El candidato Geert Wilders / Flickr Metropolico.org

Europa hoy respira hondo. El resultado electoral de las elecciones en Holanda, especialmente si gana la ultraderecha, puede ser el inicio de un cambio sin precedentes en el viejo continente. Alemania y Francia, especialmente, temen que esto anime a que en sus países también se apoye a los grupos políticos más populistas y que rechazan a los inmigrantes.

Los colegios electorales en Holanda han abierto sus puertas a las 07.30 hora local para dar inicio a unas decisivas elecciones parlamentarias en las que 12,6 millones de ciudadanos elegirán a su futuro gobierno.

El político antiislamista, Geert Wilders,  considera que Holanda tiene un problema marroquí, lo ha repetido hasta el último día de campaña. Sus planes son cerrar las mezquitas, prohibir el Corán y controlar las fronteras ante la inmigración musulmana. Eso tiene un tanto inquietos a cientos de miles de holandeses de origen turco o marroquí.

Holanda acude  a las urnas en una situación insólita para este pequeño país alejado de las grandes turbulencias mundiales. Los holandeses temen encontrarse en medio de una serie de intrigas y enredos por la repercusión internacional que genera el carismático  Geert Wilders, un populista xenófobo y antieuropeísta. A la preocupación por una intromisión de Rusia en el programa informático de conteo de votos y las noticias falsas difundidas en redes sociales con sello de Moscú, se añade el hecho de que personajes de extrema derecha próximos a Donald Trump hayan financiado a Wilders.

El candidato que vive protegido 24 horas y sin domicilio fijo por miedo a sufrir un atentado lideraba las encuestas hace unas semanas pero en los últimos tres días ha sufrido un retroceso que deja en cabeza al actual primer ministro, el libertal de derechas Mark Rutte. De todos modos, gane quien gane deberá entenderse con el resto de partidos dada la fragmentación del voto holandés, que se puede repartir hasta entre 15 formaciones. La mayoría de candidatos ya han adelantado que no incluirán en sus propuestas a Wilders, por lo que tiene prácticamente imposible formar parte del próximo Gobierno. Hay quien interpreta que para sus intereses personales es mejor mantenerse en la oposición y en solitario, donde no tenga que rebajar su discurso para llegar a acuerdos.

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