Con gran dolor por mi parte, y en contra de lo que sería mi deseo, debo escribir estas notas a propósito de la extraordinariamente prematura muerte de mi amigo Hatuey de Camps. Los grandes de cada país tienen que permanecer más tiempo entre todos nosotros porque es mucho lo que les necesitamos por lo que, consecuentemente, nos dan.

De Camps lo ha sido todo en la política de República Dominicana, desde sus trece años cuando comenzó su activismo en el PRD asumiendo ya entonces la apertura de la primera sede de ese partido en su Cotuí natal junto con su hermano Miguel Antonio. Fue su padre el promotor de esa iniciativa, una persona comprometida en la lucha contra el tirano.

El país caribeño acababa de librarse del dictador Rafael Leonidas Trujillo y se abría a las libertades y a la convivencia en democracia.

Jóvenes de entonces comenzaron a comprometerse con el desarrollo en paz de su país militando en las diferentes opciones partidistas.

Hatuey lo hizo en el PRD de sus años primeros en donde se encontraban otros dos de los más grandes de la política dominicana: Juan Francisco Peña Gómez e Hipólito Mejía. Peña moriría igualmente antes de lo que nadie de los que le queríamos hubiéramos si quiera pensado. Mejía conquistó la Presidencia de la República y dejó dirante esos años el sello de una forma de ser que se manifiesta en la voluntad y la creencia de que las cosas pueden cambiar. Se pueden cambiar.

Hatuey estudió Filosofía y Letras, fue doctorando en la Complutense de Madrid, y en UASD de Santo Domingo en donde se integra en los movimientos estudiantiles.

En 1965 el pueblo dominicano se levanta en contra de la ocupación de las tropas de los Estados Unidos que dos años antes habían acabado, por la fuerza de las armas, con lo la voluntad política de los dominicanos. Los de Camps, padre e hijo, integran un comando que resiste en el Hotel Comercial de la calle del Conde en la Zona Colonial.

De nuevo compromiso y voluntad al servicio de su pueblo.

Conocí a Hatuey de Camps en una Asamblea del PRD en el año 93 donde igualmente conocí a otra de las grandes, Milagros Ortiz Bosch y a mi amigo el Presidente Hipolito Mejia. En esa asamblea es donde quiero recordar  se designó a los candidatos/as al Senado, que presidía entonces el Presidente Peña Gómez, siendo Hatuey el secretario general del PRD.

Personalmente quiero y debo expresar que fue una persona que me respetó y creyó en mi trabajo de asesoramiento político, sin dudar, Más aún incluso cuando ya no militaba en el PRD en la campaña presidencial de 2012 , aunque acompaño y apoyo a su partido de siempre el PRD en alianza en la campaña electoral . Desde su posición en dicha campaña era Hatuey el que me daba aliento para superar las zancadillas y deslealtades  que sufríamos el equipo que yo dirigía desde la máxima responsabilidad No obstante el grupo del «españolito”, personaje llegado muchos años atrás a RD con la ayuda de Felipe González, el porque no viene al caso, en donde se cobijaban los desleales «afectos» que manipulaba al confiado y bondadoso presidente Mejías. El tiempo dio la razón, y esta era también que en nuestro amigo y nuestro candidato existía una cierta influencia excesiva de confianza en cuanto a la administración de los afectos durante la campaña del 12 en favor de dicho grupo, Hatuy me lo recordaba a diario deseando favorecer siempre al candidato del PRD.

Siempre recordaré como Hatuey no dejo de invitarme jamás en ninguna Navidad a su fiesta familiar, aunque me encontrase en España.

Fue un revolucionario y un amigo.

Finalizo recordando el momento en el que el Doctor José Francisco Peña Gómez me lo presentó públicamente durante la celebración de una asamblea del PRD en la que me dijo con todos los asistentes aplaudiendo: “Amigo y compañero Manolo este es el Alfonso Guerra de Dominicana”

Fue una muy prestigiosa presentación a favor de Hatuey  y considerada para mí…

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