En 2013 la Asamblea General de la ONU votó de manera decisiva a favor de aprobar el texto del Tratado sobre el Comercio de Armas. Su entrada en vigor tuvo lugar el 24 de diciembre de 2014. Se trata de un tratado mundial que establece, por primera vez, prohibiciones para detener la transferencia internacional entre Estados de armas, municiones y material conexo cuando se sepa que podrían utilizarse para cometer o facilitar genocidios, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra. Los Estados deben evaluar si existe un riesgo “preponderante” de que esas exportaciones potenciales de armamento faciliten la comisión de violaciones graves del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos.

Son 130 Estados los que han firmado en tratado, de los que 92 también lo han ratificado, incluidos 5 que están entre los 10 primeros exportadores de armas: Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido. Rusia y China, grandes comerciantes de armas, todavía no se han adherido. Estados Unidos lo ha firmado, pero no lo ha ratificado. Al firmar el Tratado sobre el Comercio de Armas, los gobiernos se comprometen a no emprender ninguna acción que menoscabe el objeto y propósito del tratado.

Más de cuatro años después, Reino Unido, Francia y otros grandes exportadores de armas están incumpliendo en la práctica sus obligaciones con arreglo al Tratado sobre el Comercio de Armas al seguir suministrando armas aun cuando existe un peligro real de que ese armamento sirve para cometer graves violaciones de derechos humanos.

Esta semana se ha reunido el personal diplomático en Ginebra para el inicio de la Conferencia de los Estados Partes en el Tratado sobre el Comercio de Armas que establece prohibiciones cuyo fin es impedir las transferencias internacionales de armas cuando se sepa que pueden utilizarse para cometer crímenes de guerra, o cuando exista un riesgo preponderante de que se destinen a cometer o facilitar violaciones graves de derechos humanos.

Cada año, las armas de fuego matan a alrededor de medio millón de personas, y varios millones más están atrapadas en brutales conflictos avivados por ventas de armas irresponsables. El Tratado sobre el Comercio de Armas prometía salvar incontables vidas regulando esta industria masiva rodeada de secreto, pero su débil aplicación y la falta de transparencia hasta el momento amenazan con debilitarlo. Amnistía Internacional ha señalado los casos de varios Estados Partes que parecen haber incumplido sus obligaciones con arreglo al Tratado.

James Lynch, responsable de Control de Armas y Derechos Humanos de Amnistía Internacional ha pedido “a los Estados Partes que reafirmen sus compromisos en virtud del Tratado y rindan cuentas unos ante otros por las transferencias de armas irresponsables y potencialmente ilícitas”.

Estados como Francia, Italia y Reino Unido han suministrado a Egipto múltiples armas convencionales que podrían utilizarse en actividades de represión interna, incluidas armas ligeras y municiones, a pesar de la violenta represión de la disidencia por el gobierno egipcio, debido a la cual miles de manifestantes han resultado muertos o heridos o han sido torturados.

Según el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI), de 2012 a 2016 —periodo en el que hubo un grado de represión sin precedentes en Egipto—, el 80% de las importaciones de las principales armas convencionales por parte de Egipto provenían de Estados Unidos (signatario del Tratado) y Francia.

Varios gobiernos han suministrado armas a Arabia Saudí a pesar de los indicios de graves violaciones del derecho internacional humanitario cometidas en Yemen. La coalición liderada por Arabia Saudí ha bombardeado escuelas, hospitales y otras infraestructuras civiles, Reino Unido ha venido aprobando licencias de exportación a Arabia Saudí por valor de más de 3.700 millones de libras esterlinas.

Según el SIPRI, Arabia Saudí es el socio comercial más importante de Estados Unidos y Reino Unido en materia de armamento pesado convencional. Las exportaciones a Arabia Saudí representaron el 13% de las exportaciones militares totales de Estados Unidos y el 48% de las exportaciones de armas de Reino Unido de 2012 a 2016.

