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El fin de la crisis (Esperanza)

Joaquín Ortega Herrera
Joaquín Ortega Herrera
Ingeniero de edificación Arquitecto técnico Profesor Programa Universitas de la Universidad de Salamanca
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análisis

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Cuando inicie esta serie de artículos, dedicados a los que día tras día, conscientes de sus mentiras, repiten que gracias a su gestión, ya hemos salido de la crisis.

Según iba investigando y estudiando el contexto laboral en la que se encuentra la clase trabajadora, enseguida me di cuenta de que podría ser interminable, la crisis ha hecho que los trabajadores no solo pierdan gran parte de sus derechos nacidos del Estatuto de los Trabajadores del año 1980, sino que han visto como gran parte de sus salarios se volatilizaba, las sucesivas reformas del mercado laboral han supuesto un aumento implacable de las desigualdades, los empleos han sido cada vez mas inestables, parciales y peor pagados, muchas personas que tienen la “suerte de tener trabajo”, viven en situaciones de precariedad extrema y necesitan conservar su puesto de trabajo a todo costa, por lo que tienen que soportar todo tipo de vejaciones, económicas, psicosociales y de salud laboral, para conservarlo.

La mayoría de las reformas realizadas se han justificado por imperativos marcados por instancias supranacionales, pero la verdad no es esa, quien las ha propuesto y se han aceptado de buena gana, en especial por Fátima Bañez, es el capital, al capital es sabido que no le gustan los trabajadores solo ve en ellos un elemento temporal imprescindible para la producción.

España tiene el honor de haber conseguido en los últimos años la mayor tasa de trabajadores en situación de pobreza de la UE, duplicando la de Francia y quintuplicando la de Alemania. Nuestro gobierno ha ido copiando, y como siempre copiando mal, lo peor de los modelos de contratación laboral de los países de nuestro entorno, basados en la devaluación de salarios con nuevas facetas de precarización y parcialización del trabajo.

Los cambios sucesivos efectuados en el mercado laboral nos ha llevado a maquillar las cifras de paro y a la constante bajada de los salarios, facilitando que las grandes empresas de nuestro país creasen en el ultimo año cerca de 330.000 empleos pero su masa salarial prácticamente no ha aumentado, lo que claramente indica que efectivamente trabajan mas personas que hace unos años pero con períodos y salarios muy inferiores.

Hay que tener en cuenta que todas las grandes empresas y por contagio muchas pequeñas tiene un convenio propio que por arte y magia el gobierno del PP, y mas específicamente su Ministra de Empleo Fátima Bañez con esa insondable sonrisa tan característica, decidió ¿por el bien de los trabajadores? que los convenios de empresa, sean prioritarios a los convenios generales del sector, por lo que las empresas justificando la crisis, las ventas, las perdidas o simplemente la disminución de beneficios, decidieron bajar el salario de sus trabajadores, en algunos casos hasta llegar al salario mínimo interprofesional, bajo la consabida amenaza del despido.

Por otro lado el 80% de las empresas con ingresos superiores a tres millones han externalizado sus servicios complementarios, a empresas mas pequeñas y menos solventes, que para competir tienen la necesidad de reducir al máximo los gastos lo que lógicamente ha significado exclusivamente una importante bajada de salarios, lo mas flagrante es que el outsourcing no es exclusivo de la empresa privada, en todas las administraciones publicas en grado de externalización es cada día mas flagrante, agua, basuras, vigilancia, limpieza, agua, basuras… entre otras actividades que salen a concurso y que, se adjudican o se deberían adjudicar, a las empresas que presenten el menor precio, es decir a las que tienen el convenio de empresa con salarios mas bajos, lo que supone una clara competencia desleal.

Así, si juntamos la desregulación con la picaresca Española, que de picara tiene poco y mucho de fraude y explotación laboral pura y dura, nos encontramos, caso real y simple ejemplo de los muchos que podía exponer, con jornadas laborales de 84 horas semanales, sin vacaciones, ni pagas extras, por 800 euros mensuales.

