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Europa gira a la derecha

Las recientes elecciones en Francia y Hungría demuestran que el proceso de derechización se consolida en el viejo continente

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análisis

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Las recientes elecciones en Hungría y Francia corroboran el giro a la derecha en el continente, incluyendo a España, y la crisis de los partidos socialdemócratas clásicos, que han desaparecido de la escena política en Francia, Italia y casi toda Europa del Este. Portugal, tras una rotunda victoria de los socialistas en las últimas legislativas, se ha convertido junto con Alemania y España en uno de los pocos países gobernados por la izquierda en el continente.

Las elecciones en Castilla y León significaron en España una auténtica puesta en escena para la nueva derecha conformada ahora por dos grandes fuerzas, el Partido Popular (PP) y Vox, cuyos resultados superaron ampliamente a los obtenidos por la izquierda en casi 200.000 votos y en varios escaños. Gozando de una sólida mayoría, ambas formaciones han formado un gobierno de coalición que podría ser el comienzo de más gobiernos entre ambos partidos, bien en las comunidades autónomas como en los ayuntamientos. Para la izquierda, este pudiera ser el comienzo de la derechización del PP, mientras que la derecha arguye que los socialistas gobiernan en el ejecutivo central con la ayuda del brazo político de ETA, Bildu, los independentistas catalanes y Unidas Podemos.

A quien no le hizo falta ninguna coalición para gobernar en Hungría es a Viktor Orbán, líder del partido ultraconservador Fidesz, que obtuvo una rotunda mayoría absoluta con 136 de los 199 diputados elegidos en el nuevo parlamento húngaro y derrotando a una variopinta coalición opositora. Orbán, denostado en la Unión Europea (UE) y con malas relaciones con muchos de sus socios por sus controvertidas opiniones, formará un gobierno monocolor y, seguramente, seguirá implementando políticas de carácter conservador en Hungría que irritarán a muchos líderes de Europa, algo que al máximo líder húngaro realmente no le importa. Las buenas relaciones de Orbán con Putin, que darían para un capítulo aparte, también le han causado a Hungría su casi salida del grupo de Visegrad y el desprecio de muchos Estados occidentales, entre ellos los Estados Unidos y Ucrania. 

Francia, voto récord de la extrema derecha

En lo que respecta a Francia, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebradas en nuestro vecino país el pasado abril, el presidente Emmanuel Macron, por el gobernante partido oficialista del centro derecha Los Republicanos en Marcha, y Marine Le Pen, por la Agrupación Nacional, pasaron a la segunda vuelta, dejando atrás al resto de los candidatos. 

Como desastrosos podrían considerarse los resultados de los históricos Partido Socialista Francés, el Partido Comunista Francés y Lucha Obrera, que entre los tres no sumaron ni el 5%. Solamente la Francia Insumisa, liderada por el candidato presidencial Jean-Luc Melénchon, obtuvo un decoroso resultado y alcanzó el 21% de los votos en la primera vuelta presidencial, pisando los talones literalmente a la candidata de la extrema derecha y dejando muy atrás al resto del pelotón de candidatos derrotados.

Luego, en la segunda vuelta, el giro a la derecha, más concretamente hacia la extrema liderada por Le Pen, volvió a consolidarse porque pese a la derrota de la candidata ultra y la victoria de Macron, que dejó en el camino millones de votos con respecto a las elecciones de 2017, el voto hacia la candidata alcanzó al 42% de los votos, el mejor resultado de la extrema derecha en su historia en Francia.

Ahora, ya con todas las fuerzas francesas calentando motores para las legislativas previstas para junio, se perfilan claramente tres bloques políticos: el liderado por el partido de Macron, la República en Marcha, que podría aglutinar a todo el centro y la derecha ahora desperdigado y muy atomizado; otro conformado por la Agrupación Nacional de Le Pen, que habiendo superado el 41% por ciento en la segunda vuelta tiene la suficiente fuerza para rivalizar en las urnas con la izquierda y la derecha macronista; y, finalmente, está la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, que obtuvo el 21% de los votos en la primera vuelta presidencial y que podría liderar a la izquierda, cuyos partidos tradicionales, el Partido Socialista y el Partido Comunista, casi han desaparecido de la escena política francesa. 

Sin embargo, no todo son malas noticias para la izquierda: en la conservadora Eslovenia, sorpresivamente, el Movimiento Libertad, de corte progresista y liberal, rozó la mayoría absoluta en el legislativo esloveno, derrotando a la derecha gobernante liderada por Janez Jansa, y formará fácilmente gobierno con las otras dos formaciones de izquierda presentes en el parlamento. Pese a ser un aliento, la izquierda sufre una grave crisis de identidad en el continente porque, quizá, como aseguraba el politólogo Jorge Vestrynge en una entrevista concedida a Diario16, los partidos progresistas, socialdemócratas y comunistas en Europa han perdido su polo a tierra y se han alejado de las grandes cuestiones que preocupan realmente a los ciudadanos, perdidos en cuestiones pueriles y secundarias para la mayoría de ellos. 

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