Se calientan los motores, rugen ya las unidades de potencia (expresión mariquita y políticamente lerda donde las haya) con un veinticinco por ciento de mala leche más que el año pasado, las escuderías sacan pecho, los pilotos se recolocan los huevos listos para enfundarse en sus monos… pero ¿qué sabemos?

Sabemos que al ya casi maduro Pastor Maldonado le han dado la patada allá en Lotus, que ahora se llama Renault y no necesita pedir limosnas en petrodólares.

Nos dicen que lo de los tokens, eso de que sólo se podían cambiar determinadas piezas del motor con un máximo al año, desaparece… el 2017. ¡Qué morro tienen!

Los de Honda vuelcan el escote y nos aseguran que tienen doscientos veintitrés caballos más para erizarse los pezones.

Mercedes rápidamente se sube la microfalda y asegura que va a seguir siendo la más fuerte porque le han crecido las piernas (¡normal, son alemanes!) y cada día tiene el nalgatorio más bonito.

Ferrari… hum, Ferrari, mejor no hablar de ellos por el momento. Lagarto lagartija lagarto.

Sabemos también que Fernando Alonso va a continuar siendo el piloto mejor pagado de la parrilla, 36.500.000 euros; aunque la cuenta es un poco tramposa, porque incluye los bonus de empresa, como si fuera un administrativo o un ejecutivillo de medio pelo: si ganas carreras te damos la bonificación y si no… el sueldo base.

Aún así siempre resulta satisfactorio, gratificante, una manera deliciosa de tocarle los kiwis a sus colegas, poder decirse a sí mismo que va a ganar 8 millones de pavos (europeos) más que Hamilton y 9 millones de pavos (europeos) más que Vettel. (Joderos niños, aún somos los más guapos)

Pero…, ay…, sí. Pero.

¿Se sigue considerando a Fernando el mejor piloto del campeonato? Se nos sigue considerando el mejor?, como diría él que tan certera y arteramente maneja la primera persona mayestática.

Pues sí, se nos sigue considerando el mejor, si preguntamos a Pedro de la Rosa. Pero no si preguntamos a los grandes capos del circo liderado por la Momia Ecclestone. Para ellos el mejor es ham ham ¡Hamilton!

Y para colegazos de toda la vida, como fue Webber, que era nuestro mejor amigo, el hombre que parecía ser feliz sólo con estar detrás de nuestro culo, el mejor piloto de la parrilla actual, para Webber, es: Vettel. Ay, no hay amor que cien años dure; ni odio tampoco.

Lo dice bien claro Gerhard Berger, 29 de enero, en una entrevista para la fauna teutona: «Alonso ya no es el mejor, porque hace mucho tiempo que no es capaz de demostrarlo y entonces te olvidas de lo que fue».

Vale Berger, me toca la botella de burbon pero tienes razón. Lleva mucho tiempo sin poder demostrarlo.

Pero desde aquí seguimos creyendo en él, lo seguimos apoyando, queriendo y respaldando. Para la mayoría de los habitantes de la piel de toro Alonso somos nosotros, habla en nuestro nombre cuando dice: hemos conseguido recuperar cinco posiciones en la salida con nuestro McLaren; sentimos que somos todos, que todos hemos sido capaces de sacar el máximo partido a un coche malo. Y cuando vuelva a ganar también seremos todos los que subamos al podio y reguemos con champán los malos tiempos, los duros y largos tiempos pasados.

Tigre tigre

ADENDA:

El día 22, en Barcelona (si Calaluña se cae al agua podríamos remodelar el Jarama y celebrar aquí el GP de España), empieza la pretemporada. Veremos…, pero no con facilidad. La F1 ya no es democrática y se emite en abierto por televisión, al parecer habrá que ser cliente de Movistar para poder disfrutar de las carreras. Manda palomitas quemadas en la planicie de un desierto.

Pero ya nos buscaremos la vida. Estamos en la era de internet y siempre hay medios.

Gora Alonso manque pierda.

 

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