano y cubano en la región.

Colombia. La victoria de la candidata de la izquierda, Claudia López, en las elecciones para la alcaldía de Bogotá tienen casi el carácter de unas primarias de cara a las presidenciales del año 2022. López derrotó claramente a un candidato independiente, Carlos Galán, y al candidato auspiciado por el uribisimo, Miguel Uribe Turbay, que también era apoyado por los partidos conservador y liberal. Los uribistas, que están al frente del gobierno y cuyo partido, el Centro Democrático, era hasta ahora la primera fuerza política del país, han sufrido una derrota sin precedentes y han quedado fuera del juego local y regional de Colombia. La baja popularidad del presidente Iván Duque, constatada en las encuestas, junto con el desgaste del expresidente Alvaro Uribe -que enfrenta una serie de procesos judiciales-, le han pasado la factura al Centro Democrático. La consecución por la Alianza Verde de la alcaldía de Bogotá, que es una pieza clave en el juego político del país, y los resultados obtenidos por la izquierda en estas elecciones locales auguran una reñida competición  de cara al 2022, en que incluso un candidato de corte izquierdista podría ganar por primera vez en la historia de Colombia la presidencia de la República.

Uruguay. El Frente Amplio uruguayo, la fuerza que aglutina a las fuerzas de la izquierda, ha ganado las últimas elecciones celebradas el pasado domingo 27 de octubre, a pesar de que perdió casi ocho puntos porcentuales desde las elecciones de 2014 y el control del legislativo que hasta ahora ejercía, tanto en la Cámara como en el Senado. El candidato del Frente, Daniel Martínez, ganó con el 39% de los votos y el de la derecha, Luis Lacalle, logró el 28% pero consiguió colocarse para la segunda y definitiva vuelta, donde todavía podría sumar los votos de los otros candidatos que quedaron fuera de juego y ganar finalmente la partida. Pese a todo, no se puede minimizar el éxito del Frente tras quince años en el gobierno y muchos problemas sobre la mesa que le erosionaban, como por ejemplo el asunto de la seguridad pública, que parece fuera de control y que aumentó exponencialmente bajo el gobierno de la izquierda. La segunda vuelta entre los dos candidatos mejor situados, Martínez y Lacalle, será la prueba de fuego para ver hasta qué punto el Frente está definitivamente agotado para seguir al frente -y valga la redundancia-  del país, produciéndose el cambio político, o, por el contrario, para seguir ejerciendo las responsabilidades de gobierno de nuevo.

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