Vivimos tiempos revueltos contaminados por los falsos eufemismos, la manipulación de la Historia y la adulteración de los conceptos filosóficos. En este último grupo de aberraciones propias del caos ideológico del siglo XXI podríamos incluir sin ningún problema la última propuesta extravagante de Ciudadanos: el “feminismo liberal”. Esta iniciativa que supuestamente defiende la libertad de hombres y mujeres por encima de todo propugna “la emancipación del individuo sin distinción de sexo, nacimiento, etnia, raza o religión”.

El problema es que el liberalismo siempre emancipa a los mismos, o sea a los más poderosos, a los que más tienen (sean ellos o ellas), de ahí que la formación naranja admita la regulación de los vientres de alquiler (mujeres pobres pariendo para mujeres ricas) y de la prostitución (mujeres reducidas a la categoría de esclavas sexuales). Con ese feminismo el machismo tiene su continuidad asegurada.

Sin embargo, Inés Arrimadas va a vendernos durante la campaña electoral que su feminismo liberal es el auténtico, el que más le conviene a la mujer por contraposición al feminismo de rojas y progres, el que ha abanderado la izquierda desde que en la década de 1880 Hubertine Auclert, sufragista francesa, empleara por primera vez el término, dándole la connotación de movimiento que busca la igualdad y la justicia social y política para todas las mujeres hasta equipararla con los hombres. En el fondo, como otras muchas propuestas de Ciudadanos, lo que hay detrás es una trampa ideológica, como si no hubiera bastantes en la ya degradada vida pública española.

En primer lugar lo que pretende hacer Arrimadas es crear un feminismo a la medida de la derecha que ella representa, un supuesto feminismo capitalista, pijo, neoliberal, lo cual es imposible. La número uno por Barcelona debe haberse saltado algún capítulo de la lección de Historia, ya que detrás de la lucha secular de las mujeres por recuperar sus derechos como personas lo que se libra al mismo tiempo es una batalla por acabar con la explotación económica que sufren.

Arrimadas, como niña bien de la derechona catalana, cree que puede arrebatarle a la izquierda una de sus principales banderas: la defensa de los derechos de la mujer. No ha entendido que el feminismo es patrimonio de la izquierda y que la izquierda, cualquier izquierda, o es feminista o no es. Por eso inventarse un discurso falaz y artificioso sobre el feminismo para captar votos en el caladero del centro-izquierda, o sea el PSOE (que a fin de cuentas es lo que busca) no le servirá de nada, ya que todo el mundo sabe que no se puede ser de derechas como ella y feminista al mismo tiempo.

El relato de Arrimadas sobre el feminismo es más falso que una moneda de dos caras y para ella lo realmente importante es que el artificio funcione como mercadotecnia electoral. De entrada, el supuesto feminismo liberal al que apela condena algo tan necesario como el lenguaje inclusivo como forma de luchar contra la discriminación de la mujer. Mal empezamos.

Pero es que en segundo término, con esta ocurrencia del feminismo liberal estamos ante un intento del partido de Albert Rivera por diferenciarse del PP y de Vox. Los populares no es que se hayan destacado precisamente por la defensa de los derechos de la mujer, mientras que la formación de Santiago Abascal se ha declarado abiertamente machista. Tras la constitución del ‘trifachito’ en Andalucía y el más que probable pacto a tres entre las derechas españolas de cara a las elecciones generales, el partido naranja necesita marcar líneas rojas, diferenciarse, dando la imagen de partido moderno, europeo y avanzado. Nada mejor para ello que inventar un feminismo ficticio, de laboratorio, como la maternidad de alquiler que pretende fomentar y proteger a costa de la dignidad de la mujer.

Durante la presentación ayer domingo del ‘manifiesto de feminismo liberal’ de Ciudadanos, Rivera se ha comprometido a que, en caso de llegar a ser presidente del Gobierno, llevará la causa feminista “de manera transversal” a sus ministerios. ¿Pero qué demonios quiere decir con transversal? Cada vez que esa palabra aparece en la boca de un dirigente político podemos echarnos a temblar, porque rara vez no esconde el circunloquio engañoso, la retórica vacía, una muletilla para no decir nada. Ser feminista es serlo con todas las consecuencias. No se puede ser medio feminista, feminista a ratos para según qué cosas o feminista transversal, que es lo que parece pretender Rivera en una de sus habituales chicuelinas dialécticas a la que ya nos tiene acostumbrados.

Y sobre todo, por mucho que al sustantivo se adose el adjetivo/pegote de “liberal”, no se puede ser feminista y no predicar con el ejemplo. Un partido que apuesta por el feminismo es aquel que incluye en sus listas electorales cuotas de paridad y no parece que C’s lo haga, si tenemos en cuenta que hasta un 70 por ciento de sus candidatos a las autonómicas son hombres. Un partido feminista es el que apuesta por las leyes de igualdad y contra la violencia de género y no el que pacta con los ultraderechistas que pretenden abolir esa legislación tan necesaria. Un partido feminista es aquel que sale a la calle el 8 de marzo a pelear de verdad por los derechos laborales de las mujeres que las elites del capital, esas a las que defiende Rivera, pisotean cada día. El de C’s es un feminismo enfocado a la mujer de elevada posición social y económica, un feminismo elitista, sectario (excluye a la mujer de ideas progresistas, la inmensa mayoría) y en consecuencia cómplice con el poder macho. El feminismo liberal es tan injusto como el liberalismo porque se alía con los poderes financieros y condena a las mujeres de las clases más humildes. Un feminismo clasista.

Con su decálogo sobre “feminismo liberal”, que no deja de ser más que un elenco de intenciones sin medidas concretas, Rivera pretende arrebatarle al socialismo una de sus conquistas históricas como forma de ganarle votos. Sin duda, el líder de Ciudadanos ha caído en la cuenta de su grave error pactando con Vox en Andalucía a pocos meses de unas generales, ya que eso le restará mucho voto entre las mujeres. De ahí que se invente ahora el cuento del feminismo liberal, una etiqueta más, un eslogan de campaña, como otras muchas propuestas de Ciudadanos, un partido que vive del marketing, la pasarela y el Chanel político como únicos patrimonios.

Ciudadanos hoy es esto y mañana es lo otro. Ciudadanos no es nada. Simple humo agitado con el viento de los discursos vacíos y la bandera de España. No trate de engañarnos, señor Rivera. No pretenda colárnosla, señora Arrimadas. Ustedes son la derecha de toda la vida disfrazada de guapos maniquíes. De feministas tienen poco. Por no decir nada.

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