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Farmacia Mir, la botica de los líos

Irregularidades, codicias familiares y otros tejemanejes en torno al establecimiento farmacéutico más antiguo de Andalucía

Juan-Carlos Arias
Juan-Carlos Arias
Agencia Andalucía Viva. Escritor
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análisis

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Quién le iba a decir a Antonio Mir y Maese que la farmacia que compró en 1809 por 2.000 reales de vellón tendría querellas familiares décadas después. La Farmacia Mir, la más antigua de Andalucía, sobrevivió hasta el pasado 2020 en la calle Lucena antequerana. La compró, según un contrato, la hija de un millonario por parte de su valor de mercado. Su historia persiste en juzgados malagueños. Ahí ventilan ‘irregularidades’ por codicia y los tejemanejes posibles que registran las farmacias españolas.

La primera ‘incidencia’ en la Farmacia Mir la centra su propio fundador. Don Antonio se licenció en Sevilla durante 1816; es decir, siete años después de comprar una próspera botica comarcal. Primero fue el negocio, después la licencia. En la botica fueron balsámicas las fórmulas magistrales elaboradas tras recetarlas médicos del siglo XIX hasta mediados del XX.

Los sucesores de Antonio Mir al frente de la farmacia que toma nombre de su primer apellido consolidaron un prestigio y oficio que los años confirmaron. La última propietaria de la botica Marina Mir de Rojas, fallecida en enero de 2021 con 89 años, desveló los peores empeños antes y después de sufrir deterioro cognitivo y el terrible Alzheimer. Aún en sus cabales, en la década de los 80 de pasado siglo, le pleitearon sus hermanos para repartirse la herencia de una farmacia con mucha historia. 

Aquel conflicto disgregó el apellido Mir de farmacia. Marina se quedó con la histórica. Se crearon dos boticas más. Una, en Málaga, el primogénito del boticario desechó seguir la tradición familiar por una óptica. La otra, en el barrio Girón antequerano, la explotan los tres hijos del fundador. Este dejó deudas al morir, vivió en Alemania con otra pareja y fue concejal del PSOE local. El deceso contrató, tras más de un año sin pagarle nada, a una regente a media jornada. Después, se pagó un despido sobre la propuesta de ‘baja voluntaria’. El multiabuso se saldó en juzgados con lágrimas de cocodrilo. Lloraba la botica, pero no sus dividendos.           

Decimonónico monopolio colegial

El perfil de la oficina de farmacia (OF) española es insólito en el mundo. Desde el siglo XIX es un negocio privado que explota una concesión pública. A diferencia de notarios, registradores o agentes de bolsa, los titulares de OF pueden heredar, traspasar, alquilar, ceder o hipotecar la licencia oficial. Quienes estudian Farmacia en la universidad saben que el libre ejercicio es una quimera sin una botica a heredar, alquilar o comprar.

La competencia entre boticarios es otro imposible. Implantar nueva OF exige permisos y concesiones de las autonomías. Distancias mínimas, población y otros requisitos limitan las candidaturas; casi siempre las logran los mismos. Éstas, los directivos de colegios farmacéuticos son invariablemente empresarios de OF en toda España. Los farmacéuticos empleados, docentes, funcionarios, investigadores, etc… se limitan a pagar imperativas cuotas colegiales y seguros. Entre empresarios de OF se compartiría jocosamente: ‘boticario sin botica, nada significa’.

El perfil de la oficina de farmacia española es insólito en el mundo ya que desde el siglo XIX es un negocio privado que explota una concesión pública

Por desgracia nuestras autoridades, esté quien esté en el poder, mantienen un monopolio de las OF que es contrario al interés público. Se antepone el beneficio, el negocio, de los empresarios de OF al déficit que registran las farmacias ‘poco rentables’. Haberlas haylas, como las meigas gallegas.

Dirigentes colegiales y de cooperativas farmacéuticas repiten, como agricultores con buena cosecha, que están arruinados, recortados o que la farmacia comunitaria llega hasta el último pueblo español. La realidad es otra: cerraron boticas de pueblo con la pandemia, hay traspasos millonarios en extrarradios urbanos, algunas OF abren más horas que antes y contratan a submileuristas licenciados/as en capitales o grandes núcleos españoles. Quejarse es una buena táctica, a modo cortina de humo, para el boticario-víctima que ostenta privilegios. Valdría un refrán: ‘Del cura lo que diga, del médico lo que haga y del boticario ni lo que diga ni lo que haga’.

En España apenas abren nuevas farmacias. Paradójicamente incrementó la natalidad, se venden más fármacos, envejeció la población y el Covid multiplicó la compra de mascarillas, desinfectantes, productos de higiene, belleza, cosmética, etc… Un vistazo a los portales de compraventa de OF da fe de los millones de euros que vale -por ejemplo- una farmacia en la España profunda, en cualquier pueblo perdido en el mapa. Gran parte de las ventas de OF se hacen en metálico. Así se orillaría la legalidad tributaria.    

