Según un informe de Naciones Unidas, la mayoría de los países están experimentando un envejecimiento de su población en las últimas décadas. De hecho, el envejecimiento de la población mundial se está convirtiendo en una de las transformaciones sociales más significativas del Siglo XXI.

Todas las regiones han experimentado un aumento considerable en la esperanza de vida desde el año 1950: factores que van desde el aumento en la esperanza de vida al nacer, pasando por la implantación de servicios sociales y sanitarios, hasta mejorar en la supervivencia de las personas mayores han sido las causas principales de este proceso. Además, se añaden otras cuestiones que han tenido una incidencia directa en el envejecimiento de la población mundial: la reducción de la fertilidad (gracias a los avances en las medidas de control de natalidad) o los ciclos de bonanza económica tienen una especial incidencia en la media de edad de la población. La inmigración es otro de los factores que tienen una incidencia directa en el envejecimiento de la población (envejecen los países que se dejan atrás, y rebajan la media de edad de los de acogida).

Según este informe, en el año 2015 había 901 millones de personas de 60 años o más, lo que suponía un incremento del 48% con respecto a los 607 millones de personas mayores que había en el año 2000. Entre 2015 y 2030, los datos estimados indican que el número de personas de 60 años o más, crecerá un 56%, pasando de 901 millones a 1400. De cumplirse lo calculado en este estudio, en el año 2050 la población mundial de personas mayores será más del doble de lo que fue en 2015, lo que supondría una cifra de 2.100 millones.

Es en las zonas del planeta que se encuentran en vías de desarrollo económico donde la proporción de los mayores se encuentra en los dos tercios del total mundial, siendo además su crecimiento en estos lugares mucho más rápido.

Teniendo en cuenta los datos que muestran la evidencia a la que la realidad se rinde, en el año 1982 se acordó el Plan de Acción Internacional de Viena sobre envejecimiento. Fruto de una Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, en este documento se realizaba un llamamiento para que se comenzasen a desarrollar acciones específicas en ámbitos de salud, nutrición, protección de los consumidores de mayor edad, vivienda y medio ambiente, la familia, el bienestar social, la seguridad de ingresos económicos y de empleo, así como la educación.

Casi diez años después, en 1991 la Asamblea General adoptó los Principios de las Naciones Unidas en favor de las Personas de Edad, donde se enumeraban derechos fundamentales de las personas mayores, entre los que se abordaban cuestiones como la independencia, la participación social, la atención, la realización personal y la dignidad. Así, un año después se adoptó la Proclamación sobre el Envejecimiento y se acordó que el año 1999 sería el relativo a las Personas de Edad, y el 1 de octubre sería celebrado cada año en este mismo sentido.

Será en la Declaración Política y en su Plan de Acción Internacional sobre Envejecimiento, en el año 2002, cuando se diseñe una política internacional sobre la materia, estableciendo como objetivo un cambio de actitud, de políticas y de prácticas multinivel para aprovechar el gran potencial de las personas mayores en el Siglo XXI. Así comienzan a adoptarse medidas tendentes al desarrollo de las personas mayores, la promoción de la salud y el bienestar en la vejez. Serán los gobiernos los encargados de propiciar y apoyar a esta población de una manera especial. Comienza a acuñarse el término «envejecimiento activo» desde este momento.

La Organización Mundial de la Salud define el envejecimiento activo como el proceso en que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. El envejecimiento activo permite que las personas realicen su potencial de bienestar físico, social y se centra en las personas mayores y en la importancia de dar una imagen pública positiva de este colectivo.

El Envejecimiento Activo, por lo tanto, pretende mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen, favoreciendo sus oportunidades de desarrollo para una vida saludable, participativa y segura. Implica asumir y entender esta etapa de la vida como un ciclo más en el desarrollo personal.

Teniendo en cuenta los datos expuestos, es evidente que se pretende reorganizar las estrategias mundiales para tener en cuenta a quienes serán la mayor parte de los habitantes del planeta en un futuro no muy lejano. Pero también hay un factor determinante: el económico. En términos globales, las políticas de envejecimiento activo contribuyen de manera directa al desarrollo económico y a la competitividad de las regiones europeas, influyendo en el mercado, en la sociedad y en la creación de empleo. Así se establecían los objetivos dentro de la estrategia del Año Europeo del envejecimiento Activo (2012). La Comisión Europea hacía hincapié entonces en la necesidad de abordar medidas concretas por parte de los gobiernos que pudieran ser tangibles y cuantificables.