Incluso en lo que siempre se han considerado trabajos dignos y seguros, como son los trabajadores de la banca, también existe fraude legal, según CCOO los horarios de ocho a tres son una quimera que hoy nadie cumple, su calculo es que anualmente se trabajan en el sector mas de 4,5 millones de horas extras sin cobrar, casi 35 millones de euros no ingresados en la seguridad social y aproximadamente 123 millones en salarios no cobrados.

Según los datos de la ultima encuesta de población activa elaborada por el INE, en el primer trimestre de este año se realizaron 3,4 millones de horas extraordinarias a la semana, y de estas 2,8 millones no se pagaron ni compensaron de ninguna manera, Según EUROTAT se han dejado de pagar unos 60 millones en salarios semanales, mas lo supone en cotizaciones a la seguridad social y a la hacienda publica.

Pero no son solo los trabajadores por cuenta ajena los que están en precario, lo que hoy se ha llamado economía colaborativa que se suponía era un sistema de reparto equitativo de las rentas empresariales, ha consistido en que empresas como Airbnb, Uber, Globo, Deliveroo, Cabify, Lyft, o incluso algunas ONG con sus captadores callejeros, lo hayan convertido, con la aquiescencia de las administraciones publicas, en un sistema de fraude legal compuesto por falsos autónomos, que no son otros que trabajadores en busca de empleo que no han conseguido trabajos por cuenta ajena ni siquiera mal renumerados, no hay que olvidar que también seguimos liderando las cifras de paro de la UE en especial de desempleo juvenil.

De todas las circunstancias descritas, parece que una gran parte de culpa la tienen los sistemas obligados al control de las condiciones laborales, en concreto la Inspección de Trabajo, pues no es así, si a un organismo que quiere trabajar y en vez de favorecer que ejerza su función se le obstaculiza poco puede hacer, un caso flagrante al respecto es la sentencia, ganada como no por la banca, otra vez el capital contra los trabajadores, en el Tribunal Supremo en el sentido de que no es obligatorio para las empresas llevar un registro de jornada, elemento indispensable para una labor de control por parte de la IT, sentencia que claramente vulnera la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, cualquier gobierno con un ápice de sensibilidad social inmediatamente cambiaria el enfoque del tribunal sobre los artículos 34 y 35 del Estatuto, pero no, otra vez vuelvo a imaginarme la sonrisa de la señora Bañez después de que sus asesores la explicaran la sentencia, de hecho el Congreso votó a favor de tomar en consideración un cambio legislativo al respecto presentado por el PSOE en verano del 2017 y que la ministra ha dejado paralizado como siempre sin dar ningún razonamiento lógico a su postura.

No obstante y pese a las trabas muchos inspectores/as día a día siguen trabajando contra marea destapando fraudes, los mas conocidos últimamente han sido el de los mas de 5.000 falsos cooperativistas de las empresas cárnicas, o el de los falsos autónomos de Deliveroo, acta inmaculada que me costa no fue de ningún agrado en el Ministerio de Empleo.

Cuando empecé a escribir este articulo el Presidente del Gobierno era Mariano Rajoy , en dos días, sin esperarlo nos levantamos con un nuevo Presidente ahora del PSOE, Pedro Sánchez, y lo primero que ha hecho, ha sido, aunque sea un matiz que se me antoja importante, volver a la denominación tradicional de Ministerio de trabajo (trabajadores), con Rajoy se llamaba Ministerio de Empleo (empleadores) y las prioridades de la nueva ministra son “aprobar un plan contra la explotación laboral, devolver la prevalencia a los convenios sectoriales sobre los de empresa, así como medidas para la lucha contra la temporalidad, la ultraactividad, el fraude en la contratación a tiempo parcial y los falsos autónomos”, cuando leí sus declaraciones no me lo creía, parece que desde hace muchos años, al fin hay alguien al frente del ejecutivo que conoce la problemática y el sufrimiento que los anteriores gobiernos, justificándose en la crisis y en las instancias económicas supranacionales, han hecho padecer a millones de trabajadores de este país.

Lógicamente todas las noticias y mas si son buenas hay que cogerlas con cautela, ¡tantas veces la izquierda me ha defraudado al respecto!, pero lo cierto es que se abre un hilo de esperanza por una mayor justicia social.

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