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“Es discutible afirmar que el peronismo es directamente el residuo de una dictadura”

El escritor y periodista Eduardo Bravo presenta el ensayo ‘AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón’ y vuelve a transitar los márgenes de la investigación oficial

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análisis

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Háblenos de “La triple A”.

Intentaré ser conciso porque es un tema tan apasionante y terrorífico como extenso. La Triple A, las Tres A o AAA son las siglas de Alianza Anticomunista Argentina, una organización parapolicial que comenzó a operar en el país sudamericano durante el tercer gobierno de Juan Domingo Perón, bajo el auspicio de José López Rega. López Rega era un antiguo policía aficionado a las ciencias ocultas que, a mediados de los años 60, viajó a España para introducirse en el círculo de Perón que, por entonces, vivía exiliado en la quinta 17 de Octubre, en Puerta de Hierro en Madrid. Poco a poco, Rega se convirtió en la mano derecha del general y, cuando Perón regresó a la Argentina y ganó las elecciones de 1973, Rega fue nombrado ministro de Bienestar Social, lo que, además de aumentar aún más su poder, le permitió utilizar las instalaciones del ministerio para almacenar las armas con las que se cometían los atentados. Además, y argumentando que los necesitaba para su propia custodia como ministro, Rega contrató a policías que habían sido expulsados del cuerpo por actividades ilegales y a los que no solo rehabilitó, sino que ascendió en el escalafón policial. Con esos colaboradores, Rega montó la Triple A, una banda criminal cuyo objetivo era acabar por cualquier medio con los militantes del peronismo revolucionario, con personas de izquierdas, sacerdotes implicados con las comunidades más pobres o miembros de cualquier otro colectivo, como profesores universitarios, artistas o periodistas, que ellos considerasen incómodo para sus intereses.

Juan Domingo Perón, junto a José Cresto, fotografiados en una cafetería madrileña.
Juan Domingo Perón, junto a José Cresto, fotografiados en una cafetería madrileña.

¿Por qué este libro?

Después de varios libros publicados e infinidad de artículos como redactor freelance, cada vez tengo más claro que escribir tiene mucho de autobiográfico. Tanto mis libros anteriores, Villa Wanda y Ummo. Lo increíble es la verdad, como este nuevo, AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón, tienen que ver temas que me llamaron la atención durante mi infancia y mi juventud. En la etapa escolar, por ejemplo, a mi colegio asistían alumnos cuyas familias habían tenido que exiliarse de Argentina a consecuencia de la dictadura cívico militar religiosa encabezada por Jorge Rafael Videla. Eran compañeros que tenían familiares desaparecidos o muertos y que, en algunos casos, también tenían padres que eran o habían sido militantes de alguna de las organizaciones armadas como Montoneros o el ERP. Además, en 1983, apenas unos meses después de que el PSOE ganase las elecciones generales con mayoría absoluta y cuando parecía que España dejaba por fin atrás la dictadura y el golpe de Estado, la revista Cambio16 fue secuestrada por publicar que uno de los escoltas de Fraga era miembro de la Triple A, lo que supuso el primer secuestro de una publicación en democracia, mucho antes del que sufrió El Jueves a consecuencia de la portada del príncipe Felipe y Letizia. Con el tiempo, fui poniendo orden en esos recuerdos y leyendo más cosas sobre peronismo, que en mi opinión es uno de los movimientos políticos más fascinantes de la época contemporánea, y cuando me di cuenta, había una línea que unía todo eso. Como para mí resultaba un tema muy interesante que consideraba que merecía la pena ser contado, me decidí a escribir el libro con la ilusión de que otras personas compartieran ese pensamiento y disfrutaran de su lectura.

“Políticamente, Latinoamérica ha hecho propuestas más interesantes para la realidad global en decadencia que las surgidas en Estados Unidos o Europa”

¿Qué le dirías a quien afirma que el peronismo es el residuo de una dictadura?

