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Francisco Igea: “No puedo pretender que el PP, como San Pablo, se caiga del caballo a mi paso”

Entrevista en Diario16 al vicepresidente de Castilla y León, el líder de Ciudadanos, que regaló el gobierno de la comunidad al PP a pesar de haber ganado el PSOE las elecciones

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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Si un político ha descolocado a propios y extraños, ése es Francisco Igea, el vicepresidente de Castilla y León. El hombre crítico de Ciudadanos, al que Albert Rivera nunca quiso. La persona que prometió dar aire, regenerar y un cambio en su comunidad acabó pactando con el PP -en contra de su voluntad y por imposición de su partido- con lo que arrebató la oportunidad de gobernar al PSOE de Luis Tudanca, el ganador de las elecciones en la región.

Igea prometió transparencia, acabar con el clientelismo, abrir puertas y ventanas para dar aire y proyección a un comunidad desconocida en su potencial cultural y social. Todavía hoy le echan en cara por la calle su cambio de chaqueta. En esta entrevista trata de explicar los motivos de su cambio de postura y acepta “el cabreo de la gente”.

Desde su despacho de vicepresidente recibe a Diario16, pide tiempo para que las cosas cambien y que la gente entienda que “no puedo pretender que el PP, como San Pablo, se caiga del caballo a mi paso”.

Pudo convertirse en la esperanza de la regeneración política y así lo creyeron hasta votantes del PP y de la izquierda. ¿Qué ha ocurrido en el camino” ¿Por qué acepta hacer presidente a Mañueco contra quién pesan tantas dudas sobre su honorabilidad, a pesar de que haber negado querer gobernar con los populares y de haber ganado el PSOE las elecciones en esta comunidad?

Nosotros propusimos desde el principio un cambio de políticas en la comunidad. El camino acaba de empezar. Mi partido tomó una decisión, y es una cosa que es conocida, de hacer socio preferente al PP y, en este caso, no dar otras alternativas. Nosotros debatimos la estrategia en nuestra ejecutiva nacional. Es conocida mi postura…

 Fue claro, por eso sorprende que se sometiera…

Yo lo asumí, como creo que me correspondía con la estrategia de mi partido. Yo no hago valoración de la honorabilidad del presidente de Castilla y León, me preocupa mucho más la actitud del partido y los 30 años del gobierno del PP y lo que hicimos fue llegar a un pacto de políticas. Políticas de regeneración, de Sanidad, Educación… y el concepto que pudo ser es una buena política para dentro de cuatro años. Han pasado sólo 48 días de Gobierno. ¿Podía haber intentado el cambio fuera de un partido? Era difícil. Por eso decidí seguir.

Intensos días, por cierto…

En 48 días de Gobierno se han publicado todas las listas de espera de Sanidad estructurales y no estructurales, se están publicando de manera semanal los acuerdos. Estamos apostando por la regeneración…

Pero los compañeros de Gobierno, que llevan toda la vida en política, y son responsables de los innumerables problemas que usted destacaba en la campaña, son ahora sus socios y los que vuelven a mandar… 

Yo quería que hubiera un cambio en Castilla y León, es verdad, pero sobre todo quería y quiero cambiar las políticas y eso es los que vamos a hacer realidad poco a poco y eso es lo que me importa.

Pero usted ha reconocido ante la opinión pública y publicada que había “sensación de cabreo” en la sociedad de Castilla y León por ese apoyo al PP…

Es verdad. Pero ahora lo que me importa, además de esa sensación de cabreo, que la hay, y de la que soy consciente, es trabajar para los ciudadanos. Me parece bien escuchar lo que la gente piensa, y mi intención es no dejar de pisar la calle y oír lo que tengan que decirme. Pero también me gusta ver que gente, incluso de medios, que no tenía fe, ahora les ha gustado ver cómo se publican los datos que siempre estuvieron ocultos. Somos realistas, apostamos por la transparencia. Pero sí, a mí, hasta a mi mujer, nos dicen cosas…

“Yo quería un cambio para Castilla y León, es verdad”

Las mismas cosas, supongo, que usted defendía hace bien poco… 

Que yo decía hace poco, es verdad. Pero también entiendo que hay que cambiar las cosas para los ciudadanos. Hay que asumir responsabilidades y asumir contradicciones…Esto también es política.

