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Feijóo, un lobo con piel de cordero

El popular gallego no tiene fácil poner orden tras la salida forzada y forzosa de Pablo Casado y por el camino tendrá que decidir qué quiere ser de mayor

Eva Maldonado
Eva Maldonado
Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.
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análisis

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Este miércoles, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, dio un paso al frente y presentó su candidatura para presidir el Partido Popular. Ante un auditorio entregado a su causa, rodeado de familia, amigos y afiliados populares, Núñez Feijóo afirmó, visiblemente emocionado: «Me siento en la obligación institucional y moral de ponerme a disposición de mi partido y de mi país».

Casi con seguridad podemos afirmar que no habrá alternativa, y si la hay, será alguna ocurrencia sin relevancia. Alberto Núñez Feijóo se hará, sin ningún género de duda, con el poder del partido.

No obstante, el popular gallego no tiene fácil poner orden tras la salida forzada y forzosa de Pablo Casado y tendrá que integrar en su equipo algunas de las sensibilidades que hoy ocupan cargos institucionales, que estuvieron al lado del aún presidente del PP, nombrar nuevos portavoces y por el camino, decidir qué quiere ser de mayor.

Alberto Núñez Feijóo no deja la presidencia de la Xunta, al menos de momento, donde ostenta una cómoda mayoría que le ha permitido imponer sus conservadoras políticas ante las que la oposición solo tiene derecho a la pataleta.

Feijóo, un lobo con piel de cordero

El actual presidente de la Xunta de Galicia es un lobo con piel de cordero, en Galicia lo conocen bien y sufren el austericidio al que ha sometido los servicios públicos gallegos.

De poco sirven las movilizaciones, concentraciones, manifestaciones o paros que en Galicia se han celebrado para protestar por la privatización de la Sanidad, la falta de personal sanitario, los contratos precarios o el cierre de escuelas tras aumentar el presupuesto para la educación concertada. Se pueden contar con una mano los medios de comunicación que se hacen eco de forma contundente y sobran dedos.

Hasta ahora, Feijóo estaba acostumbrado a hacer y decir lo que le viniese en gana con poca resistencia en la opinión pública. Feijóo puede decir hoy una cosa y mañana lo contrario sin que ocurra absolutamente nada. A ver cómo se las apaña el candidato a presidir el Partido Popular cuando tenga que ser coherente, cuando lo que diga tenga que ir en consonancia con lo que haga y, cuando no se le permita, al menos sin crítica, cambiar de opinión en cuestión de horas.

Las concesiones y nombramientos a dedo de Feijóo en Galicia

Resulta, cuando menos llamativo, que Alberto Núñez Feijóo haya llegado hasta aquí precisamente porque Pablo Casado haya destapado supuestas irregularidades en la Comunidad de Madrid al cobrar el hermano de Díaz Ayuso comisiones por la venta de mascarillas a la institución que preside su hermana. Y resulta curioso porque precisamente al gallego no se le conoce por su objetividad a la hora de hacer las concesiones de servicios en la Comunidad de Galicia.

Una de las características de Feijóo es la de favorecer a dedo a familia, amigos y cargos o excargos del PP de Galicia, sirva como ejemplo que su hermana, Micaela Núñez Feijóo, ha sido beneficiada con adjudicaciones millonarias de la administración gallega y, su prima, Eloína Núñez, está al frente del área sanitaria de Santiago de Compostela, cargo que ejerce con muy pocos aciertos.

Alguien debería recordarle a Feijóo que Galicia no es España y que, aunque la corrupción se ha instalado como «modus operandi» en el Partido Popular hace décadas con políticos comisionistas que se han dedicado a hacer caja durante sus mandatos, en Madrid no le van a permitir ejercer su «tráfico de influencias» para beneficiar a los suyos como se ha hecho en su tierra.

Muy mal acostumbrado llega Alberto Núñez Feijóo a Madrid. Durante el discurso en el que anunciaba su candidatura aseguraba que él no va «a insultar a Pedro Sánchez, sino a ganar a Pedro Sánchez», se lo recordaremos, la chulería que ostenta, como el que se cree «dueño del cortijo», le jugará más de una mala pasada.

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1 COMENTARIO

  1. Feijóo no es más que otro ladrillo en el muro de la corrupción institucionalizada, y de acuerdo a sus acciones podemos juzgar a este u otro individuo cualquiera independientemente de la ideología de aquel, o de la nuestra. Así es como hay que valorar a cada individuo y de este modo podemos analizar también la propia intención y la naturaleza ética de nuestros actos, para el apoyo o para la crítica. Dicho esto, a cada uno de los cuspidiños a ti que hay en cada persona, puedes – o podrías – observar la defensa o el ataque a tu propio discurso y a continuación, de la valoración que te exijas, la calificación de lo que defiendes y de lo que realmente quieres para ese ser que llevas dentro, y que pocas veces tiene que ver con el disfraz con que te presentas ante la sociedad. Ese ser saldrá a la luz con seguridad antes cuanto más lo sometas a la decisión o interpretación pública y eso le ocurre a todos, para cuanto más a quienes gustan del altavoz mediático.
    Es corrupto él y todos cuantos le han apoyado. Yo defiendo al ladrón que se juega su libertad o su vida sin recurrir a la violencia, no a aquellos que están amparados en la justicia partidista, afín, y parte activa del muro de la desigualdad que deshace toda forma democrática. Lo más triste es que son los que más quejas tienen, los que más denuncian, y los que menos necesitan.

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