Es fantástico, el gran Alonso. Y esta temporada, a pesar de los resultados que no reflejan su calidad incontestable maestría, le vemos como un hombre feliz, absolutamente centrado y contento consigo mismo.
Hace lo que tiene que hacer y dice lo que tiene que decir. A la Federación Internacional de Automovilismo le pone los puntos sobre las íes cada vez que es necesario.
Ya sabemos lo que opina el piloto ovetense del favoritismo hacia los pilotos ingleses, y también de lo arbitrarios que son los comisarios con los límites de pista y demás sanciones que coma al ser discutibles, que no pueden ser blanco o negro porque siempre son grises para que la poderosa Federación Internacional de Automovilismo puede hacer lo que le dé la gana y quitar segundos o mirar hacia otro lado según más le convenga.
Ahora, cuando la temporada está en su ecuador, Fernando Alonso deja bien claro que el supuesto objetivo de Liberty Media de igualar los monoplazas para que hubiese auténtica lucha no ha sido verdaderamente logrado.
Aún falta mucho para cumplir ese objetivo. Y quizás, como piensa Fernando Alonso, también falta verdadera voluntad de que así sea.
Hay equipos infinitamente más ricos y poderosos que otros en la categoría reina.
Pero también, y eso compensa, hay pilotos que parecen ser de otra galaxia por sus capacidades.
Cada cual en este apartado incluyan a quienes les parezca oportuno: Hamilton, Russell, Leclerc, Pérez… Y por supuesto nadie puede dudar de que Fernando Alonso es uno de ellos .
Ojalá llegue a quitarle a Juan Manuel Fangio, el mítico Juan Manuel Fangio, el titulón de PILOTO MÁS VIEJO DEL MUNDO en conseguir un campeonato mundial de Fórmula 1. Sería de enorme aplauso.
Tigre Tigre
