La dimisión del secretario de Estado de Defensa, Ángel Olivares, no es casual. Aunque haya alegado «motivos personales», que nadie duda que los tenga, coincide esta decisión con los enfrentamientos de la ministra Margarita Robles con el vicepresidente segundo Pablo Iglesias respecto a la Guardia Civil, con las consecuencias del cese de Pérez de los Cobos y con la justificación de la ministra de Defensa a las decisiones de Felipe González respecto a la lucha contra ETA.

Fuentes de probada solvencia consultadas por Diario16 confirman que la manera de actuar de Margarita Robles en las últimas semanas induce a pensar que va a salir más pronto que tarde del Ejecutivo. Hay que recordar que Ángel Olivares estuvo en el departamento de Interior junto a Robles e, incluso, llegó a ser nombrado director general de la Policía durante el mandato de Juan Alberto Belloch. Su nombramiento como secretario de Estado de Defensa ya llamó la atención porque no era normal.

Defensa es una de las carteras clave dentro de cualquier gobierno, pero lo es aún más si tiene el control de los servicios de inteligencia. Hay que recordar que fue Pedro Sánchez quien retornó el control del CNI a Defensa tras la etapa en la que Soraya Sáenz de Santamaría lo controlaba desde la Vicepresidencia del Gobierno. Tampoco se puede olvidar que el secretario de Estado de la Defensa ostenta el cargo de presidente de ISDEFE, una empresa pública de consultoría e ingeniería, un organismo de élite clave porque el ministerio no podría funcionar sin él.

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Organigrama de la empresa pública ISDEFE. Fuente: ISDEFE

La salida de Margarita Robles provocará, evidentemente, una crisis de gobierno que debería ser aprovechada por Pedro Sánchez para quitarse a determinadas personas que, por falta de afinidad ideológica con el programa progresista del Ejecutivo, están generando inestabilidad en un momento en el que la ciudadanía exige precisamente lo contrario. Por otro lado, según confirman las mismas fuentes, la salida de Robles se da por hecha y ya se ha iniciado una especie de «guerra de sucesión» en la que se están cruzando múltiples intereses.

Por un lado, las relaciones entre Pablo Iglesias y Margarita Robles ha sido terrible. En la parte socialista hay varias sensibilidades o modos de entender el programa progresista. Lo mismo está ocurriendo en el sector más cercano a Pedro Sánchez. Por otro lado, según nuestras fuentes, a la hora de determinar al sucesor o sucesora de Robles tendrá mucho que decir el lobby armamentístico y, sobre todo, una vez que el CNI ha retornado a Defensa, la Casa Real también tendrá algo que decir…, como siempre ha hecho.

Además, la propia idiosincrasia del ministerio de Defensa es una de las claves para entender la gravedad de la crisis de gobierno que se avecina. Una de las características de este departamento es su transversalidad, lo que hace que muchas veces se haga muy difícil saber quién está al frente del mismo, si el o la ministra de turno o el secretario de Defensa. Este hecho es algo que se ha dado tanto en los gobiernos del PSOE como del PP. Se han dado ejemplos de personas que se han mantenido en el cargo a pesar de un cambio de partido político gobernante. La razón de que esto haya ocurrido así es la alineación con la Casa Real que, junto al lobby armamentístico, han participado en la toma de decisiones respecto a los nombramientos.

Un ejemplo de cómo tanto la Monarquía como las empresas fabricantes de armas tienen capacidad de decisión se vio en el cambio del CNI de Vicepresidencia a Defensa, un hecho que se debió a las tensiones existentes entre aquéllas y la Presidencia del Gobierno a la hora de seleccionar a la persona que ocuparía la cartera de Defensa tras la moción de censura. Finalmente, se impuso el criterio armamentístico.

La decisión de cesar al coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos fue adecuada, pero se adoptó sin marcar los tiempos políticos correctos, tal y como publicamos en Diario16. Un hecho que en el gobierno de coalición progresista parece que no se tiene en cuenta es que cuando se ocupan responsabilidades de poder tan importante como la toma de decisiones difíciles es vital elegir el momento idóneo para hacerlo porque tan perniciosa es la precipitación como la postergación. Como dijo san Ignacio de Loyola, «En tiempos convulsos no se recomienda hacer mudanzas».

Una de las consecuencias de haber tomado decisiones sin marcar bien los tiempos es, precisamente, los restos que dejan los errores porque pueden ser muy graves. Eso es lo que ha ocurrido en los últimos días y lo que ha generado las tensiones que han llevado a esta crisis de Gobierno.

2 COMENTARIOS

  1. O sea, corremos el peligro de caer en lo de siempre: al servicio del imperio. Por encima de tener un ejército instruido y eficaz, profesional y adaptado a las necesidades de España (con menos oropel, palabras huecas), parece ser que la necesidad principal es vender (o comprar) armas. Un retroceso. ¡Qué alegre estarán Morenés y su lobby!

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