La culpa de todo entonces la tiene Albert Rivera…

…bueno, si no fuera por Rivera yo no estaría aquí…

No lo tengo tan claro, Rivera apoyaba a la otra candidata a las Primarias de Ciudadanos en Castilla y León, Silvia Clemente

Nosotros tenemos una estrategia, que tendrá sus luces y sus sombras, pero a medida que pasa el tiempo, las semanas, me cuesta menos asumir la opción de pactos y el compromiso de Gobierno que finalmente acepté. La política no es cosa de “quítate tú que me pongo yo”. Eso es lo que no puede ser. Y todo no puede basarse en la ofensa personal y el descrédito.

Tiene como asumidas las críticas…pero ¿y ahora qué?

La sensación de cabreo es comprensible. Pero estoy contento por cómo van las cosas. Las cosas que queríamos hacer se empiezan a hacer y hablamos de Sanidad de una manera que no se hablaba, o de ordenación territorial.

Igea en la campaña hablaba de que había que acabar con el clientelismo, criticaba cómo se manejaba la publicidad con los medios de comunicación para comprar su silencio y con un único interés político. Y la gente le creyó. ¿Qué ha pasado con todo esto?

En el caso del clientelismo, hay que pensar quién son las personas que desde Ciudadanos hemos nombrado, sus currículum, sus trayectorias, cuántos son del partido…En el tema de comunicación, habrá transparencia, sin duda.

 

Pero poco tiene que ver el perfil profesional y de alta cualificación de los nombramientos que ha hecho Ciudadanos en el Gobierno de Castilla y León con los que ha hecho el PP…

Para acabar con el clientelismo hay que demostrar que para los altos cargos no sólo hay que pensar en gente del partido. Que no está mal, si son buenos. Pero que nosotros intentamos que ocupen esos puestos los mejores. Y he venido a cambiar la política, pero no puedo pretender, ni pretendo, que el PP, como San Pablo, se caiga del caballo a mi paso.

Pero ha tenido la opción en su mano de que no vuelvan a gobernar los mismos después de tres décadas, con políticas que usted ha criticado por activa y por pasiva

Pero también hemos conseguido que lo que exigimos: que directores generales, delegados territoriales, no estuvieran más de ocho años en el mismo cargo. Eso se ha cumplido y llevamos 48 días.

Pero esos mismas personas lo que han hecho es cambiar de cargo, pero el PP les mantiene en política, en puestos de responsabilidad. En otro puesto, pero siguen

Sí, sí. Sé, porque hay gente que me lo dice, que están en otros puestos. Pero, ¿qué ha tenido esto de bueno?, que cambias las sinergías en todos los departamentos.

Pero la idea que usted defendía no era un cambio de puestos y seguir viviendo de la política para siempre

Hablaba de limitar los mandatos, porque eso es bueno, y acaba con la red clientelar. Si alguien está en Educación, por ejemplo, llevas doscientos años en Educación, al final se cree una red clientelar, incluso aunque no seas un corrupto. Si te quito de aquí, y te pongo en otro lado, pues algo hemos avanzado.

Creo, sinceramente que no era su idea. Pretendía que la gente no viviera de la política el resto de su vida

Creo que vivir toda la vida de la política es una mala cosa. En eso, mi opinión y la del presidente Mañueco son completamente diferentes. Yo no he estado en política la mayor parte de mi vida y él no concibe vivir fuera de la política.

Para empezar usted es médico y ha ejercido toda su vida, no necesita vivir de la política, y lo mismo ocurre con los principales cargos que ha nombrado Ciudadanos. Pero Mañueco, y la mayoría de sus personas de confianza, no han vivido de otra cosa que de la política

Pero mi intención es cambiar las reglas, las normas, las costumbres. Yo no he pretendido convertir ni a Mañueco, ni a Luis Tudanca (PSOE), que lleva el mismo tiempo que Mañueco en política, igual que Ana Sánchez, la secretaria de organización los socialistas en esta comunidad. De hecho, cuando me enumera esos defectos del presidente yo le recuerdo que ella tampoco ha hecho otra cosa que vivir de la política. Eso no hubiera cambiado sustancialmente, aunque no hubiéramos pactado con el PP.

