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Escritores grandes sobre grandes escritores

Vargas Llosa y su admiración por Borges y Zweig y su pasión por los libros y escritores son abordados en apasionantes ‘tête à tête’ en ‘Medio siglo con Borges’ y ‘Encuentros con libros’

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análisis

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Hay algo de mágico cuando quien aborda la vida y obra de escritores insignes es otro autor no menos célebre. Qué duda cabe que existe algo de morbo incluso, que nos asoma a la curiosidad de comprobar si los egos se aplacan o no cuando estos literatos analizan la trayectoria profesional de compañeros más o menos coetáneos. Si difícil es que un escritor renombrado saque la daga de su funda para acribillar de un modo u otro el trabajo de otra celebridad literaria, no menos lo es que se suelte sin límites al elogio fácil. Estos duelos de titanes aguardan bellos momentos de lectura, tantos o más que una refrescante novela de misterio bajo una sombrilla o el best seller de turno entre chapuzón y chapuzón.

Borges, sobre la no concesión del Nobel de Literatura: “Esos caballeros comparten conmigo el juicio que tengo sobre mi obra”

Dos novedades editoriales asoman estos días de complicado desconfinamiento en plena canícula que no defraudarán en absoluto al lector ávido de emociones fuertes:Encuentros con libros, de Stefan Zweig, en una preciosa edición de Knut Beck, con epílogo también suyo, publicado por Acantilado con traducción de Roberto Bravo de la Carga. Y también los textos rescatados por el Nobel hispano-peruano Mario Vargas Llosa escritos sobre el más insigne autor en lengua castellana sin el galardón sueco en sus vitrinas: el argentino Jorge Luis Borges. Alfaguara publica Medio siglo con Borges, una colección de artículos, reseñas, conferencias y notas en las que el autor de Conversación en La Catedral se rinde a los encantos de alguien que comprendía a la perfección los enormes dilemas que tuvieron que sufrir los académicos suecos para no otorgarle jamás el merecidísimo premio: “Esos caballeros comparten conmigo el juicio que tengo sobre mi obra”, dijo haciendo uso de esa insigne humildad de niño bueno que siempre se le asomaba a su sempiterna sonrisa bonachona.

Con la humildad de un amanuense

Otro enamorado empedernido de los libros en sí como artefactos perfectos y también de sus autores, y sobre todo de la historia de la literatura en sí, es el austríaco Stefan Zweig, verdadero icono de toda una civilización en clara decadencia a la que él mismo le puso el punto y final de forma trágica desde su alejado exilio brasileño ante el advenimiento imparable de la barbarie nazi. Acantilado reúne en Encuentro con libros reseñas publicadas en la prensa escrita y también en los prólogos a la obra de otros compañeros literatos. Erudición, amplia cultura, elegancia, sencillez y un sinfín de cualidades se dan cita en estos textos de un escritor que abarcaba géneros literarios en su amplísima diversidad con la sencillez y humildad de un amanuense medieval. “Desde que existe el libro nadie está ya completamente solo, sin otra perspectiva que la que le ofrece su propio punto de vista, pues tiene al alcance de su mano el presente y el pasado, el pensar y el sentir de toda la humanidad”, escribía el vienés.

Sobre Borges, Vargas Llosa lo ha abordado con entrevistas diversas a lo largo de los años, reseñas íntimas e incluso algún que otro poema como ‘Borges o la casa de los juguetes’, con el que abre este interesante volumen de Medio siglo con Borges.  “Hechas las sumas / y las restas: / el escritor más sutil y elegante / de su tiempo. / y, / probablemente, / esa rareza : / una buena persona.”. Con estos versos dedicados a Borges finaliza su poema el de Arequipa. De escritor grande a un gran escritor.

Y por si faltaban dudas de la sensibilidad que estos grandes mostraban ante el indómito placer de la lectura, la literatura, la narrativa y los escritores, ahí van estas palabras del ensayista, biógrafo y novelista vienés en el artículo ‘El libro como acceso al mundo’: “Sigo recordando con toda exactitud el lugar, el día y la hora en que surgió dentro de mí esa sutil intuición que me llevó a comprender que nuestro mundo interior se va tejiendo con ese otro mundo visible y, al mismo tiempo, invisible de los libros”.

Asómense a los libros, a estos libros, a estos genios de la literatura, a su amor por el artefacto más perfecto jamás construido por la humanidad. Sabrán por qué estar enamorados de los libros es una pasión imperecedera, no admite divorcio ni vuelta atrás.

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