Venezuela es un nido de corrupción. Lo estamos viendo en las decenas de miles de casos abiertos en los tribunales de España, Estados Unidos y de la Unión Europea con los llamados bolichicos, personas que se han enriquecido gracias a la corrupción de PDVSA y de otros organismos del chavismo y que, en muchos de los casos, han establecido su centro de operaciones en territorio español.

Sin embargo, el ansia de dinero de estos corruptos los ha llevado a lucrarse gracias a la situación de crisis humanitaria que vive el pueblo de Venezuela.

El dinero comenzó a llegar a México desde cuentas situadas en paraísos fiscales como Hong Kong, uno de los centros económicos más utilizados por los corruptos venezolanos que se hicieron multimillonarios alrededor del ex presidente de PDVSA Rafael Ramírez. El dinero también llegaba desde países como Colombia, Emiratos Árabes y Turquía.

Además, para obtener mayor volumen de beneficios, diferentes empresarios mexicanos, que ya fueron señalados en artículos anteriores, acordaron que se vendiera a Venezuela productos de baja calidad, sobre todo uno que es fundamental para el ser humano, la leche.

En realidad, lo que llega al pueblo venezolano es una fórmula láctea. Además, los envíos de alimentos eran vendidos al Gobierno de Venezuela con sobreprecio a través de la Corporación Única de Servicios Productivos y Alimentarios (CUSPAL). El precio de cada caja de alimentos que luego era distribuido en Venezuela tenía un coste real de 19 dólares, mientras que el gobierno de Nicolás Maduro pagaba 36,9 dólares.

Estos empresarios mexicanos han logrado crear un esquema de operación logística, fiscal y financiera que les permite enviar a Venezuela cajas de alimento en un flujo continuo y triangular de recursos a través de empresas pantalla que están situadas en México. Finalmente, el dinero termina en paraísos fiscales que, posteriormente, vuelve para iniciar nuevamente el proceso.

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre