Voy a ser original y hoy escribiré sobre algo de lo que no se ha hablado durante el fin de semana: Vistalegre II. Bueno, igual no lo soy tanto.

De todo el proceso del fin de semana, que habrás podido seguir en directo por sus canales oficiales en internet o La Sexta, este no sé si es oficial o no, lo que más me ha llamado la atención no ha sido el resultado, los abrazos más o menos fríos entre Errejón e Iglesias, las caras, la afluencia, la participación, los discursos… Nada de eso. Lo que más me ha llamado la atención, ha sido una frase del reelegido Secretario General diciendo que se ha votado “un partido más femenino”. Si es por el número de mujeres que forman el Consejo Ciudadano, podría ser. Si se refería a más feminista, es posible que también sea cierto porque no es que haya sido un partido que destaque precisamente por ello.

El feminismo, en política, no consiste en crear un área sectorial, un círculo, un grupo de trabajo específico ni nada parecido. Tampoco tener más o menos mujeres en las directivas de los partidos, aunque es un paso. El feminismo, en política, o la feminización de la política, supone asimilar una forma de pensar y actuar diferente. No únicamente el morado como color corporativo.

Da igual qué tipo de documento estés trabajando, ya sea un programa electoral o una PNL, el feminismo va implícito en el ADN de la redacción y del pensamiento. No es lo mismo redactar un programa electoral y luego pasarlo al grupo feminista para que le dé el visto bueno o lo retoque, que hacerlo con la naturalidad de quien es feminista. Por poner un símil, no es lo mismo una pulsera de plata, que una de metal bañado en plata. Puede que se parezcan a simple vista, pero son cosas muy distintas.

Si lo que busca Iglesias es un Podemos más femenino, puede que lo haya conseguido por el número de mujeres que forma parte del Consejo Ciudadano. Si lo que busca, es que sea más feminista, tendrá que trabajarlo un poco más. No mucho, porque nunca ha sido un partido feminista, pero sí un poco. Al menos para que lo parezca. No basta con usar un lenguaje inclusivo impostado. Referirse al conjunto del partido como “nosotras” en lugar de “nosotros”, nunca se le ha dado bien.

¿Qué cargos de responsabilidad ocuparán las mujeres en el Consejo? ¿Qué visibilidad tendrán en los medios de comunicación y las instituciones? ¿Se actuará de forma rápida, eficaz y contundente ante los casos de acoso que puedan sufrir en cualquier nivel del partido? ¿Será capaz de rebajar la testosterona que pedía hace un tiempo para tener un discurso menos agresivo y más conciliador?

Lo iremos viendo con el tiempo. Mientras tanto, habrá que ver cómo es el nuevo Podemos más femenino que antes.

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