Si bien es cierto que Juan Domingo Perón fue presidente de la Argentina después de vencer con mayoría holgada las tres elecciones a las que se presentó como candidato, también lo es que en 1943 formó parte del GOU, un grupo de militares que, en 1943, protagonizaron un golpe de Estado contra el presidente Ramón Castillo. A pesar de ello, el hecho de que Perón fuera detenido en 1945 por sus compañeros militares cuando desempañaba su labor como ministro de Trabajo y Previsión y que dicha detención diera lugar al movimiento popular del 17 de Octubre, que pidió su liberación y forzó elecciones democráticas, hace que resulte discutible afirmar que el peronismo es, directamente, el residuo de una dictadura. También es cierto que hay muchos autores que consideran que, a pesar de haber llegado a la presidencia de la Argentina a través de procesos democráticos, los gobiernos de Perón pueden ser calificados de autoritarios porque estaban inspirados en el fascismo musoliniano, porque se perseguía a la oposición, a los disidentes dentro del propio movimiento peronista, se empleaba la propaganda como método para adoctrinar a las masas y se desarrollaba un indisimulado culto al líder y a su esposa. Aunque ese análisis podría ser válido, creo que ni siquiera en ese caso el peronismo entra dentro del modelo de régimen autoritario al uso. De hecho, una de las cosas más fascinantes del peronismo es su originalidad, sus contradicciones, su capacidad para desconcertar a historiadores o politólogos y su facilidad para adaptarse a los tiempos y a las nuevas generaciones obviando sin ningún pudor hechos y situaciones del pasado que pudieran perjudicarle. Por todo ello, creo que vincular peronismo con dictadura sin hacer mil y un matices sería, cuando menos, osado. Más aún cuando la historia argentina tiene infinidad de ejemplos de gobiernos dictatoriales en sentido estricto que poco o nada se parecen al peronismo y que tampoco pueden presumir de sus avances sociales —como el voto femenino, la equiparación legal de hijos naturales y los nacidos dentro del matrimonio o la ley de divorcio— que no pueden ser obviados ni por los antiperonistas más recalcitrantes.

Julio Troxler, miembro de ANAEL, sobrevivió a los fusilamientos de José León Suárez de 1956, lo que le convirtió en una preciada pieza para la Triple A.
Julio Troxler, miembro de ANAEL, sobrevivió a los fusilamientos de José León Suárez de 1956, lo que le convirtió en una preciada pieza para la Triple A.

¿Cómo fue el exilio de Perón en España?

En septiembre de 1955, la autodenominada Revolución Libertadora, un movimiento formado por militares contrarios a Juan Domingo Perón, derrocó al general de la Presidencia de la República. No era el primer intento de golpe de estado que protagonizaban. En junio de ese año, bombardearon a plena luz del día la Plaza de Mayo con la esperanza de asesinar a Perón, pero no solo no lo consiguieron, sino que causaron trescientos muertos y cientos de heridos entre la población civil. A partir de septiembre de 1955, Perón inició un exilio que le llevará por diferentes países, como Paraguay, Panamá, República Dominicana, Venezuela, hasta que, en 1960, llegó a España, donde fue acogido por Francisco Franco. Aunque ni a Perón ni a Franco les convencía la situación, pues se despreciaban mutuamente, el español entendió que tenía una deuda con la Argentina de Perón desde que Evita trajera carne y trigo a la famélica España de la postguerra, y el argentino consideró que era el menos malo de los exilios. Esa mala relación entre Perón y Franco se mantuvo durante todo el tiempo que el líder argentino estuvo en España. Por ejemplo, una de las condiciones que Franco le impuso a Perón era que no interviniera en la política argentina, cosa que Perón nunca obedeció. No solo recibía a militantes peronistas en Puerta de Hierro, sino que enviaba cartas e incluso cintas con su voz que entraban de manera clandestina en Argentina y que animaban a los militantes a continuar la lucha para acabar con la proscripción del movimiento y llevar de vuelta al líder a su patria. Cuando el actuar de Perón se tornaba insostenible o provocaba las protestas de las autoridades argentinas, Franco lo enviaba a Torremolinos, donde permanecía castigado unas semanas hasta que le permitía volver a Madrid. Una vez aquí, vuelta a empezar.

Tanto es así, que un día Perón burló a la pareja de la guardia civil que vigilaba su vivienda y salió oculto en el maletero de un automóvil rumbo a Barajas, donde tomó un avión de Alitalia con destino a Buenos Aires. Cuando la artimaña fue detectada, el avión fue obligado a aterrizar en Brasil desde donde regresó a Madrid. Y así siempre.

¿Cree que aún desde España se sigue viendo a Latinoamérica como un territorio exótico incapaz de proponer ideas posibles para una realidad global en decadencia?

