Con ese nombre pero en inglés, Spanish Girl’s Club, comenzaba en España el fútbol femenino en el año 1914. La disputa del primer partido celebrada en Barcelona entre dos combinados de este club, fue muy criticada y tuvo muchos detractores en su momento, pero el fútbol femenino había comenzado un lento camino que culminaba setenta y cuatro años después con la creación de la Liga Nacional Femenina formada por nueve equipos, de los que cinco eran catalanes.
El último avance para el fútbol femenino ocurrió hace poco, el día 24 de julio de 2018, cuando la Real Federación Española de Fútbol aprobó crear una nueva competición con el objetivo, precisamente, de potenciar el fútbol femenino. La Asamblea de la Federación, reunida ese día, aprobó la creación de la Primera División B de fútbol femenino, que entrará en vigor el próximo año 2019. Actualmente solo existe una Primera División formada por dieciséis equipos, y una Segunda División dividida en siete grupos y dos subgrupos con un total de ciento doce equipos. Con la reforma se añadirá el nuevo grupo de Primera División B con dieciséis equipos. Realmente esta medida constituye un avance, porque el fútbol femenino no ha parado de crecer a pesar de todos los impedimentos con que se ha encontrado siempre.
La historia internacional del fútbol femenino también es reciente. Con el nuevo siglo, en la temporada 2001-2002, se creó la Superliga Femenina, cuyo equipo campeón jugaría la entonces recién creada Copa de la UEFA Femenina.
Desde la temporada 2011-2012 se disputa la Primera División Femenina con el único grupo de dieciséis equipos antes referido. La creación de otro grupo, Primera División B, constituye un nuevo e importante avance en ese fútbol que tanto ha sufrido para llegar ahí, ese fútbol que no representa solo un deporte, sino también el esfuerzo de una lucha contra una sociedad que no le aceptaba y contra una realidad que no lo dejaba ver.