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España no puede seguir mirando hacia otro lado sobre el Sáhara y debe pararle los pies a Marruecos

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análisis

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Ayer lunes llegaron a Ceuta más de 6.000 personas procedentes de Marruecos según informó el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska. Sin embargo, fuentes oficiales han señalado que la cantidad de personas llegadas ayer podría ser mucho mayor, alrededor de 9.000.

La situación de tensión entre los dos reinos, España y Marruecos, parece ir en aumento.

Envío de tropas del Ejército español

Hoy el Gobierno de España ha desplegado al Ejército, con unidades de la Legión y de Regulares, haciendo patente su presencia en las calles de la ciudad autónoma.

Varias unidades del Ejército de Tierra han iniciado también su colaboración en las labores de control que se están llevando a cabo en las calles de Ceuta. Están presentes también en la zona del Tarajal, donde se encuentran la mayoría de personas recién llegadas.

El objetivo ahora es agrupar a los inmigrantes y prestar todo el apoyo logístico necesario tal y como ha anunciado la Delegación del Gobierno.

Situación nunca antes vista

El presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas, del Partido Popular, ha manifestado estar viviendo una situación nunca antes vista en toda su vida como presidente de la Ciudad, que suma ya más de veinte años.

En sus declaraciones ha señalado que «es el momento de la unidad y de la responsabilidad porque Ceuta es España y Ceuta tiene que salir de esto con España y ejercitando quien tiene las competencias y las capacidades, sus obligaciones, y me estoy refiriendo al Gobierno de la Nación».

¿Por qué dice esto el presidente de Ceuta? Ahora muchos se preguntan cuál es el significado de estas palabras, porque con la información que se ha conocido últimamente no es sencillo analizar la razón de esta llegada masiva de inmigrantes y las declaraciones del presidente de la Ciudad Autónoma.

Marruecos reclama Ceuta y Melilla

Precisamente el pasado mes de diciembre, el primer ministro de Marruecos dijo que Ceuta y Melilla son «marroquíes como el Sáhara». Unas afirmaciones que pasaron bastante desapercibidas en España, a las que no se quiso prestar atención debido al problema profundo que supone.

Saadeddine El Othmani defendió hace tan sólo unos meses que estas dos Ciudades Autónomas son de Marruecos, en el contexto que había creado Trump el pasado 10 de diciembre al reconocer la soberanía del Sáhara.

La respuesta de España fue inmediata: convocó a la embajadora de Marruecos y exigió explicaciones por las palabras del primer ministro sobre Ceuta y Melilla.

La embajadora, por su parte, respondió a España señalando que no había ningún cambio respecto a Ceuta y Melilla, y que se garantizaba a España que no había problema. Algo que, en estos momentos, no sería tan sencillo confirmar.

Precisamente estas declaraciones ponen sobre la mesa el problema que hay de fondo, al que el presidente de Ceuta hacía referencia sin explicarlo abiertamente.

La llegada masiva de inmigrantes procedentes de Marruecos (que a su vez, provienen de otras regiones africanas), supone un pulso que el reino de Mohamed VI le está echando a España, exigiéndole de manera «sutil» que se posicione sobre el Sáhara occidental.

El líder del Frente Polisario, en España

Hace tan sólo unos días se conocía que el líder del Frente Polisario, Brahim Gali se encontraba hospitalizado en La Rioja.

Brahim Gali estaba hospitalizado por COVID, y llegó a España con un nombre falso en condición de salud grave. El gobierno de Argelia hizo una petición formal al de España para que lo acogiera y poder ayudarle por razones humanitarias para recibir asistencia sanitaria.

Fue registrado en el Hospital como Mohamed Benbatouch, con nacionalidad argelina, pero inmediatamente la información real salió a la luz, generando una tensión sin precedentes entre España y Marruecos.

Gali tenía una investigación abierta en la Audiencia Nacional española desde el año 2016, pero nunca se presentó a declarar.

Según se acaba de conocer, el ministro del Interior, Grande Marlaska, se habría opuesto a recibir al líder del Polisario en España, y según señalan, advirtió «de las consecuencias» que esto podría traer consigo.

