La fotografía que encabeza este artículo es la muestra real de quién manda en este país, y así lo hizo saber España a todo el mundo. Aquí manda Ana Patricia Botín, la representante de una «dictadura privada», y nadie más. Si no fuera así, muchas cosas serían inexplicables, como que el Banco Santander, con presuntas pérdidas ocultas calculadas en más de 22.000 millones de euros (según se indica en un recurso presentado ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea) recibiera, supuestamente, la ayuda del Estado y de Europa para hacerse con el Banco Popular por un euro.

El Santander está entre los bancos clasificados como «demasiado grande para caer» (too big to fail) y eso lo demuestra el hecho de que disponga, según las cuentas presentadas correspondientes al ejercicio 2019, de activos que superan los 1,5 billones de euros, es decir, por encima del Producto Interior Bruto de España. Por otro lado, el patrimonio de la entidad presidida por Ana Patricia Botín está calculado en 1 billón de euros.

Entonces, ¿a quién sorprende que en un acto de Estado, la presidenta del Santander esté sentada justo detrás de los reyes? En el protocolo, como en el sector inmobiliario, la ubicación es fundamental. Cuanto más cerca se esté de la presidencia del acto, en este caso de la Jefatura del Estado, más poder se tiene.

La presencia de Ana Patricia Botín en dicho lugar es la representación clara de quién manda de verdad en España, y lo estamos viendo en las reacciones que ha habido tras la pandemia. Las clases financieras y empresariales han sido las que más han presionado al Gobierno, junto con sus partidos y sus políticos cómplices, para reactivar la economía y eliminar las medidas preventivas de confinamiento o de restricción de la movilidad. Las consecuencias se están viendo ahora: rebrotes que colocan a algunos territorios en los mismos niveles de contagio que en los momentos más duros de la pandemia.

El objetivo de no frenar la actividad económica, sobre todo en el sector turístico, y las presiones que han recibido los diferentes gobernantes del país por parte de los empresarios (casualmente de las patronales, las que representan a las empresas más grandes) son las responsables de lo que está ocurriendo ahora mismo en muchos puntos de España.

Sin embargo, y a pesar de esto, Ana Patricia Botín estaba detrás del Jefe del Estado, cual Conde Duque de Olivares, mostrando al mundo que quien de verdad manda en España es ella, una «dictadora privada» y la clase a la que representa.

En una democracia, lo lógico hubiera sido que ese lugar hubiera estado ocupado por el Gobierno de la nación, el Ejecutivo elegido por el pueblo. Casualmente, ninguno de los que estaban en la presidencia del acto han ocupado sus puestos gracias al beneplácito de la ciudadanía, sino que, de un modo u otro, han sido impuestos por las clases dominantes del país.

Muchos medios de comunicación extranjeros se hicieron eco del homenaje de Estado a las víctimas del Covid19 y pudieron comprobar cómo Ana Patricia Botín ocupaba un lugar de privilegio y honor que, en realidad, no le correspondía por el daño tan absoluto que inflige cada día la entidad que preside.

¿Alguien podría explicar a la ciudadanía española si existió alguna razón institucional para que la presidenta del Santander ocupara el lugar que ocupó en el homenaje a las víctimas del Covid19? El pueblo tiene derecho a saber.

3 COMENTARIOS

  1. Como no iba a estar la » señora » botin sentada detras de los reyes,despues del regalo que le hizo el gobierno en este caso el de rjoy del pp.donde robaron la propieada del Banco Popular a mas de 300.000 FAMILIAS.Y aqui no pasa nada, roban con impunidad a los españoles y encima se rien de nosotros,faltaria mas.Y la corona o como le quieran llamar sabiendo de todo y callando,mejor no hablar.El odio y asco que tenemos mas de 1500.000 personas hacia estes sinverguenzas no tiene limite.

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