Estados Unidos y la OTAN llevan años preparándose para una guerra contra Rusia

La crisis de Ucrania se está caracterizando por una tensión cruzada entre Rusia, Estados Unidos y la OTAN en la que, mientras el régimen de Vladimir Putin niega que tenga intención de invadir Ucrania, la Administración Biden y sus aliados europeos insisten en que dicha invasión será inminente. Da la sensación de que hay más ganas de bronca en los occidentales que en los rusos.

Esto podría explicarse, presuntamente, por los propios movimientos bélicos y estratégicos que tanto la OTAN como Estados Unidos han realizado en los últimos años.

2018: Preocupación en la OTAN

En el año 2018 existía una gran preocupación entre los oficiales de la OTAN por el hecho de que, en el caso de que aumentara la tensión bélica entre Europa y Rusia, la fuerza militar más poderosa del mundo quedaría atrapada en cientos de kilómetros de atascos y embotellamientos.

Los vehículos más ligeros quedarían atrancados tras los más pesados en las estrechas carreteras del este de Europa o los tanques caerían a los ríos, a los barrancos, porque los puentes no soportarían el peso.

En ese año la OTAN analizó que antes de una supuesta declaración de guerra por parte de Rusia, el aumento de la tensión representaría un grave problema para la Alianza puesto que tiene sus tropas desplegadas entre los países miembros que tienen frontera con Rusia y se verían obligadas a cubrir miles de kilómetros con unas infraestructuras que impedirían un despliegue acelerado.

Este hecho, viendo los antecedentes, podría ser aprovechado por Rusia para hacerse con el control de diferentes territorios en Ucrania, Lituania, Letonia, Estonia, por ejemplo.

La OTAN realizó en 2018 un simulacro para medir el impacto y, además de los problemas de tráfico, se encontraron con la burocracia que, por ejemplo, les obligaba a rellenar varias decenas de formularios para atravesar Alemania y Polonia.

Dentro de ese ejercicio se planificó un tiempo de respuesta de dos semanas para un traslado desde Georgia hasta los países bálticos. Tardaron cuatro meses.

Varios generales de diferentes países alertaron a sus respectivos países y a la propia OTAN ante esta situación. La presión ha sido tan grande, sobre todo desde Estados Unidos, que los problemas de movilidad de las tropas en caso de un enfrentamiento armado entre Europa y Rusia estuvo en la agenda de la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas en 2018.

Despliegue de 30.000 soldados americanos en Europa

En marzo de 2020, en plena crisis del coronavirus, el Ejército de los Estados Unidos desplegó en suelo europeo a 30.000 efectivos, además de material bélico para iniciar la Europe Defender 20, un ejercicio militar diseñado por la Administración de Donald Trump, en colaboración con la OTAN, para probar las estrategias a utilizar por parte de Estados Unidos y Europa cuando se produjera una amenaza que llevar a una hipotética guerra con Rusia.

A los militares norteamericanos se sumaron otros 7.000 efectivos de otros países de la OTAN.

Desde un punto de vista geopolítico, ¿por qué se llevó a cabo este ejercicio en una zona geográfica cercana a Rusia, con las consecuencias que podía tener? El gobierno de Vladimir Putin planteó numerosas objeciones a esta Europe Defender 20 y, viendo que no ha recibido respuesta alguna por parte de los Estados Unidos ni de la OTAN, colocó a sus tropas en estado de alerta máxima, lo cual genera un escenario similar al actual. Eso sí, ahora con fuego real.

En los primeros meses de la pandemia ni Estados Unidos ni la OTAN dudaron en realizar este ejercicio que tuvo una duración de 3 meses cuando, en realidad, se pudo haber pospuesto.

Tal vez, la respuesta a estos ejercicios se encuentren en la actual tensión en la frontera ruso-ucraniana y que las piezas en el tablero ya estaban colocadas desde hace años.