Y es que, la reacción que está teniendo Marruecos, podría tener que ver con su «advertencia»: en un comunicado publicado el pasado 8 de mayo, el Ministerio de Exteriores afeó la decisión del Gobierno de España de no informar a Rabat con antelación sobre la situación del líder del Polisario en España. Y en esta comunicación, consideraron que el hecho no fue «una simple omisión», sino «un acto premeditado, una elección voluntaria y una decisión soberana de España de la que Marruecos toma nota» y de la que se derivarían consecuencias.

Análisis

El hecho de que España haya querido desentenderse del Sáhara durante décadas, sin asumir su responsabilidad sobre un territorio del que era responsable, está trayendo consecuencias. De hecho, siempre las tuvo, pero no se puso el foco en ellas considerando que se trataba de un asunto que afectaba, supuestamente, a una población «reducida».

El hecho de haber abandonado a esta gente a su suerte, siendo ciudadanos españoles, pone en el foco ahora a España, que debería posicionarse de una manera clara ante lo que está sucediendo en estos momentos: la persecución y ataque continuo al pueblo Saharaui.

Sin embargo, España no quiere problemas con Marruecos. Y quizás pensó que dejando al pueblo Saharaui a su suerte, Marruecos lo tendría fácil para ir ocupando los territorios y, poco a poco, hacer una política de hechos consumados mientras la comunidad internacional miraba hacia otro lado. Pero no ha sido así, pues la comunidad internacional, aunque con perfil bajo, ha ido asumiendo el papel fundamental de la protección de los Derechos Humanos, y también el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.

España, como si el asunto no fuera con ella, ha querido jugar a tratar con cierto cariño al pueblo saharaui, como si les estuviera haciendo «un favor», pero sin complicarse en exceso la vida, intentando un equilibrio imposibile entre víctima y agresor. Esa «equidistancia» que al final, como estamos viendo, termina pasando factura.

La caja de pandora se abrió cuando Trump reconoció abiertamente la legitimidad del pueblo Saharaui, lo que encendió los ánimos de Marruecos. Alemania o Rusia también se han posicionado ya, y España intenta seguir actuando como si este tema no fuera con ella, porque evidentemente, llevarse mal con marruecos le acarreará problemas diarios mientras la Unión Europea se desentiende, una vez más de lo que aquí ocurre.

Ni las resoluciones de Naciones Unidas ni las competencias humanitarias son suficientes para que haya una respuesta contundente que le pare los pies a Marruecos de una vez por todas. Y es que los derechos del pueblo saharaui llevan demasiado tiempo siendo pisoteados, algo a lo que España ha contribuido con su inacción y siendo, fundamentalmente, la primera responsable de la situación en la que quedó el pueblo saharaui cuando lo dejó abandonado a su suerte en la década de los setenta.

España debe asumir ya, de una vez por todas, una posición contundente de defensa de los derechos del pueblo saharaui, le cueste lo que le cueste. Otra cuestión es, evidentemente, la cascada que esto generaría. Pero para eso se supone que están los organismos internacionales, la defensa de los Derechos Humanos y la necesidad de pararle los pies a los reyes que se creen que pueden utilizar a las personas como arma arrojadiza. Ya está bien, Marruecos, ya está bien.

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1 COMENTARIO

  1. España «regaló» el Sáhara Occidental a Marruecos a cambio del apoyo de EE.UU a la coronación de Juan Carlos I.
    https://www.ecsaharaui.com/2021/05/espana-regalo-el-sahara-occidental.html

    ECSaharaui.com se ha hecho eco de los documentos desclasificados por la Agencia Central de Inteligencia americana (CIA) sobre el abandono de España a El Sáhara. Se trata de más de 10 millones de páginas de más de 900.000 documentos desclasificados permite conocer lo que sucedió exactamente a partir de marzo de 1979.

    La anexión del Sáhara Occidental por Marruecos en 1975 fue por la fuerza y desembocó en una guerra», se indica en estos documentos desclasificados. La guerra del Sáhara que estuvo muy disputada entre el Frente Polisario y Marruecos, fue determinante la ayuda que recibieron los marroquíes por parte de Estados Unidos, Francia, España y Arabía Saudí gracias a las relaciones de Hassan II con Henry Kissinger, entonces consejero de Seguridad Nacional de EEUU y con los Saud de Arabía Saudí.

