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Gavilanes y palomas

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análisis

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No vamos a hablar de Pablo Abraira y su famosa canción “Gavilán o Paloma” que causó verdadero furor a finales de los setenta. Esto no es el jodido “Super Pop”. Si he echado mano de este mítico título no es para hablar de amor precisamente, sino de todo lo contrario.

Ha concluido la cumbre de la OTAN con un, como era de esperar, rotundo “éxito”. Y el “éxito” estriba en que los que mandan en esta pacífica alianza militar, solo enfocada, por supuesto, nunca lo hemos dudado, en la seguridad de sus países miembros, han “recomendado” a éstos que suban el gasto en armamento hasta llegar a un dos por ciento de su PIB. Y también han dicho, para que se vayan mentalizando, que este dos por ciento no es una cantidad “techo” sino “suelo”, es decir, los países miembros tienen que empezar gastar en armamento, y sin rechistar, del dos por ciento del PIB en adelante. Ese es el precio a pagar por nuestra “seguridad” y perdón por  tantas comillas, me voy a quedar sin comillas, pero aquí hay que gastar comillas a manta. Los gigantes del mayor negocio del mundo que es la fabricación y venta de armas pueden estar de enhorabuena porque han colocado muy bien sus productos. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de vender y después de esta exitosa cumbre, su negocio está asegurado para muchos años más. Ellos, los grandes fabricantes mundiales de armas, con Estado Unidos a la cabeza, deberían haberse hecho cargo de la factura de cincuenta millones de euros que ha costado esta cumbre de Madrid. Una factura nada barata que se ha gastado, entre otras cosas, en garantizar la seguridad de los participantes en tan magno evento, en pagar alojamientos en los, por supuesto, mejores hoteles de la ciudad, no se van a ir a dormir a la pensión de la Paca. A eso hay que sumar el alquiler del palacio de congresos y demás encuentros, visitas, comidas, cenas y demás fiestas aquí y allá. Ya que los grandes magnates de la fabricación y venta de armas no se han tirado el rollo, algo que era de esperar, la cuenta, naturalmente, será pagada a escote entre los socios de la Alianza es decir, la pagarán los contribuyentes. Quién si no? Además ya están acostumbrados y nunca se debe desacostumbrar a los contribuyentes a pagar lo que ya tienen por costumbre pagar. Si un día se les hace una gracia, van a querer que siempre sea así. Pasa igual que con los trabajadores: en cuanto se les abre un poco la mano, se les dan un par de derechos y unos euros de subida salarial, empiezan a venirse arriba y a creer que todo el monte es orégano. 

Salvo los molestos cortes de tráfico, de calles y de personas a ciertas horas y en ciertos lugares, se puede decir que la cumbre ha transcurrido sin incidentes. Las comitivas, algunas como la norteamericana con más de ochenta coches desfilando a toda velocidad entre estridentes sirenas, han hecho sus recorridos con total normalidad. Una vez tuve la ocasión de presenciar la interminable comitiva USA y era imposible verla y no acordarse de “Bienvenido Míster Marshall”, lástima no tener una banderita de papel con las barras y estrellas y otra de España para, con una en cada mano, agitarlas al cálido viento del verano madrileño entonando la mítica  canción “Americanos, vienen a España gordos y sanos / Viva el tronío y viva un pueblo con poderío. Olé Virginia y Michigan / Y viva Texas que no está mal. (…) Os recibimos americanos con alegría / Olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía. Etc. ”

Muchos de los que a lo largo de los tres días de cumbre hemos visto la espectacular procesión de imponentes coches oscuros, nos hemos preguntado en cuales de esos coches blindados de cristales tintados irían los peces gordos de las industrias de armamento. O igual no tienen ni que ir, porque para eso están sus muy bien pagados apoderados, capataces y empleados en general. Casi con toda probabilidad, los que de verdad mandan en esta cumbre de la OTAN es decir, los presidentes de las grandes corporaciones dedicadas a la fabricación y venta de armas, estaban jugando al golf en los verdes campos de la exuberante Miami, o los de la soleada California. Esos vejestorios con gorras de beisbol, vestidos con pantalones y polos blancos, que recorren los campos de golf arriba y abajo en sus cochecitos eléctricos con un puro en la boca son los que cortan el bacalao en esta sociedad globalizada que vive con el rabo entre las piernas en un mundo cada vez más oscuro, temeroso, miedoso hasta de su propia sombra, y por tanto menos libre. Cada vez menos libre, porque la libertad es incompatible con el miedo. Estos octogenarios de caras rubicundas deberían, en un acto de generosidad, haber pagado la factura de la cumbre. Un dinero que ya se cobrarían con creces a la hora de pasar la factura por las armas vendidas a los países miembros de la Alianza. Cualquier empresario melonero, hasta el más tacaño, habría invitado a sus capataces, manijeros, asentadores, peones, carretilleros, administrativos, conductores… etc. a una buena comida al saber que sus melones, muchos de ellos todavía engordando en las matas, ya los tiene colocados, vendidos a buen precio en el mercado.  Pero estos amos del universo solo dan en no dar nada. Haciendo suyo el inmortal verso de Quevedo: “Solo hay un dar que me agrada / y es el de dar en no dar nada”.  Seguramente actúan así para que no se les vea mucho el plumero. Hay que recordar que la clave de su negocio consiste en mantener el más estricto anonimato, la total y absoluta discreción. Para dar la cara y hacer el necesario trabajo de marketing y relaciones públicas ya tienen a sus políticos en nómina. 

