Una de las ideas que movieron a Nietzsche fue superar el nihilismo a través de la afirmación de la vida y de la voluntad. Y a la conciencia del ser humano de saber quién es, defendió la voluntad, su voluntad, de saber qué quería ser. Y es en Nietzsche, donde se plasma la ferviente necesidad de que la voluntad debe ser quien mueva al ser. Atesorado el individuo por las fuerzas del nihilismo que impedían que se realizara a sí mismo a partir de su propia voluntad. Fernando Barrionuevo ha sabido entender a Nietzsche a través de su vida y de su obra. Y es por ello que, Fernando Barrionuevo, ha basado su proceso de creación y su trayectoria en cuestionar el orden impuesto, que propugna la vigencia de un ser pasivo, que acepta los designios que se le imponen desde fuera, y que ha puesto al servicio de la cultura su vida y su destino, a partir de sus valores y de sus principios, a partir de su compromiso, su humanidad y su solidaridad.
Hablar de Fernando Barrionuevo es hablar de 40 años de trayectoria profesional, siempre enmarcada en el Arte Contemporáneo, cuya preocupación principal siempre ha sido dotar a las estructuras públicas de un contenido artístico real, multicultural y multidisciplinar, haciendo residir en la excelencia la clave metódica de todo trabajo.
Su obra, al igual que su vida, es el reflejo más fiel y sutil sobre las reflexiones que de presencia y esencia hace sobre el ser humano, sobre la persona y que continuamente re-evoluciona. Hallando en la búsqueda y en el hallazgo la belleza y la estética que imperan en sus cuadros.
Son muchas las cualidades que destacan en Fernando Barrionuevo. La primera, quizás sea precisamente la de su continua pasión por incorporar la libertad creativa, tanto en su obra, como en sus trabajos organizativos, siendo consciente de la responsabilidad que esto supone. Un embate que establece como forma disruptiva del sistema y como alternativa a los cánones impuestos.
La fuerte expresión de sus trazos, más allá de un impulso gestual, suponen la plasmación del movimiento. El re-descubrimiento de una historia silenciada y que recubra la luz a través de la pincelada del artista, se torna visible por un momento, y nos adentra en la necesidad de intervenir dentro del alma de los objetos y de las cosas, de transitar la materia y su alma.
Fernando Barrionuevo se enfrenta ante el lienzo en blanco como una oportunidad para traducir las formas y los colores del universo más inmediato, transformándose y adquiriendo su propia textura, que cobra vida a través de sus obras, y que establece un diálogo continuo entre la materia y el ser, entre el caos y el abismo. Sus cuadros son el espacio donde confluye la vida y donde el tiempo se detiene, para darnos la última oportunidad de entender y observar el milagro de la humanidad.
Todo lo que muestra en sus obras, desde grandes formatos hasta pequeñas anotaciones en sus numerosos cuadernos de dibujo o esas maravillosas instalaciones cromáticas y de ensueño, nacen de la causalidad: “…ante una acción, reacción reflexiva; ante una evidencia injusta, la justicia; ante la sinrazón, la razón”, Fernando Barrionuevo dixit. Así, sus obras, desde el blanco y negro más puro, hasta el color sumergido por los tonos de la naturaleza, en la que prevalecen los colores del Mediterráneo, le inspiran y le comportan como un recurso preciso y exacto para que la abstracción hermética retorne y cobre la vitalidad, el dinamismo y el empuje que siempre han caracterizado a sus obras.
Retador incansable de la experimentación e investigación pictórica, sus obras revelan un lenguaje universal, desde el pasado más prehistórico, imbuido de culturas ancestrales, hasta la contemporaneidad más actual, huyendo siempre de lo superfluo, lo cómodo, lo repetitivo.
De su más que consolidada trayectoria profesional en el mundo del Arte Contemporáneo, nos hace rememorar sus inicios como artista que, con tan sólo quince años, expuso por primera vez en Almería, carrera profesional que ha seguido desarrollando a lo largo de todos estos años en Italia, Alemania, Francia, Bélgica, EEUU, Omán y, sobre todo, en Japón, en el que su período de estancia supuso más de una década de su vida, combinando sus procesos creativos con la dirección de programas y proyectos internacionales de Arte, como las tres ediciones de las Bienales Internacionales de Arte Contemporáneo, 90-92-94 o proyectos para Somalia, China, Japón o Bélgica, dando siempre oportunidades a otros artistas de incorporar en sus trayectorias experiencias internacionales. Fernando Barrionuevo supone uno de los referentes más importantes en el Arte Contemporáneo actual, con vocación universal, desde lo local hacia lo global. Estableciendo las nuevas líneas imperantes, como punta de vanguardia de las nuevas tendencias artísticas actuales, así como sus autores más preponderantes.