    El 21 de agosto de 1975

    El Departamento de Estado norteamericano da luz verde a un proyecto estratégico secreto de la CIA, financiado por Arabia Saudí, para arrebatar la antigua provincia del Sahara (270.000 Kms cuadrados) a España. Un territorio vital desde el punto geoestratégico, rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas. El plan consiste en invadir la zona mediante una marcha de unos 300.000 ciudadanos marroquíes (Marcha Verde), que se harían pasar por antiguos habitantes de la zona.

    El 6 de octubre de 1975

    Los servicios de Inteligencia del Ejército español informan a Franco, ya muy enfermo, de los planes de EE.UU en relación con el Sáhara Occidental y le piden que actúe en consecuencia.

    El 16 de octubre de 1975

    La Marcha Verde es anunciada por Hasan II, al mismo tiempo que el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU rechaza las pretensiones de Maruecos sobre ese territorio. Hassan II declara a este respecto: »Tenemos que iniciar una marcha verde desde el Norte de Marruecos hacia el Sur y del Este al Oeste. Tenemos, querido pueblo, que levantarnos como un solo hombre, con orden y organización para dirigirnos al Sahara y encontrarnos con nuestros hermanos allí».

    El 22 de octubre de 1975

    Arias Navarro, el presidente del Gobierno español en ese momento, manda al ministro José Solís a Rabatpara siguiendo las instrucciones de Franco para tratar de parar el órdago marroquí prometiendo negociaciones sobre el tema en cuanto la situación del dictador mejore.

    El 26 de octubre de 1975

    Da comienzo la Marcha Verde en territorio marroquí con la planificación operativa y la organización logística del plan corriendo a cargo de técnicos norteamericanos.

    El 31 de octubre de 1975

    Juan Carlos de Borbón se hace cargo de la jefatura del Estado español. Mostrándose muy preocupado por la situación en el Sahara. Ese mismo día convocó un Consejo de Ministros y se puso manos a la obra.

    Rabat envió el primer grupo de «marchadores verdes» al Sáhara el 30 de octubre, y no el 6 de noviembre, fecha oficial del inicio de la Marcha Verde, para bloquear una posible intervención de Argelia contra la invasión.

    El 31 de octubre de 1975

    Juan Carlos manifiesta su férrea determinación de ponerse al frente de la situación y envía a su hombre de confianza, Manuel Prado y Colón de Carvajal, a Washington, para solicitar la ayuda de Henry Kissinger. Es consciente de que una guerra colonial con Marruecos en aquellos momentos podría precipitar los acontecimientos al estilo de lo sucedido en Portugal y que podría perder su corona.

    El Secretario de Estado norteamericano acepta la mediación solicitada por Juan Carlos I e intercede ante Hassan II. Se firma un pacto secreto por el que Juan Carlos se compromete a entregar el Sahara español a Marruecos a cambio del total apoyo político americano en su próxima andadura como Rey de España.

    El 2 de noviembre de 1975

    Juan Carlos de Borbón visita las tropas españolas en El Aaiún en un viaje sorpresa. “España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres” y “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo”, alentaba a los militares españoles, a los que traicionará en las siguientes horas.

    El 6 de noviembre de 1975

    La Marcha Verde invade la antigua provincia africana española en virtud del pacto secreto entre Kissinger, Hassan II y Juan Carlos I y los legionarios españoles prudentemente retirados. La ONU urge a Hassan II a retirarse y a respetar la legalidad internacional.

    El 9 de noviembre de 1975

    Hassan II da por finalizados sus objetivos en el Sahara y retira los campamentos de la Marcha Verde. Los saharauis, traicionados por España, se aferran a la lucha armada.

    El 14 de noviembre de 1975

    Se produce la famosa Declaración de Madrid sobre el Sahara. Por ella se entrega a Marruecos toda la parte norte de la antigua provincia española: 200.000 Kms cuadrados de gran importancia geoestratégica, muy ricos en toda clase de minerales, gas y petróleo. A Mauritania, que los abandonará enseguida en beneficio de Marruecos, se le transfieren 70.000 Kms cuadrados del sur, los más pobres e improductivos.

    El Gobierno de Arias Navarro, con Franco moribundo, se limitó a ejercer de convidado en esta bochornosa actuación de España, con Juan Carlos I traicionando a sus propios ciudadanos, abandonado el campo de batalla sin pegar un solo tiro y entregando a su enemigo El Sáhara Occidental en toda su plenitud.

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