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Exias y rexias

David Almorza Gomar
David Almorza Gomar
Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.
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análisis

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Boris Pérez leyó la palabra Vigorexia y comprobó que aún no la recoge el Diccionario de la Real Academia. La palabra se refiere a una obsesión excesiva por desarrollar los músculos. Sintió curiosidad por la terminación “exia” que encontró repetida en otras ocasiones y localizó una explicación.

Estas palabras son neologismos que se han formado para el castellano a partir de palabras que ya existían en griego. Como médico, Boris recordó el caso de la palabra pirexia (fiebre esencial, no sintomática), que se forma a partir de la palabra griega “exis” que significa estado, lo que sería algo así como un estado febril. O también apirexia, que sería un estado de falta de fiebre. Sin embargo papiroflexia (arte o habilidad de dar a un trozo de papel, doblándolo convenientemente, la forma de determinados seres u objetos) es un híbrido de griego y latín, donde “flexia” procede del latín “flexus”, participio del verbo “flectere” que significa torcer o doblar.

Pero igual que ocurre con la palabra vigorexia, Boris comprobó que hay otras que se están empleando ahora y que tampoco están incluidas en el diccionario, como Ortorexia (obsesión por la comida sana) o Tanorexia (obsesión por conseguir un bronceado en la piel).

Cierto día comentó estos descubrimientos con su amigo Epaminondas, un historiador griego, en una conversación en la que quiso indicar la actualidad que está teniendo la palabra griega “exis” en el idioma castellano. Sin embargo Epaminondas había desarrollado una particular teoría distinta al respecto.

Explicaba que, según su propia teoría, las palabras que terminan en “rexia” se corresponden con una asociación natural del cerebro humano, y que “rexia” en griego clásico también hacía referencia a una profesión. Así le dijo que vigorexia debía interpretarse como la profesión de mantener el vigor, y de quien se dedica a ello, como ocurre en la preparación física; que ortorexia es la profesión de difundir una dieta sana, y de quien se dedica a ello, como quienes se dedican al asesoramiento en nutrición; y que apirexia es la profesión de eliminar la fiebre, como por ejemplo en la medicina.

“Claro, claro”, dijo Boris, consciente de que su amigo Epaminondas profundizaba poco en las teorías que él mismo se inventaba. “Sigue pensando un poco más en esa teoría, seguro que vas por buen camino, y el próximo día que nos veamos me cuentas qué significaría, según tú, la palabra anorexia”.

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