Pero la transparencia que exigía en campaña en mucho más que eso

Claro que lo es. A veces, es más importante, esta transparencia que propongo que los grandes discursos. Y la gente se da cuenta, procura ser mejor, tiene más cuidado, es más prudente. Cuando cambias el código ético, que estará aprobado antes de que acabe el año, consigues que si vas a comer a un sitio pidas un menú del día y te lo pagues tú . Puede parecer poco significativo, pero es importante. Si tú te pagas tus cosas, nada le deberás a nadie y las cosas irán cambiando.

¿Dónde estaba el límite para Igea en todo este proceso político?

Yo tengo un límite como todos los seres humanos. Pero, además de mi familia, hay un código ético, que es imposible de traspasar. Cuando se deja de ser útil para los ciudadanos, es el momento de marcharse. Aquí estamos para servir a la gente.

Ahora tiene un juicio por amenazas a un compañero de partido que apoyaba a su contrincante Sylvia Clemente en las Primarias de Ciudadanos. Da la sensación de que es usted más bélico con los suyos que con el PP y lo que ha hecho con Castilla y León en estos años según usted mismo criticaba en campaña

Efectivamente hubo una discusión ese día, no lo voy a negar. Pero soy humano y cometo errores.

¿Se arrepiente?

No me arrepiento de lo que defendimos en esas Primarias, de haber peleado por lo que peleamos. De ese día, probablemente me arrepentiré de las formas. Pero tengo claro que no hice nada delictivo. Pero soy humano como los demás. Cuando generé tantas expectativas, yo siempre he dicho que no soy perfecto, también me equivoco. Yo estoy seguro que no fueron las formas adecuadas, pero la situación era muy complicada. Y sí que dije, y mantengo, que nunca toleraré que se hicieran trampas en ese proceso de Primarias y los hechos lo demostraron.

Cuando hoy se mira al espejo y se ve sentado en su sillón de vicepresidente, ¿le gusta lo que ve?

Esto tiene una ventaja, y es que ahora es cuando puedes hacer cosas. Hay que aprovechar la ocasión.

¿Qué habría que conseguir para que todo esto hubiera merecido la pena?

Que esta comunidad fuera un poco más libre. Creo en el liberalismo económico, pero creo sobre todo en la capacidad del ser humano. Si la gente viera un espacio de libertad en Castilla y León, si progresara en la empresa, en la universidad, en donde quiera estar, los ciudadanos empezarían a venir de otros lugares y sería un lugar donde todo el mundo querría estar. Además, luchar contra la corrupción y las malas prácticas, ése es el cambio que queremos imponer.

¿Su vida es peor ahora?

Cuando uno hace lo que quiere, aunque ha habido momentos muy duros y de pasarlo mal, hay que seguir. La vida es pasión y sufrimiento, pero también muchas alegrías. No diría que ahora estoy peor, simplemente estoy en otro momento.

¿Qué le falta a Castilla y León?

Primero, creérselo. Esta comunidad es capaz de todo, pero hay que creer en ello, apostar por esta tierra. A veces parece que nos miran por encima del hombro y no hay motivo para ello.

Igual porque se ha vivido de puertas para dentro de forma interesada. Castilla y León es una gran desconocida en España y en Europa

Una de las ventajas que tiene mi consejería es la de proyectar la imagen exterior de la comunidad. Hablar de esa Castilla y León emprendedora, europea y dinámica. Vamos a salir para hablar de nosotros, en Madrid, en España, en la oficina permanente de Bruselas. Queremos contactar con nuestros ciudadanos en el exterior, que es gente buena, con buenos perfiles, y que se planteen volver para recuperar el talento. Hay que convencer también a los ciudadanos que Europa es también el mundo de Castilla y León. Esta tierra fue la primera en entrar en Europa a través de Carlos V. La cultura y las relaciones flamencas fueron una ventana abierta al exterior. Y tenemos que recuperar todo eso.

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