Si hay un partido que se la juega a “Todo o Nada” el próximo 13 de febrero es Ciudadanos.
Ocaso y supervivencia de Ciudadanos
Con un grupo de 9 de los 10 diputados (uno abandonó la formación y se pasó al grupo mixto) en el Congreso, el batacazo en las elecciones catalanas en febrero del pasado año, desterrados de la Asamblea y del gobierno de Madrid, con tránsfugas que abortaron la moción de censura en Murcia para gobernar con la extrema derecha y, con un ex secretario de organización en nómina de la sede nacional del PP, Fran Hervías, el panorama es desolador y aboca a la formación a su casi desaparición.
Desde que asumiera el liderazgo, Inés Arrimadas se limitó a gestionar la “herencia recibida” de su antecesor Albert Rivera, sin hacer nada para enderezar el rumbo de su formación ni en el fondo ni en las formas. No ha querido ni ha sabido tener un discurso diferenciador de las otras dos formaciones a su derecha. A tenor de los últimos resultados de la formación, entre original y copia, los votantes se han decantado por el original.
Recientemente, pero tarde y mal, Arrimadas confesó un mea culpa al admitir que se equivocaron en entregar todos los gobiernos al PP, incluso en comunidades autónomas como Murcia, Madrid, Castilla y León donde llevan una media de 30 años en el poder. El discurso de la regeneración que valía para echar de la Junta de Andalucía a “40 años de gobiernos socialistas” hizo aguas en el resto de autonomías gobernadas por los populares a quienes decidieron sostener con sus votos a pesar de reconocidos y mediáticos casos de corrupción en todas ellas.
La falta de credibilidad le ha pasado factura en las urnas y enfrenta a los naranjas a la que puede ser su última contienda electoral.
La alianza Podemos – IU
Tras la salida de la Vicepresidencia del Gobierno de Pablo Iglesias, las fuerzas que conforman Unidas Podemos han entrado en una fase de parálisis a la espera de la configuración de un espacio encabezado por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, del que se ha hablado mucho pero del que, hasta ahora, se sabe muy poco. El “Frente Amplio” no está pero se le espera……O al menos así lo desea una parte del electorado de izquierdas que deambula huérfano, desmotivado y sin rumbo.
Paradójicamente, Podemos e IU han sellado un acuerdo de cara a las próximas elecciones del 13 de febrero para ir en listas comunes por primera vez en Castilla y León.
Está por verse qué “tirón” tiene Unidas Podemos en esta primera cita electoral ya sin Pablo Iglesias y con un liderazgo de Yolanda Díaz que no termina de cerrar su proyecto.
El PSOE en tierra de nadie
En 2019, el candidato socialista Luis Tudanca ganó las elecciones por primera vez en la comunidad castellanoleonesa. Sin embargo, al no contar con el apoyo de Ciudadanos se debió conformar con ser el líder de la oposición.
La moción de censura fallida en marzo del 2021 tampoco le valió para fortalecer su liderazgo que fue de más a menos y que, a tenor de las encuestas, le será muy complicado mantenerse como primera fuerza política en la región.
En una comunidad esencialmente agropecuaria de pequeñas granjas y criaderos, sus compañeros de filas, el Presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page y, Javier Lamban de Aragón, poco le ayudan a posicionarlo como alternativa a los más de 35 años de gobiernos populares.
La defensa “de brocha gorda” de Page y Lambán al sector ganadero sin distinguir entre la gestión familiar y macrogranjas, en su mayoría en manos de multinacionales, ha abierto una brecha en el seno del gobierno de coalición a partir de un bulo difundido por las derechas sobre unas supuestas declaraciones del Ministro de Consumo, Alberto Garzón, al periódico de The Guardian y que el PSOE compró sin rechistar.
Cabe aclarar, que las afirmaciones de Alberto Garzón sobre el rechazo a la producción intensiva de macrogranjas se engloban dentro de la Agenda 2030 del acuerdo de gobierno entre Unidas Podemos y PSOE y, que los socialistas prohíben su instalación en los municipios y comunidades donde gobiernan.
En este sentido, las declaraciones del Ministro de Consumo al medio británico no contradicen en absoluto anteriores manifestaciones públicas del Ministro de Agricultura, Luis Planas, o del propio Presidente del Gobierno Pedro Sánchez.
En una comunidad autónoma donde existen un gran número de plataformas vecinales en contra de las macrogranjas, por su tibieza y falta de rotundidad en la defensa de su programa y de un ministro de su gobierno, el PSOE ha cedido la bandera ecologista y verde al partido de Garzón, que cada día gana más adeptos en redes sociales y dentro del sector de la ganadería extensiva que ven amenazada su economía por la irrupción de macrogranjas, mayoritariamente en manos de multinacionales cárnicas.
Cuando el PSOE podía acudir a la próxima convocatoria en las urnas vendiendo la exitosa campaña de vacunación contra el Covid, la bajada histórica del paro, la creación de empleo hasta recuperar los niveles pre pandemia y hasta una reforma laboral pactada con sindicatos y empresarios, ha optado por darse un tiro en el pie engordando una polémica estéril creada desde la derecha y sus medios afines.
Lamentablemente, la contienda electoral del 13 de febrero girará en torno a la defensa de las macrogranjas por parte del PP y, de rechazo por parte de la coalición de Unidas Podemos. El PSOE, no sabe, no contesta. Una vez más, los socialistas se han quedado en tierra de nadie.
La incógnita de la “España Vaciada”
Si Fernández Mañueco al disolver las cortes tuvo intención de “hacer un Ayuso”, no midió correctamente las diferencias demográficas y administrativas entre Madrid y CyL.
Partiendo de la base de que esta comunidad cuenta con 9 provincias y una dispersión poblacional de las más notorias del país, Fernandez Mañueco no contempló que las reivindicaciones de esa “España profunda” se formalizaran rápidamente en plataformas electorales en al menos 5 de ellas.
En la noche del próximo 13F finalmente se sabrá hasta qué punto ha calado en los votantes la defensa de esa España, de la que últimamente se habla mucho y, cuánto respaldo tiene en las urnas.
La irrupción de estas nuevas formaciones políticas de ideología difusa, más allá de la defensa del medio rural, añade una ficha más al complicado puzle de configuración de mayorías estables para la formación de un gobierno en la región.
La clave estará en saber si, en caso obtener representación, qué decisiones adoptarán finalmente y por quiénes se decantarán a la hora de dar el poder.
De todas formas, considerando, por ejemplo, que en la lista por Valladolid, 14 de los primeros 18 candidatos a procuradores provienen de Ciudadanos, puede anticiparse el sentido de su voto en una sesión de investidura y en la aprobación de proyectos legislativos posteriores.
Para Vox todo es beneficio
La cita del próximo 13 de febrero es una oportunidad única de la que Vox sólo puede sacar réditos; de ser una fuerza irrelevante en Valladolid puede pasar a exigir formar parte del gobierno de la Junta de Castilla y León condicionando las políticas de los populares en la región.
Está por verse si, en caso de sumar con el PP, viran su estrategia o si, por el contrario persisten en apoyar al popular Mañueco desde fuera, como en Madrid.
En el primer supuesto, a diferencia de sus socios europeos, el PP abriría las puertas de las instituciones a compartir gobiernos con la extrema derecha, hecho que el resto de ciudadanos no podrán obviar en las posteriores citas electorales en sus respectivas comunidades y en las próximas Generales para la Presidencia del Gobierno.