Una cosa es que desde España se siga viendo a Latinoamérica con los ojos paternalistas del conquistador o del socialdemócrata occidental que mira al resto del mundo por encima del hombro y otra que esa visión sea acertada. De hecho, creo que políticamente Latinoamérica ha hecho propuestas políticas más interesantes para esa realidad global en decadencia que las que han podido realizar países como Estados Unidos o continentes como Europa que, en buena parte, son responsables de esa decadencia de la que habla. Sin embargo, me da la sensación de que, en muchos casos, esas propuestas no se han podido llevar a cabo justamente por la presión internacional de Estados Unidos y Europa, que son refractarios a cualquier propuesta que modifique la situación de la que disfrutan por muy decadente que sea. Tampoco hay que olvidar la severidad con la que se juzgan los resultados de esas propuestas procedentes de Latinoamérica cuando no salen del todo bien y que no es equiparable a la amabilidad y comprensión con la que se juzgan esos mismos errores cuando proceden de potencias como Estados Unidos o Europa. Por ejemplo, que Francis Fukuyama siga acaparando titulares después de su lamentable historial como analista político demuestra una desvergüenza que no sé si es imputable al propio interesado o a los medios de comunicación que continúan dándole voz y que no dudo que habrían sido implacables si planteamientos semejantes a los de Fukuyama hubieran sido enunciados o defendidos por un pensador latinoamericano. Con ello no quiero decir que Latinoamérica tenga las soluciones para el siglo XXI; sin embargo, creo que debemos ser más receptivos y menos soberbios ante otras formas de entender la política y cuestionarnos nuestro propio actuar a la luz de otras propuestas, entre otras cosas porque es un hecho que aquí tampoco tenemos la solución.

Cartel de busca y captura tras el secuestro y ejecución de Pedro Eugenio Aramburu.
Cartel de busca y captura tras el secuestro y ejecución de Pedro Eugenio Aramburu.

Otro de los grandes temas de su libro es el caso Almirón…

En 1975, muerto ya Perón, con María Estela Martínez de Perón, su viuda, nombrada presidenta de la República, con una brutal crisis económica y con los asesinatos de la Triple A en las portadas de todos los periódicos, la situación de José López Rega se hizo insostenible. Por esa razón, el gobierno argentino decidió que abandonase su puesto como ministro y viajase a regañadientes a España como embajador, aunque ese cargo nunca llegó a hacerse efectivo. Cuando López Rega llegó a Madrid, vino acompañado de su custodia personal, de la que formaban parte esos policías corruptos que él había rehabilitado y con los que había montado los comandos de la Triple A. Sin embargo, cuando le informaron que el Estado argentino no iba a pagarle los gastos de sueldo y manutención de esos guardaespaldas, López Rega, en lugar de pagarlos de su bolsillo, los despidió, lo que provocó que regresasen todos a Argentina salvo uno: Rodolfo Eduardo Almirón. Cuando la justicia argentina libró una orden de busca y captura contra López Rega, el exministro huyó a Suiza acompañado por Almirón que, posteriormente regresó a Madrid, sin trabajo ni dinero. Para intentar salir adelante, Almirón comenzó a trabajar en empresas de seguridad personal, algunas de ellas vinculadas a los hermanos Cortina, que eran conocidos de Manuel Fraga. Con el tiempo, Almirón se convirtió en el guardaespaldas personal del líder de Alianza Popular (posteriormente Partido Popular) y durante meses nadie reparó en ello hasta que, en 1983, a las puertas de las elecciones municipales, Cambio16 desveló la situación: que el guardaespaldas de Fraga había sido miembro de la Triple A.

La información, todo sea dicho, ya obraba en manos de Interviú que si no la publicó fue porque altos cargos de Alianza Popular se reunieron con Antonio Asensio, presidente del Grupo Z, empresa editora de Interviú, para pedirle que no lo publicase. Aunque intentaron hacer lo mismo con Cambio 16, en este caso JuanTomás de Salas no aceptó el acuerdo —o las presiones— y publicó el reportaje. A la semana siguiente de publicar un primer reportaje sobre Almirón, Cambio 16 fue secuestrado y lo mismo sucedió con el siguiente número. Aunque Alianza Popular anunció que se querellaría contra la publicación para defender el honor del guardaespaldas, entre otras cosas por el empecinamiento de Fraga de no prescindir de Almirón, a medida que pasaban los días, la situación se hizo tan complicada que desde el partido instaron la renuncia de Almirón, que dejó de ser guardaespaldas y se marchó a su casa con la indemnización correspondiente. Durante años nadie supo nada de Almirón, hasta que, a principios de los 2000, unos periodistas de El Mundo lo encontraron en un barrio de Valencia, lo que hizo que la justicia argentina reactivase su procesamiento y pidiera su extradición. Para entonces, Almirón había sufrido un ictus y no podía valerse por sí mismo ni entender qué le estaba sucediendo. Aunque los forenses determinaron que, a pesar de ello, podía enfrentarse a un proceso judicial, finalmente falleció en prisión sin ser juzgado ni condenado.

Juan Domingo Perón estrecha la mano de Rodolfo Eduardo Almirón, ante la mirada de Miguel Ángel Rovira.
Juan Domingo Perón estrecha la mano de Rodolfo Eduardo Almirón, ante la mirada de Miguel Ángel Rovira.

