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Falta de empatía

María José Sánchez Soria
María José Sánchez Soria
Mujer y socialista. Activista social y curtida por mil frentes en la vida. Optimista vital en cada lucha y animosa en la dificultad. Hija del 64 y heredera de todas cuantas me precedieron en la búsqueda de justicia.
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análisis

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Cuando estos días escucho hablar a mis vecinos sobre la tragedia de la isla de La Palma, aún me asombra la falta de empatía que tienen muchos de mis paisanos. Cosas como : “ ¿A quién se le ocurre construir en zona volcánica? ¿Que esperaban que sucediera si viven sobre un volcán?” me hace sentir vergüenza ajena.

La gente no es consciente de que las Islas Canarias se han formado por los diferentes volcanes que tienen sus islas, que la gente de La Palma, nacieron allí, sus padres son palmeros, sus abuelos son palmeros y que forma parte de su vida. ¿Es tan difícil de entender?

Da la sensación de que algunos lo dicen, como queriendo desentenderse del problema que tienen por la erupción del volcán, como si les fueran a atracar en cualquier momento, a pedirles que vacíen sus bolsillos. ¡Me parece mentira la falta de empatía y solidaridad de algunos de mis paisanos!

Son los mismos, que cuando han ido a Tenerife, se han hecho fotos en el Teide, como si el Teide no fuera el volcán más grande de las Canarias, o les ha hecho gracia ir a Fuerteventura o Lanzarote a ver como se frien los huevos o chuletas con los rescoldos de sus volcanes, y no pensaron en el peligro que puede entrañar eso. No conocen, ni han estudiado lo que pasó en Pompeya, pero están siempre prestos a criticar todo lo que desconocen, demostrando con ello su ignorancia y su petulancia.

A pesar de ellos, hay gente solidaria, que enseguida se han movido para recoger ropa, comida, y lo más necesario para todos esos palmeros que se han quedado sin nada, prácticamente con lo puesto. Se han abierto cuentas solidarias en varias entidades bancarias, para ayudar a las víctimas. Lo que hoy les está pasando a ellos por la furia de un volcán, puede pasarnos mañana a nosotros, por un fuego, unas inundaciones, o cualquier forma de catástrofe natural, contra la que no podemos hacer nada, salvo asumirla y comenzar de nuevo. ¡Seamos solidarios y empáticos con el sufrimiento ajeno!

A mí como seguro que a muchos de ustedes, les habrá dado por pensar en la misma situación ¿qué me llevaría yo, qué sería indispensable para mí? Para mí es indispensable salvar los álbumes de fotos de mis padres, mis abuelos, mis suegros, mis tíos, mis amigos desaparecidos y algunas cosas personales que he “heredado” de ellos. Eso es lo único que no tiene retorno, es lo único realmente válido de entre todo lo que tengo: mis recuerdos, mis vivencias con todos mis seres queridos, lo demás es todo intercambiable, nada de lo que tengo es indispensable.

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1 COMENTARIO

  1. Y no te digo ya de los periodistas que están allí molestando a los paisanos, a las autoridades, a los técnicos especializados, a los militares y cuerpos de especialistas que además son los que ceden su trabajo y sus informaciones, o las divulgan por canales de acceso público y gratuíto. Pero el morbo puede y vende, y sus caretos son y están por delante del volcán cada día y se pelean por estar en detrimento de otros compañeros de antipatía y dispatía común que para mí representa y merece un claro interés médico-psiquiátrico.
    A mí me dan asco; noxo dicimos aquí. Y a aquellos más lentos les ocurrirá dentro de poco, cuando empiecen a hablarnos de solidaridad sin haber puesto un chavo.

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