En mayo de 2017, Estados Unidos acordó ventas potenciales de armamento a Arabia Saudí por valor de 110.000 millones de dólares. Tales acuerdos incluyen munición guiada aire-tierra por valor de 4.600 millones de dólares. Entre las partidas entregadas en 2015 y 2016 había 13.726 misiles antitanque, 3.870 bombas guiadas, 60 helicópteros de combate, 1.279 vehículos blindados y 4 aviones de ataque contra blancos terrestres.

En el mismo periodo, Reino Unido entregó 20 aviones de ataque a tierra Typhoon Block 20 por valor de 1.150 millones de dólares, 2.400 bombas guiadas Paveway por valor de 48 millones, 50 misiles de crucero Storm Shadow/SCALP por valor de 70 millones y dos sistemas de reabastecimiento en vuelo por valor de 20 millones.

Según datos del SIPRI, otros importantes proveedores de armamento pesado a Arabia Saudí desde el inicio del conflicto en Yemen son: Francia (218 millones de dólares estadounidenses), España (196 millones), Suiza (186 millones), Italia (154 millones), Canadá (115 millones) y Turquía (91 millones).

El Tratado exige a todos sus Estados Partes la presentación de un informe anual sobre sus importaciones y exportaciones de armas, una medida imprescindible para arrojar luz sobre el comercio internacional de armas, envuelto en secreto desde hace mucho tiempo.

Dado que el Tratado carece de un mecanismo de verificación independiente que garantice la observancia de las normas relativas a las transferencias, los informes públicos anuales sobre importaciones y exportaciones son esenciales para que el Parlamento, los medios de comunicación y la sociedad civil puedan inspeccionar la actuación de su gobierno.

Sin embargo, de los 75 Estados Partes en el Tratado, hasta ahora sólo 48 han presentado su informe anual de importaciones y exportaciones de armas correspondiente a 2016, y 13, entre ellos Islandia y Nigeria, todavía no han presentado siquiera el informe de sus importaciones y exportaciones de armas en 2015,

Además, muchos de los informes presentados están llenos de lagunas e incoherencias:

  • Varios Estados han dejado apartados enteros sin rellenar en sus informes. Por ejemplo, Sudáfrica dejó en blanco el apartado sobre importaciones de armas pequeñas y armas ligeras, y Reino Unido hizo lo propio con el apartado completo sobre importaciones.
  • Algunos Estados no especifican el número de armas transferidas o su valor económico, o ninguna de ambas cosas. Por ejemplo, Austria no incluyó en su informe datos sobre las importaciones de armas convencionales, y Francia no informó sobre sus importaciones de armas de mayor importancia.
  • Varios Estados, entre ellos Bosnia y Herzegovina, Dinamarca, Estonia y Macedonia, combinaron los datos sobre determinadas importaciones y exportaciones o agruparon los países importadores, lo que impidió determinar cuántas armas se enviaban a cada país.

Entre los principales objetivos del Tratado sobre el Comercio de Armas está el de mejorar la transparencia del comercio de armas; pero los Estados siguen sin incluir información crucial sobre a quiénes están vendiendo armas y cuántas y de qué clase están importando.

“No se trata de un mero defecto administrativo. El hecho de que algunos Estados decidan dejar huecos tan importantes, o simplemente no presentar sus informes, lleva a hacerse inquietantes preguntas sobre lo que intentan ocultar algo. En un momento en que las transferencias de las principales armas convencionales han alcanzado cotas máximas desde el fin de la Guerra Fría y en que las armas siguen fluyendo hacia zonas de conflicto y países donde impera la represión interna, conviene que los Estados Partes recuerden el propósito de este tratado: aliviar el sufrimiento humano. Deben aprovechar la ocasión que les brinda la reunión de esta semana para asegurarse de que se exige rendición de cuentas a todos los exportadores e importadores en función de este objetivo”, confirmó James Lynch.

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