A pesar de estas iniciativas, lo cierto es que en España la apuesta por medidas de envejecimiento activo han sido muy desiguales atendiendo a los diferentes territorios. Se elaboró entonces el Libro Blanco del Envejecimiento Activo, bajo gobierno socialista, dando una radiografía exhaustiva de la situación de nuestro país. Desde entonces se han implementado distintas áreas de trabajo, aunque la realidad demuestra que es un ámbito cada día más desatendido.  De hecho, actualmente estamos viviendo la preocupación social por la situación de las pensiones, quedando en evidencia el escaso compromiso con la situación de las personas mayores de nuestro país.

En 2013, Evan Briggs, un director de cine americano, presentó el documental «Present Perfect» donde se narra la experiencia de un centro de mayores de Seatle, que a su vez se estableció como jardín de infancia. Con este proyecto se muestra el punto de perfecto equilibrio entre los que viven sin prisa la vida y quienes tienen toda la vida por delante. En su momento, fue toda una revelación. Una evidencia de una propuesta con éxitos rotundos: la convivencia intergeneracional supone un beneficio sin sombras tanto para los más pequeños como para los mayores.

Pero no fue en Seatle donde lo descubrieron. Ni siquiera fue el primer lugar donde se desarrollaron estas técnicas. Una década antes, en España, una joven investigadora elaboro un método de envejecimiento activo que hoy, veinte años después, ha resultado ser todo un logro. Se trata del método Hoffman. Catalina, quien da nombre al método, acaba de establecer un acuerdo por el cual, la Universidad Complutense cursará estudios de posgrado para Especialista en Dirección y Gestión de Centros y Servicios Sociosanitarios para personas mayores basados en la metodología Hoffman. 

De entre todos sus programas, en Diario 16 hemos presenciado el que trabaja la convivencia intergeneracional. Gracias a un acuerdo de colaboración entre El Centro Vitalia Ferraz y el Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Rosales, durante una semana, niños de todas las edades pasarán una jornada completa realizando distintas actividades con los mayores. Cocinan, cantan, bailan, juegan con la foca Nuca (peluche-robot que se utiliza para las terapias), se cuentan cuentos, y plasman sus manos sobre pinturas de colores que, después, quedarán inmortalizadas como recuerdo en trozos de papel.

Daniel Valentín es uno de los profesionales del centro. Nos explica que esta actividad trata de unir dos mundos que parecen incompatibles. «Los niños no tienen miedo, ni prejuicios, son puramente naturales. Los mayores, en cierto modo, se sienten de una manera muy similar.» Hemos presenciado el día de los más pequeños. Pero también hay un proyecto, más prologando en el tiempo, y consiste en una acción de voluntariado por parte de los alumnos más mayores que acuden al centro de manera regular.

Valentín señala que no solamente es una práctica positiva en términos de afectividad, sociabilidad, sino que es muy importante a nivel cognitivo, suponiendo un enorme beneficio para frenar determinadas enfermedades degenerativas propias de la senectud. De manera proporcional, los beneficios para los más pequeños son también innegables: desarrollan su capacidad de empatía, aprenden desde pequeños a entender las distintas etapas de la vida, se socializan de manera natural con los mayores.

Este tipo de proyectos, ya desarrollados en países del norte de Europa y como Estados Unidos, se encuentran todavía en su fase más inicial en países como el nuestro, siendo prácticamente únicas las experiencias en los centros que dirige Catalina Hoffman. Para esta investigadora, galardonada por su método con el Premio Fundación Príncipe de Girona en 2013, «envejecer es un arte y, por ello, hay que aprender a hacerlo. Se trata, en definitiva, de que cumplir años sea un placer y para ello es fundamental transformar el concepto de envejecimiento por un modelo de vida activo, vital, positivo y saludable».

Diez datos de la OMS sobre el envejecimiento mundial:

1.- La población mundial está envejeciendo rápidamente.

2.- No disponemos de pruebas que indiquen que las personas de edad gocen actualmente de mejor salud que la que tuvieron sus padres.

3.- Los principales problemas de salud que afectan a las personas de edad son las enfermedades no transmisibles

4.-Las condiciones de salud son distintas para cada persona de edad

5.- La salud en la vejez no es una cuestión de azar

6.- En la actualidad, podría haber más discriminación por razones de edad que por el sexo o la raza.

7.- Para aplicar medidas integrales de salud pública deberemos replantear por completo nuestra concepción de la salud en la vejez

8.- Los sistemas de salud deben adaptarse a las necesidades de la población de más edad

9.- En el siglo XXI, todos los países deben disponer de sistemas integrales de atención crónica

10.- Todos los sectores y sectores gubernamentales deben comprometerse para que los mayores gocen de buena salud

 

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