¿Qué memoria distinta a la que dejan los archivos periodísticos convencionales, nos dejas con tus libros anteriores ‘Villa Wanda’ y ‘Ummo’ y ahora con ‘AAA’?

Si bien es cierto que los tres libros beben de archivos periodísticos convencionales, de monografías sobre los temas que se tratan o de fuentes audiovisuales, creo que el atractivo de los tres títulos es que también incluyen otros materiales que, por ser más heterodoxos, no suelen ser tratados por los ensayos convencionales o, al menos, no de la forma desprejuiciada a como lo hago yo. En ese sentido, y además de esos materiales antes mencionados, mis libros incluyen numerosas referencias a la cultura popular de la época o a cuestiones sociológicas, porque creo que resultan clave para entender la sociedad del momento, así como entrevistas con personas que no necesariamente tienen que ver con el caso concreto, pero que pueden aportar una mirada diferente que enriquece el tema y facilitan su comprensión. En el caso de AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón, por ejemplo, el libro cuenta con entrevistas al biógrafo de J. Posadas, el líder trotskista que afirmaba que los extraterrestres habían alcanzado el socialismo porque para algo eran una civilización más avanzada que la nuestra; con Jorge Verstrynge, que era secretario general de Alianza Popular cuando estalló el caso Almirón; de Joan Manuel Baliellas, uno de los periodistas que encontró a Almirón años después y cuya investigación dio lugar a su procesamiento por la justicia argentina, o un testigo y víctima de uno de los atentados que se imputan a Almirón. Además, dado que mis libros no están dentro del canon académico, manejo esos materiales con todo el rigor pero también con mucha libertad, de manera que me puedo permitir el lujo de incluir las entrevistas completas, para que el lector no se quede únicamente con el dato concreto expuesto por mí como mediador, sino que pueda disfrutar de la narración de primera mano de aquellos que vivieron los acontecimientos.

¿La democracia ya no será nunca más lo que era antes o nunca fue lo que creímos?

Uy, creo que esta pregunta me desborda. Para no caer en lo obvio o en la charla de bar, creo que habría que delimitar muy bien el terreno de juego y empezar por definir qué entendemos por democracia y si esta se entiende de diferente forma o tiene diferentes características en los diferentes países que aparecen en el libro. Por otra parte, buena parte de lo narrado en AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón sucedió bajo gobiernos dictatoriales tanto en el caso de Argentina como en el de España pues no podemos olvidar que, si bien el sátrapa murió en 1975, hasta 1978 no se aprobó el marco constitucional y, aun así, todavía se mantuvieron leyes como la de Peligrosidad Social, que no se derogaron hasta entrados los 80. Por tanto, y con todo el respeto, me veo incapaz de responder esta pregunta de una forma medianamente sensata, aunque de lo dicho más arriba tal vez se pueda deducir que una democracia que comienza arrastrando rémoras de la dictadura que la precede y que no ha puesto en marcha procesos de reparación y justicia a las víctimas de la represión, ya empieza, como poco, regular.

¿Qué seguirá a esta memoria implosiva que está dejando en libros?

Si se refiere a si los libros tendrán algún efecto en el devenir histórico o en la sociedad, puedo afirmar con absoluta rotundidad que no sucederá nada. La historia nos demuestra que los libros, salvo títulos muy concretos, no cambian ni transforman nada y menos aún en un escenario de saturación informativa como el actual. Por otra parte, tampoco es mi intención que sea así. Si los lectores disfrutan de la experiencia y se animan a ahondar en esos temas porque les han parecido interesantes, será mucho más de lo que podría soñar. Por lo que a mí respecta y como decía antes, este tipo de trabajos me sirven para ahondar más en temas que me apasionan, poner un poco de orden en mi vida y en mis recuerdos, que no es poco, y a veces, por qué no, indignarme por las cosas que descubro a lo largo de la investigación. En este caso concreto, buena parte de los personajes que aparecen en AAA. Del peronismo mágico al caso Almirón han fallecido sin ser juzgados por lo que, a pesar de los crímenes y los testigos de los mismos, a efectos jurídicos son inocentes. La verdad es que es para indignarse.

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1 COMENTARIO

  1. Viví durante años en Argentina y por lo que pude observar, el peronismo es un movimiento bien asentado en las clases más humildes. En mi opinión, es un movimiento político, que salvo excepciones, no cuestiona el capitalismo; sino que pretende un mejor reparto de la riqueza producida, que siempre es por los trabajadores. Ahora bien, tiene dos piernas: una es un fuerte nacionalismo argentino y la otra lo que allí denominan, la justicia social.

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