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El fin de un mal sueño: ETA

Montserrat Ponsa
Montserrat Ponsa
Periodista, Escritora y Activista por la paz.
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análisis

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He vivido muy de cerca con personas próximas al movimiento. He conocido sus dificultades de supervivencia. Sus avatares, limitaciones, desventuras.

Mi constante comentario era decir: le doy gracias a Dios por no haber nacido en el País Vasco. No sé en qué lado estaría… ¿Su respuesta? Nosotros sí, sabemos dónde estarías, con nosotros. Pues seguramente sí…

Con mi marido éramos habituales viajeros a aquella hermosa zona. Nos gustaba todo: paisaje, clima, ambiente, comida. Conocíamos a mucha gente.

Estando allá arriba, habíamos vivido muchas experiencias, muchos atropellos de día y de noche en casas donde, alguno de sus habitantes, llevaba un apellido similar a…

Cuando hablo de atropellos puedo asegurar que eran graves, que no escribiré pero, piensen lo peor.

Las autoridades del momento permitían todo. Lo que podía oler a… estaba sumamente controlado-castigado.

Conste que soy pacifista, NO admito la violencia de ningún orden, ni la de ETA ni la de la policía, menos, la de aquellos tiempos en los que casi todo, les estaba permitido. Busquen información, asusta.

Eran años difíciles, la gente del País Vasco desconfiaba, costaba entrar en conversación si no ibas de la mano de algún amigo vasco. Pero, los tuvimos. Amigos de verdad que persisten. Charlamos mucho, sabíamos lo que ocurría, en uno y otro bando. El poder de la fuerza dolía.

Existía una frase que siempre guardé en mi memoria, tras alguna muerte de atropello: éste, había hecho mucho daño. Podía ser de cualquier bando.

Muchos amigos en prisión. Algunos, de larga duración. Tanta, que aprovecharon para graduarse en la Universidad.

En diferentes momentos mantuvimos encuentros con notables personajes de ambos lados en un intento de conciliar. Sirvieron para conocer a fondo lo que sucedía: la paz era imposible.

Los políticos de aquella época no fueron capaces de llegar a consensos pactados. Ellos eran los buenos, los otros los únicos culpables.

Cada vez más violencia, más presos, más tensión. Secuestros, asesinatos que se habrían podido evitar pero, les convenía a algunos cargarse de razones para más violencia, más presos, más represión.

Tanques en las calles, plazas cerradas a partir de determinadas horas de la noche.

Si ibas a un restaurante llamabas al timbre, te miraban por la mirilla pidiéndote casi, santo y seña.

En una de nuestras estadías allá arriba, hubo percances en un caserío donde entraron de noche policías, a pedir dónde se encontraban sus primos, pertenecientes a ETA, según ellos.

No lo sabían o, no lo dijeron. ¿Consecuencias? Violaciones, golpes, destrozos de la vivienda…Todo, delante de la familia, niños incluidos. Noche para olvidar.

A la mañana siguiente parte policial increíble. Nadie podía contradecirlos so pena de sufrir de nuevo otros des-encuentros.

Ha costado llegar al momento actual. Ha habido muchos intentos frustrados. ETA, les convenía a algunos, para sus planes violentos.

Por fin se acabó la sinrazón y, aplaudimos el tan esperado enunciado. La normalidad en las calles y plazas. En las familias y en la sociedad.

El País Vasco ha sido un pueblo luchador, disconforme ante actitudes de fuerza. Fuerza contra Fuerza, solo comporta dolor para unos y otros.

Creo que ha llegado el momento de escuchar a ambos lados, motivos y causas para que NUNCA más se repitan hechos similares.

La violencia solo engendra violencia y, todos ansiamos vivir en paz y concordia. Fundámonos en un gran abrazo, no dejemos que el odio siga haciendo mella en nuestros corazones.

Se acabó la violencia, demos la bienvenida al perdón, a la complicidad de un pueblo que quiere vivir en paz.

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