Esta cumbre que acaba de terminar con grandes sonrisas de oreja a oreja y choques de copas de cristal tallado de La Granja brindando por el esplendoroso futuro que nos aguarda a la vuelta de la esquina, ha sido también un éxito en cuanto a ausencia de protestas e incidentes. Unas protestas que sí se han dejado ver en otras citas de este tipo celebradas en otros países miembros. Aquí, más que una cumbre de la OTAN, parecía un simposio, un aburrido congreso médico sobre  los últimos avances en urología o proctología. No consta si esta calma, este sosiego de balneario ha sido posible porque las fuerzas de seguridad han obrado con gran diligencia detectando y neutralizando cualquier protesta, cualquier manifestación anti OTAN no autorizada, o porque la gente está ya tan aturdida, atontada, sumisa, sometida, desconcertada, desesperanzada y resignada a su suerte, que no tiene ni fuerzas ni ganas de protestar porque está convencida de que ninguna protesta por grande que sea va a cambiar una sola coma del guión que ya tienen escrito para todos nosotros.

Se pueden elegir muchos momentos de esta gran cita de los dirigentes de los países occidentales, del “mundo libre” no lo olvidemos.  De entre tantos grandes momentos, me quedo con el corte de la calle Serrano para que la primera dama norteamericana, la mujer del emperador, acompañada por nuestra reina Leticia como anfitriona y dama de honor de la emperatriz, se comprara un par de alpargatas. Sobre la foto de las “primeras damas” posando con el Guernica de fondo, solo cabe decir que el mayor símbolo mundial contra la guerra y el antimilitarismo, y las primeras damas de los dirigentes miembros de una organización militar, es algo que chirría bastante y se repelen como el aceite y el agua.  De la cena en el museo de El Prado me quedo con lo que dijo Antón Losada: “ Lo de la cena en El Prado para los líderes de la OTAN es una cosa tan elitista, tan hortera y tan innecesaria que da un poco de vergüenza”  y el mismo Losada remata su crítica a la cena con otro acertado tuit: “La cena de la OTAN en 100 Montaditos. Eso sí que habría sido apostar por la democracia en un mundo lleno de incertidumbres”. 

Contra Franco vivíamos mejor. Acordándonos de aquella frase podemos decir ahora que contra Rusia la OTAN vive mejor. La OTAN, esa organización militar que vela por nuestra “seguridad” parece que necesitaba a la belicosa Rusia de Putin para reivindicarse como la providencial salvadora de Occidente. Aunque esta “seguridad” podría haberse conseguido sin gastar un solo euro, simplemente respetando la promesa que la llamada “Alianza Atlántica” hizo cuando se fundó de no  expandirse hacia el Este. La promesa no escrita, aunque sí expuesta formalmente como una declaración de intenciones de que esta organización militar nunca avanzaría más allá de las fronteras de Alemania. El propio George Bush padre se lo aseguró al bueno de Gorbachov, pero fue de boquilla y las palabras…. ya se sabe.

Ahora, esta “pacífica” organización militar, se quiere meter hasta en la misma cocina de Putin y esperar que este personaje, que también se las trae, permanezca tranquilo y feliz cabalgando sin camisa por las estepas desafiando a los mosquitos, y pescando cangrejos y esturiones en Siberia.

Ahora la  OTAN, para nuestra total tranquilidad, nos garantiza que si gastamos en armamento lo que nos “recomienda” que  gastemos, aunque conviene superar estas recomendaciones y no quedarse cortos, el arsenal nuclear de Rusia que ahora es capaz de matarnos a todos cinco veces, con la OTAN velando por nuestra seguridad solo nos matará dos o tres veces como mucho, lo cual no es poco alivio, y justifica con creces nuestro cuantioso gasto en armamento. No me digan ustedes que sabiendo esto no vale la pena gastar lo que haga falta y abrazar a la OTAN como lo mejor que nos ha pasado en las últimas décadas. Y no me digan tampoco que esta escalada bélica, esta guerra en Europa no responde, sobre todo, a intereses económicos de la superpotencia, que ha estado detrás, que siempre está detrás, asesorando y aconsejando a países terceros para salvaguardar y acrecentar sus intereses económicos y geoestratégicos.

Aquí en España nunca faltan los cenizos dispuestos a amargarnos la fiesta. A este más que necesario, “imprescindible”, gasto en armamento se oponen los rojos de siempre, esos ingratos, quién si no. Hace poco uno de ellos denunció que en todo el archipiélago canario no había ni un solo avión para la lucha contra los incendios forestales, ¿y para que están los cubos de agua?  Y sin embargo el ministerio de defensa que preside la gran Margarita Robles ha  comprado por dos mil millones de euros, una ganga, veinte aviones de combate Eurofighter, con alfombrilla y ambientador de pino de regalo,  para sustituir a los actuales F- 18 Hornet de la base aérea de Gando que ya se estaban quedando obsoletos, con decir que no tenían ni radiocassette extraíble está dicho todo. La ministra también anunció para nuestra total alegría y alborozo que para el año 2026 tendríamos una flota de 90 Eurofighter en nuestro ejército del Aire. ¿Qué más podemos pedir?. ¿Qué hay 13 millones de pobres en España? ¿Qué se le va a hacer? A ver si un día de éstos tienen un rato y se ponen con ello.

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