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Envejecer

Antonio Fernández-Fígares Morales
Antonio Fernández-Fígares Morales
Presidente de la ONG Paz en Acción, director de Radionuevaera.es, Coproductor del programa Tiempo de Cambio, colaborador de la revista Ser Consciente, coach, empresario, escritor y conferenciante. Tiene un profundo interés por todos los conocimientos humanísticos, dedicándose al estudio de la Psicología, especialmente el análisis de C.G.Jung, mediante una introspección de más de dos años. Su interés por comprender al ser humano y su destino le lleva a estudiar también Filosofía durante ocho años. Se forma en técnicas bioenergéticas durante un año y medio, y meditación, tres años. Es colaborador en periódicos, televisiones y especialmente en numerosas radios. Desarrolla varios productos que comercializa a nivel nacional como: -CURSOS DE AUTOAYUDA (12 TÍTULOS) -REVISTA: EL MUNDO DE LO INCREIBLE –PROGRAMAS: ELIMINE SU ESTRÉS Y VALORES PARA UNA CULTURA DE PAZ -LIBROS: RELACIONES HUMANAS, TECNICAS ÉTICAS DE VENTA y ESTRELLAS DE ESPERANZA. Imparte el taller: SER CONSCIENTE EN EL AHORA.
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análisis

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El proceso de la vida, aunque tomemos medidas, que son muy positivas para mantener el cuerpo y la mente en forma, lleva inexorablemente a un decaimiento progresivo de la energía vital, y esto no es necesariamente malo, salvo que se quieran seguir corriendo maratones de cualquier tipo más allá de los 60 ó 70 años, en cuyo caso existe riesgo de extenuación, cuando no de colapso.

La juventud es un tiempo maravilloso que la ciencia intenta alargar, pero también es buena la madurez, y tal vez mejor en muchos aspectos, e incluso la senectud, al margen de sus incomodidades, es un tiempo de serenidad en que los ánimos están templados, la visión de las cosas es más profunda y completa, en cierta manera vamos camino de abandonar la vida cuando deberíamos empezar a vivirla. Es cuando más se aprecia el amor, la amistad, la paz y la armonía. Se necesitan años para hacerlo. Mientras tanto se vive como si no se fuera a llegar nunca a esa edad. Es verdad que las euforias de la juventud y la constructividad de la madurez son unas vivencias estupendas, realmente cada etapa de la vida tiene su guion, que es difícil saltarse. Últimamente se intenta vivir la eterna lozanía, y a veces se desoye la llamada hacia dentro del alma, que busca encontrar un lugar dentro de uno mismo para retirarse y estar, después de haber llegado a ser.

Dicen que uno se arrepiente de lo que no ha hecho cuando va siendo mayor, tal vez sea cierto para los que han basado su vida en la experiencia más que en hallazgo. El que ha estado buscando y encontrando, tiene un cofre lleno de piedras preciosas y monedas de oro. El que ha querido experimentar tiene recuerdos que son menos solidos por muy bonitos que sean y llenan menos.

Vivir queriendo regirse por lo que no le es propio es como si un manzano quisiera dar naranjas, y además denota inmadurez porque da a entender que se tienen los códigos de un tiempo que no le corresponde, y que ya ha pasado, para bien y para mal.

La juventud es un tiempo de carencia, que Dios en su infinita sabiduría ha compensado con un buen estado físico y mental, pero no hay experiencia, y sin experiencia es como saber cómo se nada sin haber nadado.

La madurez es un momento en que se quiere dejar una huella en la vida, y por eso se tienen hijos, se crea, construye, se establecen relaciones, casi todo exteriormente, pero ya va dejando un poso dentro. Ya no se vive tan superficialmente como en la juventud, uno hace alquimia con su alma, y va intentando transformar el plomo en oro.

Pero no siempre es fácil, y aunque tenemos ayudas, las amarguras, los pesares, los traumas, y toda la pirámide invertida de negatividad del ego nos contrasta para actuar de oposición a nuestro esfuerzo.

Es el momento en que se va decidiendo cual será el camino de los próximos años, la elección entre la autoafirmación, y la generosidad, que se producirá en cada paso del camino.

Nacemos llorando, y algunos, los más afortunados, mueren en paz. Las opciones que nos da la vida son limitadas y susceptibles de usos alternativos, pero lo que podemos elegir sin limitación alguna es nuestra actitud. Ver lo bueno en cada paso del camino, y no echar la vista demasiado atrás, porque nos podemos convertir en estatua de sal, vivir con ilusión lo que viene, enfocándonos plenamente en el presente, para sacarle el máximo partido y para no cometer errores, viviendo con consciencia es algo que puede hacerse a cualquier edad, aunque a veces los sueños de Ícaro nos despisten del ahora.

 

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