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Feijóo, un líder con demasiadas aristas y un fondo distópico

El imprevisto último giro del líder del principal partido de la oposición en la renovación del Poder Judicial no hace más que confirmar que el PP es un edificio en permanente construcción con demasiadas oquedades

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Más allá de disquisiciones orwellianas y distócicas que no vienen a cuento, la sombra de la sospecha pende del Partido Popular, el principal partido conservador de este país desde la reinstauración democrática. Y lo hace desde hace ya demasiados años, porque la pátina que desprende la inmensa mayoría de sus actuaciones, ya sea durante su labor de gobierno o como principal fuerza de oposición parlamentaria, va dejando tras de sí una rémora de dudas más que razonables sobre el supuesto sentido de Estado que a priori tienen sus decisiones e iniciativas. El último giro dado por su líder, Alberto Núñez Feijóo, al romper las negociaciones para la renovación de la cúpula del Poder Judicial tras más de cuatro años de retraso no es más que un nuevo capítulo que sumar a una formación con demasiadas sombras, de las que no consigue desprenderse precisamente por sus hechos.

Sin ir más lejos, la llegada a la presidencia del partido de Alberto Núñez Feijóo viene precedida por un ejercicio maquiavélico de lucha intestina por el poder y acusaciones cruzadas de corrupción que llevaron a su predecesor, Pablo Casado, a engrosar una ya larga lista de agraviados bajo el marchamo del destino de Julio César. Indudablemente, no ha sido esta la mejor carta de presentación de Núñez Feijóo –al que siempre lo acompañará la foto que se hizo junto a un conocido narcotraficante gallego en su yate– para dar al fin el salto de su Galicia al timón de mando en Madrid de un partido que hace apenas dos días ha pasado de querer desprenderse de su sede nacional para eludir la larga sombra que pesaba sobre ella a quitar el cartel de ‘se vende’ para sacar pecho de lo hecho, aunque haya sido, entre otras cosas, borrar pruebas de una supuesta caja b de financiación.

El PP es un partido muy español, tremendamente sui géneris, tanto que a veces su hoja de ruta no tiene reflejo alguno en el resto de la Unión Europea, donde sus colegas del PP europeo afinan la flauta con acordes completamente diferentes. Sirvan de ejemplo algunas de las medidas acordadas para hacer frente a la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania, que han puesto en solfa las iniciativas de oposición promovidas por el equipo del gallego.

El PP es un partido muy español, tremendamente sui géneris, tanto que a veces su hoja de ruta no tiene reflejo alguno en el resto de la UE, donde sus colegas del PP europeo afinan la flauta con acordes completamente diferentes

El acercamiento a la ultraderecha de Vox sin complejos, que también ha expuesto casi con luz y taquígrafos, es otra de sus principales cartas de presentación en el continente, donde un cordón sanitario frente a las formaciones de extrema derecha prima antes que promover cualquier tipo de acuerdos, aunque sean puntuales como en Andalucía desde 2018 o incluso en coalición de gobierno en la autonomía de Castilla y León.

Pero tampoco la economía como principal caballo de batalla del líder conservador le está sirviendo para avanzar posiciones de cara a una ansiada convocatoria electoral por parte del PP. Baste recordar que Feijóo ha sido el líder autonómico que, como presidente de Galicia, llegó a triplicar la deuda pública de su región (pasando de 3.900 millones de euros en 2009 a 11.300 en 2022) al tiempo que vaticinaba poco menos que el Apocalipsis por las políticas económicas del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez.

En definitiva, más allá de las formas, y tampoco, poco o casi nada ha cambiado en el recambio de Casado por Núñez Feijóo al frente del partido llamado a optar algún día a la jefatura del gobierno de España. El líder gallego mantiene un mantra unívoco al que diseñó Casado, basado en mucha propaganda, no poco ruido mediático y pocas nueces, donde al estudiado perfil de estadista que continuamente le diseñan sus asesores aún le faltan muchas aristas que sumar para conformar la imagen de un verdadero líder nacional.

Y todo ello sin entrar en el Feijóo carne de meme y de redes sociales, donde desde que llegó al poder del PP hace las delicias de una ingente tropa ansiosa de festines. No puede haber tanta casualidad ante tal cúmulo de dimes, diretes, Diegos y digos. Más de 1984, qué duda cabe.

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2 COMENTARIOS

  1. Nada nuevo, pero conviene hacer este tipo de reflexiones clarificadoras. Es inútil y muy inútil, porque sólo es listo y resolutivo para él. Si su hermana, prima, amigos se benefician sólo sirven a su persona, y es capaz de plantear una votación ajena a los intereses del partido cuando intentan desvincular su propia organización criminal para ajustarse a Madrid, donde Ayuso no controla ni se controla, pero sirve mejor porque tiene Asperger. o porque patea por delegación a cuantas cabras estorben a los cabestros al mando de ese rebaño de deficientes y votantes de simples ladrones. Resumidamente es mi lectura, y no creo que me vaya un renglón sobre la opinión de otro cualquiera que lo viese desde un punto de neutralidad. Ya sabía la opinión de Europa cuando se presentó para cerrar el convenio para los jueces. No juega porque no le da la gana y toma el camino de Ayuso sin el más mínimo sentido de estado, de responsabilidad o del ridículo.
    Como no cambie esto estamos bien jodidos. Sánchez es mucho mejor presidente, pero tampoco está jugando limpio.

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