Navarra es la única comunidad española que liberalizó la apertura de boticas. En el 2000 eliminó el límite de concesiones y redujo la distancia mínima entre farmacias. En 2005, el número de farmacias navarras aumentó un 80%, según la Comisión del Mercado de la Competencia. Navarra es la comunidad con más farmacias por cada 10.000 habitantes (9,3 %). Hay razones ocultas que en Navarra se desnudan: limitar o amortizar las OF que cierran sube la demanda en traspasos. Ejemplos como el navarro remediarían el grosero número de parados e infra pagados licenciados/as en farmacia españoles. 

Las pesadillas de Doña Marina

Marina Mir de Rojas (qepd) ejemplificaría a la víctima más vulnerable. Nunca imaginó que el sueño de perpetuar la Farmacia Mir hizo aguas con su hija más protegida, María Laura V. M., soltera y sin hijos que comenzó a trabajar con 33 años. Consta ahí como investigada por presunta estafa y apropiación indebida en el Juzgado nº 3 de Antequera. El galopante ‘deterioro cognitivo’ de la madre fragmentó, además, a sus siete hijos. 

La jurisprudencia sobre farmacias del Tribunal Supremo y Constitucional evidencia que sus dividendos los cobran, más veces que menos, los que ni pisaron la Facultad de Farmacia. Doña Marina ya sobre 2007 difícilmente seguía una conversación; a veces, ni reconocía a hijos o familiares. Su pasión por los crucigramas no palió la desmemoria, la pérdida de conciencia y un deterioro que certificó un neurólogo en 2009.

La rapiña de bienes pre-mortem de Doña Marina la aceleraría el Juzgado nº 2 de Antequera. Una demanda de una hija de la boticaria, Sofía V. M. documentó que el 30% de la Farmacia Mir se vendió en 2003 por 39.000€. Una tasación pericial de Asefarma evidenció un ‘precio vil e irrisorio’ situando el valor de la botica en casi 2.500.000€. El pleito acusó, tras desvelar vergüenzas que abochornan, maniobras dilatorias de Mª Laura.

Además, tras evidenciarse que Doña Marina era muy vulnerable en junio de 2011 vendió el local de la OF a María Laura, algo impensable en una boticaria fetén. Lo pagó con dinero de la vendedora, con auto-préstamo pagadero en 20 años. Vence cuando la vendedora tendría 100 años. Ya Mª Laura pagaba en plazos y sin crédito registrado el 30% de la OF y un apartamento alquilado por 550€/mes. Su nómina comenzó en 700 € al mes.  

La venta escritural del local fue concurrida. Fueron dos médicos (José Rafael R. G. y José M. R.) para ‘completar el juicio de capacidad’ de una anciana de 80 años. El primero ya vislumbraba muchos meses antes que padecía demencia senil: ¿En qué quedamos? Esta sería la pregunta que cabe formularle tan ilustres doctores, cercanos a la vendedora.

El notario otorgante, Jerónimo Moreno, fue notificado antes del deterioro cognitivo de la vendedora del local por una hija de la boticaria. El fedatario obvió la verdad con dichos médicos. A tan singular notario, fuentes consultadas por Diario16 en Antequera, lo califican unánimemente como ‘heterodoxo’, todo un eufemismo. 

Tal notario falleció, repentinamente, el 29 de diciembre de 2014. Apareció como Miguel Blesa, presidente de Bankia: en un coche y de cacería. Según su certificado de defunción el cuerpo se trasladó a un hospital de Almendralejo (Badajoz) y lo reconoció un empleado de funeraria que jamás lo vería antes. Su notaría quedó conmocionada. El fedatario extinguió cualquier responsabilidad con su desaparición física. DEP. 

María Laura V. M., tras fallecer su maravillosa madre, si consideramos los privilegios que le otorgó sólo a ella -ninguno al resto de sus seis hermanos-, declaró en el Juzgado nº 3 de Antequera el 23 de junio de 2021 que nada sabía de los males mentales de su madre. Un acta, sin embargo, revela que intentó tutelarla, ya con Alzheimer diagnosticado, ante el Juzgado nº 11 de Málaga en 2018. Caja, cuentas y gerencia de la Farmacia Mir los controló, desde 2008 hasta 2020.

Fuentes del sector calculan que en dicho período (2008-2020) se facturarían sobre doce millones de euros.  Farmacia Mir registra tres empleados fijos más varios temporales. Sería una incógnita dónde fueron, durante los 12 años citados, los beneficios de la botica.       

Tutor de altos vuelos

Al descubrirse las vergüenzas y transacciones atípicas entre madre e hija, que siempre favorecen a María Laura, cuatro hijos de Doña Marina demandaron su incapacidad. Por manifiesta incompatibilidad a María Laura se le denegó previamente su intento de tutelar a su madre. El Juzgado nº 11 malagueño adjudicó la tutela en favor del primogénito de la boticaria, Antonio V. M. Actuaría como si detentara el rancio mayorazgo.

Alertas de fiscalía sobre cuentas corrientes ocultas estrenaron al tutor en el cargo. Presentó al juzgado cuentas a destiempo y hasta fue demandada su remoción en vano. Su único propósito sería vender la más que bicentenaria Farmacia Mir a Rosario Mª Luque Moreno por 1,2 millones de €, según reza una escritura. El valor de mercado de tal botica cuadruplicaría la suma consignada oficialmente. Una tasación, decíamos, de 2003 situaba el precio de esta farmacia en justo el doble de lo ‘vendido’ en 2020.

Tal venta escriturada es llamativa. Permanecerá trabajando en la farmacia, hasta su jubilación y blindada por contrato, la covendedora, María Laura. Además, ella tiene la propiedad del 100% del local. Fuentes inmobiliarias consultadas en Antequera cifran una renta mensual de más de 4.500 euros. Nos preguntamos ante tanta paradoja: ¿Es un negocio redondo o fiducia

La escritura de venta de la Farmacia Mir no incluye autorización de compatibilidad del tutor (Leyes 53/84 y 7/2007). Antonio V. M. es doctor ingeniero aeronáutico y alto funcionario del Ministerio de Transportes. Ejerce como jefe de Contratación en AENA-SME.  Su liquidación de la tutela ejercida detalla que, en algunos bancos, canceló fondos con cheques de ventanilla. Su pregonada trasparencia fue ilusoria. La gestora aeroportuaria española es una Sociedad Mercantil Estatal que cotiza en el Ibex 35 y controla Comisión Nacional del Mercado de Valores-CNMV.

Testamentos, Bidafarma y ‘préstamos’

El testamento de Doña Marina se otorgó en 2011 ante los mismos médicos-amigos-vecinos y notario indicado. Una ampliación posterior, sin médicos que validen la capacidad de la testadora, expresa literalmente que “no se le sea adjudicada participación alguna” de la Farmacia Mir a su hija Sofía en favor de la hoy investigada, María Laura, y el resto de hermanos. Su libre voluntad hace más aguas sobre la capacidad mental de una anciana diagnosticada años antes con un ‘deterioro cognitivo’ que se agigantó años después hasta desembocar en un Alzheimer. 

La defensa de la investigada María Laura V. M. y su fallecida progenitora protagoniza una nueva afrenta a la voluntad y creencias de Doña Marina, ferviente católica-apostólica-romana. Ella se formó en un colegio-internado de religiosas. Sus años universitarios los pasó en un centro de monjas; una hermana -ya fallecida- fue inclusive monja muy vaticana.

Pues bien, su abogado es Jesús Pedrosa Cruzado, también reputado pastor evangélico. En su pandilla juvenil antequerana le apodaban -cariñosamente- ‘El Bicho’. A dicho letrado no lo elegiría Doña Marina, de estar en sus cabales y según fuentes familiares, ni bajo tortura si supiera del credo [legítimo acorde a la libertad religiosa que -constitucionalmente- disfrutamos los españoles] que practica dicho jurista. La defensa de la denunciante la ejerce el abogado Manuel León González.

En el sumario penal del Juzgado nº 3 de Antequera encontramos incidencias. Una es la respuesta a la Magistrada sobre facturación de Farmacia Mir, cooperativista de Bidafarma SCA. Su responsable contencioso, Carlos Muñoz Merino, pide que “le especifiquen el titular de la farmacia”. Sería como si al camarero pedimos paella y nos pregunta si se añade arroz en cocina. La atípica réplica de Bidafarma retrasará la instrucción meses tras dos archivos y sendos Autos de la Audiencia malagueña que piden activar la denuncia de Sofía V. M. Cuando a la verdad se le cierra la puerta entra por la ventana. Valdría decirlo en este caso.  

Además, la respuesta de Bidafarma no sería aislada. Evidenciaría que las cooperativas de boticarios serían reacias a compartir con juzgados y Hacienda las compras, pagos, ventas, rappels y beneficios de sus socios. Una llamada de Diario16 al señor Muñoz Merino confirmó que la soberbia no es patrimonio de una minoría en el negocio de las boticas. La opacidad de la investigada, más sus telegráficas respuestas a la jueza instructora, no descartan más dinero prestado de Doña Marina. Tampoco se obviarían más visitas, con o sin médicos-amigos, al fallecido notario.

Como se ve, las farmacias, la mente débil o enferma, la peor codicia y la prepotencia dan trabajo a la justicia. Su amparo tiene la última palabra sobre la extinta Farmacia Mir. Según indicaron a Diario16, la defensa de la denunciante no descarta ampliar ilícitos imputables al tutor de la boticaria fallecida y los citados médicos. La moraleja del caso está pendiente de epílogo. Pero valdría una máxima bíblica: las maldades que se hagan a hermanos y padres las multiplicarán los hijos.        

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5 COMENTARIOS

  1. Por favor, demuestre alguna mentira publicada. Insultar sin pruebas es fácil y cobarde. Más cuando ni te llamas ‘Leslie’ ni has escrito el mensaje.

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